jueves, 20 de abril de 2006

EPIDEMIAS Y POLÍTICAS DE INCERTIDUMBRE


Una epidemia es una situación sanitaria en la que una enfermedad, normalmente infecciosa, se nos presenta ampliamente extendida en una población. Suponemos que por la amplia incidencia de una enfermedad ha dejado de ser oportuno hablar de "casos" y cabe hablar de una situación de mayor riesgo sanitario, social, político o de seguridad. Como puede verse la definición de epidemia tiene algo convencional y se define no sólo por criterios médicos sino también administrativos y políticos.

EPIDEMIAS: SANIDAD Y SEGURIDAD PÚBLICA

En efecto, las epidemias no sólo hacen enfermar y matan a personas. Tradicionalmente hemos asociado las grandes epidemias a procesos en los cuales el orden social y económico tanto como el moral y político se ven amenazados. Las grandes epidemias no sólo acaban con el individuo. Dañan a la comunidad y al propio Estado.

Muchas han sido las obras literarias en las que se nos ha reflexionado sobre este efecto “apocalíptico” de las epidemias. Recordemos La peste de Albert Camus ambientada en una ciudad (Orán) sitiada por la enfermedad o El Teatro y La Peste, ensayo de Antonin Artaud en el que analiza la reacción de la ciudad de Marsella en el siglo XVIII ante un brote de peste y funda sobre sus reflexiones una teoría sobre el teatro . Para ambos autores, las grandes crisis sanitarias desenmascaran y ponen al límite de su elasticidad a las instituciones humanas. Como un hombre que pasa una grave enfermedad se dice que se fortalece (o, al menos, muestra su fortaleza), una sociedad que supera una epidemia muestra la consistencia de sus organizaciones, costumbres y leyes sociales. Tampoco poco podemos olvidar el Diario del año de la peste (1722) de Daniel Defoe, el autor de Robinson Crusoe.

ESCENARIOS DE UNA POSIBLE PANDEMIA DE GRIPE

La posibilidad de que se produzca una epidemia de gripe humana grave es hoy poco más que teórica. Lo cual, claro, no la hace imposible sino todo lo contrario. La propagación de un virus de gripe aviar especialmente agresivo con las aves (el H5N1) y el hecho de que haya afectado a algunos humanos – en transmisión entre especies, un contagio difícil – ha llevado a la OMS a emitir una alerta de pandemia.

Rickard Sandell ha descrito varios escenarios posibles de evolución de la gripe aviar. Puede ocurrir que no exista ningún cambio en el virus H5 N1, es decir, que la población humana no se vea afectada salvo los “raros” (aunque muy peligrosos) contagios entre aves y humanos. Otros escenario nos coloca en la situación de un intercambio de genes entre algún virus de la gripe humana y la gripe aviar. Este caso generaría una pandemia de gripe a nivel mundial de peligrosidad media o leve ( los humanos contaríamos con algunas resistencias ante el virus recombinado). El escenario más peligroso sería aquel en el que el virus H5N1 mutara en su propio devenir evolutivo – sin combinarse con otros – y pudiera transmitirse entre humanos. Eso pudo ser lo que sucedió con la llamada gripe española de 1918 y su virus, el H1N1. Se cree que la gripe de 1918 mató entre 50 y 100 millones de personas.

La incertidumbre de todos estos escenarios de riesgo no debe conducirnos al pánico – no hay epidemia alguna real, salvo para las aves – pero tampoco a la despreocupación. El artículo de Sandell al que antes nos referimos plantea los peligros para la seguridad en los países de una pandemia grave. Todos los servicios básicos- desde la sanidad a la seguridad ciudadana, pasando por el trasporte o la energía podrían verse afectados. Se necesita información clara para la población, confianza en las comunicaciones entre los gobiernos y planes de acción local y global.



SIGNOS DE PREOCUPACIÓN

La OMS ha señalado que sólo 40 países del mundo ha desarrollado planes de prevención contra la pandemia de gripe. Más conscientes que nunca del carácter global de nuestros problemas, los países más desarrollados deben ayudar a los más pobres a planificar sus respuestas. Recordando a Inmanuel Kant, debemos decir que hasta un pueblo de demonios, es decir, seres malvados pero inteligentes, debiera darse cuenta de que el bienestar y la seguridad de su grupo depende, en el mundo interconectado, del bienestar y la seguridad de los otros. ¿Lograremos ser, al menos, demonios inteligentes?

Por otro lado, la edición española de Foreign Policy, nos recordaba en el número de abril mayo de 2006 la reacción del gobierno chino ante un brote de Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, en sus siglas en inglés) en 2003. Como comenta el autor, “aterra pensar que, si no hubiera sido por el valor de un médico chino iconoclasta que se atrevió a decir la verdad pese al enorme riesgo personal, la epidemia habría sido todavía más destructiva”. El artículo nos relata, casi al modo de una novela policíaca, las aventuras de algunos médicos y periodistas para sacar a la luz la realidad de la enfermedad que el gobierno quería ocultar. ¿Cabe esperar una colaboración entre gobiernos en un mundo en el que la competencia comercial parece que no tiene límites?

En fin, los gobiernos a nada tienen más miedo que al pánico de la gente.Por eso, dicen, nos ocultan información. Pensemos en el descenso del consumo de pollo cuando se desatan alarmas sobre la posible gripe aviar. Los ciudadanos debemos aprender a vivir en la incertidumbre y el conocimiento.

Las cosas son así; el mundo global en el que vivimos es así. Nos merecemos gobiernos que nos informen con claridad y la máxima objetividad. Y debemos exigirnos esfuerzo por comprender y participar.( ¡ DE ESE COMPROMISO TRATA C T S! ).

Ricard V. Solé: La pandemia de gripe: una amenaza global

Rickard Sandell: Pandemias : ¿Un riesgo para la seguridad?

Ministerio de sanidad y consumo sobre la gripe aviar
Ministerio de Sanidad y Consumo sobre planes de emergencia por epidemia