jueves, 27 de mayo de 2010

Sin título (pero con los huesos de fresa)


Decía ayer: Porque, como es sabido, mi alma sólo es soportable cuando está en los huesos.

Y llevé el alma a la pudridera para que la despojara el cuervo de toda la carne y sus redes nerviosas, de la experiencia y su doble, de la memoria y su sombra. Esta maniobra, inaceptable en lo público, se torna legitimable en el mundo de la privacidad más estricta, la que a nadie importa ni decirse puede que moleste a la Justicia ni a las vecinas o compañeros del tajo que, como todo el mundo sabe, se imponen a grandes saltos en la historia.

Se pelan los huesos y, en las alturas del Tibet o en la cercanía del Ganges -Mississippi, mujeres de atributos tradicionales (no confundir con la Venus de Willendorf) muelen tibia y omoplato, cráneo y coxis, y mezclan la polvareda harinosa con aguas de divertida procedencia, creando una papilla que mastican en múltiplo de siete hasta el amanecer del sexto dia. Y el séptimo descansan y se dan al baile, abandonándome como esputo cerca del campo de las fresas.

Soy su papilla - ya sé que no me entienden - y el sol me seca hasta reconvertirme en huesos del alma, alma roja que inhala el perfume de la fresa, su color y textura en la lengua ----- la lengua de la mujer el día de fiesta con aguardiante en las papilas, ganas de burla al macho y un organillo de charanga en la lejanía. Fresas que convierten el alma en impresión fugaz de color (y sólo sería eso si se mantuviera sabia el alma en el campo de las fresas, si no se dejara conducir por el deseo y su esclava, la palabra; si todo quedara arrumbado en el haz de las impresiones inconexas del que hablaba Hume).

Huesos de fresa, me reconstruyo como Golem entre las raíces; me prometo ser sólo osamenta para no volver a caer en la seducción de los ojos de las que bailan y hacen música con las piedras del suelo. Pero todo es inútil. El alma se levanta en esta verbena y se cubre de novísimo tejido nervioso color labios-fresa como el que redacta un poema transvanguardista. Nace en la broma la carne cuando los huesos vibran en un escote, debajo del remolino de la falda, con aguardiente y chiste y burla del macho sin hueso en su serpiente que ya tiembla (confundido el cimbreo con el movimiento del alma).

Cha-cha

..... Y la rueda me llevará a desear, de nuevo, el pudridero
porque..., como es sabido, mi alma sólo es soportable cuando está en los huesos.

Imagen: Venus de Willendorf;




miércoles, 26 de mayo de 2010

Sin título (con huesos)

Como la herida que se abre discreta en la piel no tiene conciencia ni cabe en rigor su figuración antropolátrica, no teme ni se duele y, por lo tanto, se muestra receptiva a las bacterias que muy pronto se instalan en sus costas como turistas de la necrosis y especulan con los colores bellos de la infección mientras, en la profundidad, palpita la materia grumosa del pus incapaz de comprender el cosmos o el papel de la razón en la historia de la humanidad, inconsciente, sí, pero siempre dispuesta a incrementar la producción de tejido morboso.

Como el alma sí tiene alma se duele del rozamiento de la zapatilla nueva y de la suave pasada por las cercanías de la ortiga. Por eso es el alma menos hospitalaria con las colonias de agentes infecciosos que desestructuran sus precarios equilibrios emocionales. Si el alma fuera inconsciente herida se dejaría atravesar por el amor y el odio sin más contraindicaciones que la de no pretender ocupar la habitación entera. Si en la buhardilla del alma no habitara mortal el alma sería gentil y democrática con los impulsos concupiscibles, marcaría un turno y un horario de visitas, echaría besitos a los niños y las niñas sin miedo a la pederastia. Mi alma, en el espejo, tiene la misma pinta que mi cuerpo, se duele todo el rato y más y más y más y más hasta confundir su desdicha con mi masoquismo. Luego se ríe tontiloca y cree la que la escritura salva.

El alma, si fuera herida sin alma, invitaría a las colonias de bacterias oportunistas a ocupar sus playas y, entre todos, crearían un milago de diversidad y sincretismo. Como la muy idiota se ha dejado crecer las redes nerviosas no tiene más remedio que llevarse agarrada de la cabellera - como el barón de Munchausen - toda entera al pudridero y dejar que lo buitres, los cuervos y el tiempo se encarguen de recuperar su osamenta.

Porque, como es sabido, mi alma sólo es soportable cuando está en los huesos.

lunes, 24 de mayo de 2010

Sin título (pero con marco de plata decimonónico para Poetry is not dead de Luna Miguel)



















Por Luna sé - ella es testigo de cargo - que el vértigo de la edad perdura en el tiempo. No hay consuelo ni sosiego porque nace del mareo de la carne que se entumece o hierve como mercurio de alquimista y de las uñas que pintadas de rojo o negro pierden sus velos de bailarinas para mostrar en la cutícula la falta de hierro o calcio o metáfora o mito.

Ella enseña porque es maestra del desierto y, a veces, parece un apache.

Por Luna sé que yo viajo en su cercanías - o en uno de esos autobuses que en la madrugada recorren los polígonos donde amamantan las putas- y solitario "atravieso el fuego de todas las canciones" (Reed), el hierro fundido e incandescente de mi medio siglo.

Luna me enseña que no hay terapia, que es la carne, estúpido, la maldita carne y sus huellas, la piel que hay que tatuar para que no nos convierta en fondo de armario.

(Por Luna sé que

El silencio
desaparece
con la carne).

Por Luna sé que mis gorriones de adolescencia - esos que en el frío- frío invierno de la meseta me acompañaban en el delito del poema y la pella y el cigarrillo y, con suerte, la cerveza - son platónicos arquetipos de sus gorriones del desierto.

El gorrión esconde bajo sus alas la firmeza del cromatismo. Los gorriones son los señores del color que impregna mudo la luz del crudo invierno.

Por Luna sé que Poetry is not dead es premiado y siento felicidad de simún y, chamán, hago que ahora mismo la lluvia caiga en el rostro de los que pasean creyendo que el verano ha llegado.

De Luna me llega un desierto cruzado.

Gracias, hermana.


Luna es Luna


Imagen: robada de http://lasnochesdelcangrejo.blogspot.com/ Si robar esta imagen es malo pueden decírmelo educadamente.

domingo, 23 de mayo de 2010

Sin título (pero con ventanas de Anna Malagrida)

Wendy, cuando llegaba el buen tiempo y la primavera cortaba sus edípicos cordones umbilicales con el viejo invierno, se entusiasmaba con la tarea de limpiar los cristales de toda la casa. Esta hermosa ceremonia es muy del gusto también de las criadas que en estos zafarranchos de higienización y transparencia recibían órdenes multidireccionales que enjuiciaban sus entendederas y, a la vez, las hacían sentir observadas, como si alguien anotara sus iniciativas hacendositas reflejando en el libro de balances el número de copas que rompían o las pequeñas huellas que aún permanecían en los cristales después de la pasada (ora brutal ora delicada) de las bayetas. De ese balance dependía el progreso en el oficio o, al menos, el mantenimiento del puesto. Por los demás, eran poseídas amas y sirvientas por la lujuria del mando hasta el punto de que hasta la más joven de las doncellitas terminaba advirtiendo al gato de lo impropio de su pereza y su actitud de humano gandul.

Supongo que estas criadas son más bien personajes de otro tiempo, de la edad de oro de las criadas, cuando el mundo estaba ordenado y la lucha de clases no impedía limpiar las casas (incluso después de haber degollado a los patronos). A veces vivo en otro mundo, ya saben.

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La ventana busca su invisibilización como queriendo ser lienzo incoloro del paisaje que se recorta al otro lado. Negamos lo interpuesto en la visión para mayor gloria del exterior convertido en inocente vista o postal. Algo así como cuando nos limpiamos las legañas con agua clara y sentimos que la realidad, finalmente, ya ha sido puesta en su lugar de conveniencia, cuando la vida comienza a ser leída de manera literal después de la locura metafórica de la noche.

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Un ventana pintada y sucia sólo puede ser signo de obras en el interior; una mirada sucia denota patología y nos lleva a concluir que el interlocutor es impracticable, que no cabe diálogo con el otro sino piedad, llamada al sanatorio, rezo por el milagro que le quite las telarañas de los ojos. Si las manchas son indicios de descuido suponen bronca y castigo (la señora pide al señor que golpee con su vara el lustroso y pálido trasero de la doncellita). A veces los ojos se nos enturbian por caprichos vanos o recaídas amorosas. Nos abofeteamos dos veces y tratamos de despertar a la realidad que, al parecer, sólo es postal y conversación normalizada sobre el mejor de los vinos o la conducción de determinados modelos de coches o el restaurante donde sirven el mejor solomillo.





La ventana es signo de nuestra entrada segura en el mundo y de la siempre temida amenaza de que los rayos del sol penetren en la sala decolorando telas y cegando a las visitas que mientras toman el té deben entornar los ojos haciendo patentes sus arrugas presentes y futuras. Por eso enmarcamos las ventanas con cortinas que tienen el difícil papel de servir a dos amos: agentes dobles que ocultan el exterior para que nadie sospeche que existen en nosotros manías voyeuristas y, a la vez, nos ocultan cuando ejercemos excitados la tarea de la mirada hacia fuera buscando lo inquietante (y dejando como marca vergonzosa la huella de nuestro aliento en el vídrio). Las cortinas, de manera secundaria, impiden también que los rayos del sol desvelen las arrugas de nuestras visitas (por eso algunas anfitrionas las descorren convenientemente).

En el pasado, como buena criadita que soy (sobre todo en el orden del intelecto), estaba obsesionado con la limpieza de los cristales. Ahora, algo más viejo y decadente, dejo que el polvo se acumule y que sea la lluvia la que ejerza su tarea caprichosa de limpiar o enguarrar. Ya no pretendo que mis ojos estén limpios de telarañas y otras inmundicias (los idola de Bacon o las alucinaciones cartesianas). Simplemente los abro y me dejo llevar por las inmensas imperfecciones. Ni siquiera trato de que el sol no me deslumbre. Acepto la ceguera como impuesto de la visión.

Postdata: Supongo que debo limpiar estos cristales (porque soy Wendy y ya no pienso volver con Peter al país de Nunca Jamás).


Imágenes: Anna Malagrida: Sin título, 2006; Rue Lakanal 2009
(Exposición fotográfica en Fundación Mapfre, Madrid)

miércoles, 19 de mayo de 2010

Sin título (sin alma y con belleza)



La nieve como escala.Verticalidad alquímica que conduce al cuerpo sin alma.

Robertito simulaba su extravío en el lago para poder contemplar los rostros queridos de papá y mamá en su ausencia (con su ausencia). La búsqueda de la ternura de las cosas en la propia muerte.

Muere en la decepción el encanto. La Gran Decepción. Renazco en el cadáver de Walser sobre la nieve.

En la escala de la sabiduría las negras huellas sobre la nieve son cuervos que marcan el registro geológico del año del espejismo.

"Pues ¿qué era un muerto? Oh, una incitación a la vida. Nada más" (Robert Walser)


¿De quién son esas huellas? ¿De Robert? ¿Del campesino que descubre al loco muerto? ¿De la camarilla judicial que anota y da fe de la defunción haciendo posible el levantamiento del cadáver? Por otro lado, ¿quién estaba atento al detalle para que la última foto no desluciera en la Obra abandonada de Walser? ¿Fui yo el fotógrafo o el secretario judicial? Muero en la Gran Decepción y broto como árbol atento el oído a las nuevas imágenes, su ternura y sus brillos.



Imagen: Robert Walser, cadáver. 25 de diciembre de 1956.


martes, 18 de mayo de 2010

Sin título (ni alma)























Es Rimbaud.

Dicen:

Inédit ! Arthur Rimbaud Adulte (1880-1890)

Pienso que un Rimbaud adulto es una contradicción en el adjetivo.


"Deja en mi pecho
un fruto

Ofréceme

tu fiera

semejanza"

(Ada Salas:Variaciones en blanco, 1994)


Imagen: Exposición Rimbaudmania.L´éternité d´ une icône (Gallerie de Bibliothèques, Paris)

domingo, 16 de mayo de 2010

Sin título (Así que es esto lo que me ofrece el destino)


"Me pasaba días enteros fantaseando y soñando; a pesar de todo, jamás supe lo que realmente anhelaba. Lo sabía y al mismo tiempo lo ignoraba. Pero amaba con pasión mi confuso anhelo y no habría querido verlo desaparecer bajo ningún concepto"
(Robert Walser: Tobold II)





Imagen: José de Ribera: San Sebastián, fragmento (1651)

sábado, 15 de mayo de 2010

Sin título (Apostasía de cuervo inmune al barroco)


(Me) dice el buitre-cuervo:

" El caso es que no posee usted el menor asomo de talento histriónico. Todo en usted está escondido,velado, sumergido, todo es árido, leñoso. Por dentro ya puede ser el hombre más ardiente del mundo, corroído por fervientes pasiones, pero nada aflora a la superficie, nada encuentra expresión (...) Le falta la llama sagrada y fervorosa, el ojo, el par de labios, la mejilla móvil y amenazadora. Movimiento le falta. Modales tiene pero eso no significa nada, es algo humano. No tiene usted ningún talento artístico. Pero estoy convencida(deme la mano) de que posee dones internos que, cuando usted alcance la madurez,le convertirán en un hombre capaz y bueno. Creo que será un hombre hermoso; en un escenario, a la luz dorada de las candilejas, sería usted feo, créame" (Robert Walser: La prueba del talento, 1907; en Vida de poeta).


Imagen: José de Ribera (Prometeo, 1630)

jueves, 13 de mayo de 2010

La conciencia del ridículo como posibilidad trascendental del dandysmo (o la hidalguía)


Dice Patrick Harpur ("El fuego secreto de los filósofos"):

"Nos guste o no, sufrimos la enfermedad, el duelo, la traición y la angustia en medida suficiente. El secreto es utilizar esas experiencia para autoiniciarnos. Sin embargo, habitualmente se nos induce a buscarles remedios en lugar de sacarles provecho para autotransformarnos".



Dice, mujer sabia, la mariélica Pájaro de China:

Hay encanto en el ridículo. Si la ridiculez implica dislocación, llegada tarde al canon, ruptura inconsciente de los códigos, dificultad en los procedimientos de la praxis ... hasta podría pasar por dandysmo

Dice Robert Walser:

" El escritor que tiene más posibilidades
de cosechar éxit0 es aquel que se
empequeñece al máximo, tanto ante
los contemporáneos como ante la
posteridad"


Empequeñecerme en el rito de iniciación hacia lo Otro....¿Qué Otro? ¿el post- ridículo? ¿el trans- encanto? Creo que cabe una escritura en tránsito, entre la ficción o la poesía y la meditación filosófica. Mejor dicho: hay toda una tradición. Quizás aburra por pesada o provoque sonrisas malévolas por ligera. Sería útil escribir, a modo de Nietzsche, un Ecce Homo en el que explique por qué mis contemporáneos me invisibilizan.


En el reinado filosófico de la visibilidad precaria - escribo luego escribo - me subrayo dejando caer mi sangre en el pergamino que me da el cuervo para la firma:"Never more, never more". Me inicio en la traición de las cosas hacia nuevas visibilidades : el encuentro con la ternura de las cosas (que son las de siempre reforzadas por la experiencia doliente).

Soy tortuga bicéfala, perro amarillo de Marc y gato marramiau. También el mono que mira hacia atrás no convertido en estatua de sal sino en purito temblor visionario

Meditaré ese dandysmo de lo ridículo . Ortega - le cito dos días seguidos, será la fiebre -
apostaba a la hora de marcar los tipos -modelos vitales para la era técnica al Hidalgo español, una suerte de trasunto empobrecido del Gentleman inglés - ¡ imposible ser gentleman hispano!. El hidalgo es sustituto pobre, elegante y ridículo del espíritu liberal y deportivo del caballero. El hidalgo tienen "dificultades en los procedimientos de la praxis".


Nota: la imagen, claro, de Ribera, venciendo la luz en el claroscuro y blindando el cuerpo dormido a las intromisiones de los falsos testimonios y las princesas caprichosas . ¿Qué sueña en estos momentos San Sebastián? ¿Sigue en el gozo del asaetamiento? Me transfiguro en su espectro...y, sí, en efecto, estamos ambos en un extraño placer. Sssss!! Déjenme solo, por favor. Duermo con Endimión.

martes, 11 de mayo de 2010

De todo lo visible y lo invisible. La traición de las cosas como origen de la obra de arte

Primera imagen de mi libro de texto, cuando en el inicio del curso la ilusión aún no se había dejado partir el espinazo por la monotonía escolar. La leona herida y el niño contemplándola como espejo de su encanto trágico. Miro la lucha del animal y participo en ella intentando mantenerme en la batalla que se inició hace 2800 años. La belleza del relieve es el arma que la leona empuña para evitar el borrado definitivo, la conversión del músculo potente de sus garras en la carne que se arrastra ya sin nombre convertida en arena. Las líneas pelean en la frontera con las fuerzas bárbaras de la erosión final que anuncia la locura de lo abstracto y matérico. Estamos en el combate por la visibilidad.

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Si él falta nadie se dará cuenta. Habita en la abstracción. "Un pretendiente" - dice la princesa del guisante sin molestarse en preguntar su nombre y dejando que su figura se diluya en la arena. No hay hueco para él en la cena de la empresa y al día siguiente nadie recuerda si estaba a la derecha o a la izquierda, si era alérgico al marisco o se mostró gentil. Invisible.

Una metáfora define la vida de un personaje (dice Kundera). Anoto el gesto de la traición sentida como conciencia de la invisibilidad ------ y lo peor de la invisibilidad sobrevenida es que el traidor no es consciente de su traición y el traicionado vive en la duda de su propia sentencia, confundida con la paranoia del que se cree perseguido por el mundo galáctico de los marcianitos verdes.

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El mundo está seguramente plagado de encantos, brillos y sonrojos que no encuentran miradas que los transformen en líneas y contrastes de luz, sonidos o metáforas. Dibujos en la arena que borra el viento... si alguien no lo remedia

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La leona herida de Nínive lucha contra su conversión en carne informe o arena. Me sorprende en el relieve la precisión de las flechas sobre el cuerpo (una genuina lección de anatomía para cazadores y matarifes), lo precario del juego de líneas y la hermosura agónica que intenta mantener un "sentido"(salvajismo, fuerza del felino y astucia) cuando todo está en tránsito hacia nada. La invisibilidad acecha.

El zambo
de Ribera, por contra, anuncia su visibilidad conquistada más allá de la proporción de las formas anatómicas o la blancura de los dientes. Lucha el muchacho por ser visible y salir del fondo proteico de los lisiados y menesterosos. Y lo logra gracias a la cédula que porta en la mano (Da mihi elimo / sinam propter amorem Dei: Déme una limosna por el amor de dios) y que le convierte en "pobre autorizado" por el virrey de Nápoles para pedir sin delito. La visibilidad legal le permite un primer quiebro de sonrisa y su identificación como sujeto fiscalizable (o exento de gravamen). Una conquista. Ahora bien: el que el zambo fuese pintado por Ribera y el maestro convirtiera sus míseras carnes en luz matizada, aporta un segundo nivel de visibilidad (estética) que justifica la sonrisa ampliamente.

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La visibilidad, objetivo de vida y fundamento ético y estético de las artes.

La traición del mundo en el vicio de la invisibilidad como motor de las bellas artes.

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Hacer daño sin conciencia de dañar
hiere doblemente porque se supone que el otro debía saber que tal o cual conducta nos iba a doler. No nos importa tanto que no sea solidario con nuestro dolor (si le anunciamos el malestar sin duda nos aplicará vendajes amorosos y nos dará besitos de cura-rana) como que no presumiera que aquello que hizo u olvidó nos iba a partir el alma. Hacer daño sin conciencia de dañar nos re-describe como seres invisibles. Aquí la falta de intención (que lo es de atención) es agravante.

Nadie se acordó de nosotros para salir o entrar o subir o bajar. Nos convertimos en ectoplasmas en el castillo abandonado.

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La conciencia de la invisibilidad nos rubrica esa sospecha de lo increíblemente precario y frágil que es todo encanto y la proximidad de lo ridículo.

Por eso necesitamos el arte: para visibilizar algunos de los destellos que se pierden; y la filosofía: ejercicio de memoria de este combate sordo contra la invisibilidad, la traición inconsciente y el nunca desvelado fraude.

Imagen: La leona herida (Palacio de Nínive, siglo VII a.C)

José de Ribera: El zambo (1642)

lunes, 10 de mayo de 2010

Encanto y Ridículo. Prosa desde W.M.Chase


Descansa la imagen en el escritorio desde hace ya unos meses. Todo producto de un error al suponer que Merritt era el autor de otra obra que me intrigaba y con la que nada tenía que ver. Llegó Merritt equivocado y , sin embargo, ha permanecido en el escenario durante mucho más tiempo que otras certezas, buscando sus palabras precisas y con la sola compañía de un cuadro de Turner que tampoco encontraba su sitio en este mundo bicéfalo.

Leo:

" Un sujeto puede estar distanciado de un objeto mientras permanece no obstante conectado a él. La sutil distinción entre embrujo (pishogue) y encanto (glamour) en la tradición feérica irlandesa pone de relieve una compleja epistemología. Pishogue es un encantamiento lanzado sobre nosotros para que veamos un objeto de maneras diferentes. Glamour es un encantamiento lanzado sobre un objeto para que se nos muestre de manera distinta. El lugar de la realidad se mueve entre el sujeto y el objeto de modo que, alternando entre estar más con nosotros o más con el mundo, finalmente se encuentra entre ambos" (Patrick Harpur: El fuego secreto de los filósofos. Una historia de la imaginación; página 91)


Hablaba el otro día de la delicadísima y menguada distancia que separa el encanto del ridículo (el hombre encantado y el hombre ridículo, extremos sediciosos del alma romántica). Me experimento entre estos conceptos y no llego a conclusiones. Sólo me queda una desazón difícil de catalogar que a veces duele y en ocasiones provoca risa (tanto el dolor como la risa son destructores del alma así que trato de jugar con cuidado). Vista la distinción de Harpur en el texto desde luego prefiero el encanto al embrujo (si es que de preferir se tratara y no gane siempre la imposición de las fuerzas). Quede mi alma desnuda para dejarse atrapar por el objeto y sea la cosa "encantada" la que me penetre. Aunque, desde luego, parece difícil mantener un mirada fría ante lo que encanta como objeto ( o situación o persona o relación). Complejo mirar y guardar la ropa de la meditación estética.

Pero vuelvo al estudio de Merritt en Nueva York. Coleccionamos con el pintor americano objetos de variada factura y origen. Espadas, sombrillas y mantones, insinuantes curvas en un laúd o en un jarrón chino. Mamparas que separan y subrayan la falsa escisión de dos espacios en el caótico museo. Así nuestro espíritu como un gabinete de curiosidades: infestado de momentos luminosos encerrados en la luz espectral del recuerdo (¿fue verdad aquello? ¿Eran las copas verdaderamente tan brillantes y la luz chocaba contra la piel anunciando tiempos de armónica amistad?). Merritt acumulaba objetos para embrujar o encantar, para que nuestra mirada saque de ellos las mil historias de luces y formas cromáticas o para que la luz y el polvo despierte a los duendes que duermen en los objetos. Tris-tras. El encanto del desván que nos embruja atravesado por esa luz que capta el pintor o esas historias que narra el poeta.

Si llega el empleado encargado del aseo y la higienización barrerá el suelo, pasará el paño del polvo(evitemos alergias intempestivas) y ordenará los objetos en los grupos de reciclaje. Aparece lo ridículo como cuando la luminaria de los padres sorprende a los jóvenes amantes metiéndose mano.

Sin embargo, amiga, no me digas que el encanto fue un sueño.

*****


Descansa la curva toda su geometría en la carne y embruja la mirada. La mano derecha palpa perezosa el fondo licuado de la tela, rendida en el sueño a la imposibilidad de rasgar el lienzo que la sustenta.

Quisiera imaginar la escena del cuadro en el mismo estudio fotografíado arriba. Si la mujer abriera los ojos se dejaría atrapar por el encanto(glamour) de los mil objetos arrumbados que marcarían sus perfiles en la escasa luz que logra reflejar la piel.

Imágenes:

William Merritt Chase's 10th St. Studio B

William Merrit Chase: A Study in Curves (1890)

domingo, 9 de mayo de 2010

ARRÁNCAME, OH CUERVO, LA ORGÍA DE DESEOS Y VENGANZAS


Ticio, devoradas por el buitre las entrañas , al suelo está encadenado. Polémica en el Olimpo sobre la conveniencia de la castración mecánica del hígado que, sede de las Lujurias, parió bilis de violencia contra Leto o su propia y poderosa hija Artemisa. Ciclo de conferencias y recogida de firmas para liberar al gigante. Manifiesto y sentada en la puerta del Cielo: No a la tortura. Y en otro lugar, cerca de los campos Elíseos, defensores del derecho a la venganza de Leto gritan: Contra violación, castración. Apolo y Artemisa, sujetando tiernamente del brazo a su madre, organizan con gestos decididos la marcha de los vencedores.

El buitre puede ser
cuervo de Poe que anuncia el never more una noche de viento en lo más alto de la montaña presidio.

Todo un animalario rodea a Ticio: buitres y cuervos pero también serpientes y hormigas son la forma oculta en la abstracción del negro ---- para mayor gloria de la Justicia, la venganza
y el tenebrismo hispano-italiano


Dice Ticio:

- Añoro en la noche tu pico que no escarba. Sin el drenaje de la tortura, retorna pronto la inflamación y se llena el odre de mis testículos de nuevos odios y pasiones. Mi dolor espera tu bisturí rabioso vaciándome otro día y secándome la bilis y el semen, el fulgor inmortal de la sangre que hierve imaginando trampas y combates, cuerpos de mil orificios, persecuciones en las que las débiles mujeres terminan ahogadas en su sudor. El desgarro infinito me libera de una pasión que, aquí atado, nunca podrá completarse. Maldigo la hora en la que se me nació así de macho y caliente y grito al Cielo dando gracias porque el ave pueda desgarrarme las entrañas limpiando con cirugía torpe el magma en el que me disuelvo.

Dice el buitre-cuervo:

- Sólo nos tienes a nosotros en esta seca piedra que oxidan tus grilletes divinos.¿Ves el óxido como te tiñe los brazos, los muslos, el pecho? Eres hermoso espectáculo y sólo nosotros disfrutamos de tu contemplación. Agonizas eternamente y en mundos de sombras dibujarás con el orín los cuerpos de esas mujeres que ya no podrás perseguir, humillar, agotar por el empuje de tu fuerza. Tú eres tu principal enemigo y la débil voluntad jamás podrá expulsar del Imaginario esos gestos que te inflaman: el pelo de la joven rozando el labio, el sudor en las oquedades del cuello, el escalofrío que eriza la espalda, el dolor del placer robado, el crimen de la embestida... El Otro Mundo con todas sus formas se ha apoderado de tu cabeza y ni el Juicio ni la Voluntad tienen fuerzas para ganar el combate.

Sólo nosotros te aliviamos, sí, y por eso ruegas nuestra presencia. Si no masticáramos tus entrañas ¿qué sucedería con esa potencia que en ti bombea incesante, agotadora, día a día excitada en sus propias fantasías de óxido?


Un pingajo de piel e intestino nos une como cordón umbilical de la muerte siempre diferida a la que nunca vas a nacer. Recordatorio de tu espasmo de dolor, el grito desencajado de una boca sin dientes y esa lengua seca que en su ulceración masiva aún sueña con meterse en rincones de placer. Boca de vicio que grita enloquecida en la tortura hasta que la garganta se parta o el eco haga innecesario repetir la letanía.

Ticio dice:

- Llegue ya la mañana y se me abra de nuevo la herida. Estoy preso de mis deseos de venganza y el odio, que me inducen a la lujuria, crece cada noche un poco más. Enviciado en mi dolor pido al buitre que rasgue la lengua y se lleve los ojos.


Impasible, el animal retorna cada día al centro de sus pulsiones y se bebe el hígado de Ticio sentado en una plaza italiana, viendo pasar a las turistas con sus bellos conjuntos y dejándose fotografiar en su típico oficio de tinieblas. Ticio grita un poco más, provocando lloros en niños y risas nerviosas en jóvenes. Treintañeras viciosas desearían poder meter el dedo en la herida pero el cuervo lo impide. Y el ave, generosa por su colaboración, chupa con fuerza y nota Ticio un golpe de no-deseo, un flash que se bombea en volutas de anulación. Ticio cierra la boca y los ojos un segundo; tiembla porque se pierde en su propio placer y convulsión .... sabe que nunca será para siempre esta huida y por eso la disfruta


Imagen: José de Ribera, Ticio (1632): Museo del Prado

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(En todo caso cabe la desdramatización; podemos dejar al pobre Ticio en el estante de los mitos huecos, esos que ya no nos sirven. No tiene por qué haber drama ni lado salvaje ni pérdida de civilización.Ticio puede alegar que fue Hera la que le incitó al crimen y que, al fin y al cabo, la cosa no se consumó. Promete un buen chute de normalización sexual y emocional y una taza de café con Leto o Latona a la hora más cordial de la tarde en el centro de cualquier plaza, cualquier tarde, sin rito, sin castigos...)

"Pienso en ti donde estés,
y si vuelves otra vez nos reiremos
de este mal sueño,
con una taza de café
"
(Christina Rosenvinge y los Subterráneos; Tu por mi yo por ti)

sábado, 8 de mayo de 2010

PRONOMBRES PERSONALES( FANTASÍAS DOLIENTES DE UNA VARIABLE)

X es una variable.

ELLA. Ella ha dejado de escribirle sin aviso de cese de servicio. Los pequeños rituales cromáticos (cañas & cigarettes) que hacían la vida de X un poco menos decolorada se disuelven porque ella ya no dice las palabras mágicas de la invitación y la ceremonia de la charla. Todo esto duele a X tanto que le gustaría convertirse en algún animal enérgico que rugiera con fuerza en el desierto pidiendo una explicación. Pero no puede. X no es camello, ni león ni niño artista. X es una variable bicéfala que sabe que lo que separa la sonrisa encantadora de lo ridículo es tan pequeñito como el puente vergonzante que une a lo bello con el kitsch. Esa pequeña diferencia es la herida que se abre en la piel de X y que no tiene entidad para matar ni desangrar siquiera.

ÉL.
Él le llama a X de todo y en el universo de los posibles valores que puede tomar X, la variable se enerva con vocecilla en grito para dejar que finalmente él haga lo que le dé la gana porque le puede en locura y juventud. X quisiera vaciarse del todo como quien vomita por un disgusto. X no sabe si él es malo o loco o está en edad de machacar variables. X no sabe nada porque es una variable sola ante el peligro que llegó al Saloon con pistolas de plástico que lanzaban chorritos de agua. X no es Gary Cooper.


Tú. Un hueco con navaja que desgarra la piel de X. El tú sólo puede ser un él o ella y no cabe el plural simultáneamente porque el tú declina el amor. Si suponemos, como se dice en el común, que es bueno ser un tú para alguien, que no quepa el plural (túes) es injusto para el resto. Pero así son las cosas. Supongo que es deriva de los tiempos del Tú como Dios o, más en recta razón, el tú como Jesusito de mi vida eres niño como yo. Cuando X olvidó esta plegaria perdió el yo. Ahora repite mecánicamente los versitos pero parece que ya no funciona el artilugio oracional.

YO. Tenía un yo antes de ser X. Tal vez sea un falso recuerdo implantado por el artefacto ideológico romántico.

Creo que alguien se ha comido mi yo y me siento haz de impresiones humeana sin hábitos ni pequeños rituales de composición. Era bonito ser/tener un yo pero quizás es sólo nostalgia (o la nostalgia es la última sombra del yo o todo, yo y nostalgia, son fantasmagorías).

Nosotros. Me ubican en patria o quinta columna, en clase o gremio. Nosotros ¿qué es este pronombre para la variable X? Desde luego, sólo siento por Y y Z una cierta solidaridad nacida del sufrimiento por ser los últimos de las lista. No me gusta la especie y, si me apuran, tampoco el ser y su levedad/gravedad. Como a Boris Vian, sólo me resultan interesantes las chicas bonitas y la música de Duke Ellington (o Schumann que es lo que ahora suena). La realidad es el precio que parece debemos pagar para que se exhiban los mundos etéreos.

Nosotros: nos y otros. Mantiene, pues, la palabra la fisura y el otro siempre está al otro lado, a dos o tres horas en barca cruzando todo el lago de la profunda indiferencia.

Vosotros. A X le gusta el vosotros porque, en su distanciamiento, mantienen una cortesía civilizada y falsa, tremendamente deliciosa. Acepta gentil la quiebra - nos, vos y los otros - y no se anda con tontunas de cánticos de madrugada alcohólica en el modo Asturias patria querida. El vosotros usa la inteligencia allí donde el nosotros flipa en su intoxicación unitarista.

ELLOS. La variable se define en forma lógica (contingente) por el influjo de ellos. Ellos, fuerzas constituyentes, anulan la creencia en un yo caballero (aunque podemos engañarnos y trabajar el método para el encuentro con un yo profundo y otras paridas). X es variable atravesada por ellos y ellos la definen como referente de sus caprichos, necesidades o perversiones. X como saco pugilístico de la nada de él o capricho o rareza de ella(que bosteza). X como nostalgia irónica del yo e hilo suelto en un tejido nosotros.

Ellos, ahí fuera, me hacen la vida mientras duermo sin esperar beso belladurmiente.

Imágenes: Gary Cooper; de Chema Madoz

miércoles, 5 de mayo de 2010

PATRÍA, ROBOT Y EMOCIONES . Ángela de la Cruz


Dicen que hay que sentir orgullo de patria para poner freno psicológico-espiritual a los ataques especulativos que se ensañan malignos en la economía española. La respuesta al parado y la crisis es el patriotismo: el orgullo de ser un país del primer mundo, de la liga superior, un AA sin ++ (Standar & Poors) pero AA al fin y a la postre. No somos Grecia - insisten -; ni siquiera Portugal. Nunca más África y no olvidemos que llegamos a América en carabelas y no en pateras (lema).

No sé si me gusta el país y, por lo tanto, mi patriotismo es goma desinflada o lienzo sin soporte. Pero estos tíos saben que si hay que echar una mano estoy siempre dispuesto al trabajo. Soy hijo de la Raza (tengo un diploma infantil que da fe).

Nunca especulé pero asumo la suciedad del común. Quizás no me enriquecí porque nunca pude y el ladrillo constructor de riquezas no se puso a mano. Confieso que pude ser corrupto y mi potencialidad malévola me une solidario a la carcoma que sí lo hizo.

Me esfuerzo por ser patriota y anoto que Ángela de la Cruz ha sido seleccionada finalista para el Premio Turner. Como no conocía su obra (ni su biografía) tengo un motivo para rebuscar. Ángela de la Cruz desmonta el lienzo, deshuesa la tela anulando las muletas del bastidor. Rompe y hace volumen, abulta el tejido en escultura quebrada que cree recordar nació pintura. Leo que este deshuesamiento del lienzo nace de la tristeza tras la muerte de su padre. Por ello, cabe suponer que el tránsito de la superficie al volumen no lo genera el odio sino una suerte de melancolía o hundimiento. Quizás eso da suavidad a su obra (gamberra). Esa sensación base - un hundimiento gamberro - me provoca simpatía.


Me esfuerzo en ser patriota y subrayo la presencia de esta gallega que no vive en España en la final de ese gran circo que es el Premio Turner. Especuladores del mundo, ¡¡huid!!

¡¡ Santiago y cierra España!!
(España sin bastidores, por favor)

***



Oigo que en la estética de los robot tenderá a imponerse la imagen antropomorfica porque así es más fácil la empatía emocional. Así de simples somos. Nos ponen un cacharrito con algo a modo de ojos, cara o nariz y empatizamos, convertimos a la cosa en bicho y al bicho en sujeto moral. El animismo es insuperable.

La simplicidad de nuestras reacciones emocionales como hipótesis ingenieril deja mucho que desear. El sistema emocional humano puede ser simple pero, como la atmósfera o muchos ecosistemas, tremendamente inestable. La confianza se resquebraja por una simple mirada rara. Los que creen en la antropomorfización de los robot deben traer a sus mientes la historia de Olimpia y Nathaniel de Hoffman. El despecho del amante confundido por la apariencia humana de la máquina genera reacciones inesperadas. Un robot humanoide terminaría defraudándonos y la empatía quebrada incita a la tristeza melancólica y la violencia protopunk.

Así (va hoy la reflexión de gratis y llena de espíritu patriota), recomiendo a los ingenieros robóticos de mi país (y sólo a ellos) que busquen diseños abstractos para sus artefactos. Uno no empatiza tanto con un cubo como con una androide siliconada y neumática (Huxley dixit). Pero el cubo no defrauda. Además, el imperio de la abstracción y el conceptualismo en las artes plásticas nos está abriendo la mente para llegar a convivir felices con otras formas. El antropomorfismo-centrismo es un asco. ¡¡Informalismo en la robótica, ya...!!

(Posdata: me busco en la abstracción de mi mismo como artefacto conceptual y, siguiendo la meditación de Kundera, quisiera encontrar el gesto o la metáfora que me distingue. Se pide ayuda. Admito dioses y diosas)


Imágenes: (1)Ángela de la Cruz: Sin título (1999); (2) Ángela de la Cruz: Exposición en el Candem Arts Centre. (3) Robot Humanoide. (4) Aspirador inteligente por 199 euros.

domingo, 2 de mayo de 2010

HIPO (POSDATA). TURNER EN EL RINCÓN


Leo:

"... al final hace falta saber ... donde las palabras se acaban", como escribía C.Einstein a Picasso en enero de 1939".

Las palabras se acaban allí donde comienza lo que no puede decirse - lo místico de Wittgenstein, la esencia divina en Aquino, el noumenon kantiano, la vida salvaje... Todo ello sabemos que son trampas o estrategias para, simulando derrota y humillación, volver a tratar de penetrar en la espesura de aquello que parecía irrepresentable. Ya nos conocemos todos y está visto el engaño. El inocente que levante el dedo y se rasque la nariz. De lo que quieren hablar todos estos es de lo que se escapa al decir... y, perdón por la mala comparativa, así como el violador no cesa en su empeño ni después de la castración, así el que medita y escribe buscará nuevos artefactos cuando su perspectiva se torne impotente. Este acababamiento de la palabra es acabamiento metafísico y es radical y mentiroso.

Las palabras, en otro sentido, se acaban cuando se genera cansancio psíquico o emocional y la tarea del juego aburre. El tedio sentencia el fin de la palabra aunque el tema de conversación no esté cerrado ni imposibilitado el acceso a la realidad representable. Simplemente se pierde la gana - como cuando en algún momento de la modernidad pareció agotarse el tema de Dios (y lo hizo por tedio porque la cuestión seguía abierta como mostró Nieztsche). Paradójicamente este acabamiento emocional de la palabra es más rígido y sincero (no esconde engaño salvo que se incluya en un contexto de seducción ) que el fin metafísico que dice "tener que callar" para, por las costuras, seguir hablando. No hay punto final más definitivo que el desvanecimiento repentino ("Se murió de repente" - dicen y yo percibo la nada y la precariedad a modo de suspiro).

Pero no sólo se acaban en algún punto las palabras. También sucede lo mismo con las imágenes. En la representación de su volcán - y en toda su obra - Turner nos ubica en los límites del decir imaginario al mostrarnos la gran explosión o el destello del rayo. Turner opta por cancelar la figura para finalizar el arte y, de tapadillo, reiniciar el arte (en una nueva contemporaneidad fascinada por la la luz, el color, el espacio...¡¡y lo irrepresentable!!).

Hipo. Convulsión, ansia y deseo, enojo y encono. El hipo anuncia un fin pero bajo la forma de lo ridículo porque sabemos que aunque digamos que "de lo que no se puede hablar es mejor callar" seguimos hablando por otros medios y porque el cansancio en un diálogo con el mundo y las gentes(el tú) no nos vacuna de nuevas esperanzas en el hablar. Así hasta que muramos de repente.

Imagen: William Turner Erupción del Vesuvio_1817

sábado, 1 de mayo de 2010

Hipo (tercera acepción)

Tecleo sin ideas y vágamente movido por la tercera acepción de hipo: encono, enojo y rabia con alguien. Busco un X para poder decir, como en el ejemplo de DRAE, "Tiene un hipo con su vecina, que nada de lo que hace le parece bien". No lo encuentro. Siento extrañeza hacia la sintaxis de la frase y, humillado ante la RAE y su autoridad, busco las raíces genealógicas del malestar gramático en mi incompetencia. No soy profesional de la palabra (sólo su enfermo o una de sus neuras encarnadas).

Leo un poema de Paul Eluard:




La tierra es azul como una naranja
No es ningún error las palabras no mienten
No os obligan a cantar


Dice: Jamais une erreur les mots ne mentent pas.


Manifiesto, pues, mi hipo con el lenguaje (¿contra el lenguaje? ¿cabe expresar el hipo contra algo o sólo con algo?). El lenguaje hipado me embalsama y me atrae como una amante viciosa de película X, impidiéndome salir a las cosas y golpearme la frente en el flujo de la acción. En el hipo me pierdo bajo la forma de la ridiculez: el hipo es ridículo en sus tres acepciones. El ansia, la convulsión respiratoria, el enojo... estructuras de temblor que nunca sabemos si anuncian demolición o espasmo orgásmico de onanista lingüístico. La petit mort ---- ¡¡ que idiotez de expresión gabacha!!.

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DRAE: hipo-. (Del gr. ὑπο-). 1. elem. compos. Significa 'debajo de' o 'escasez de'.

El prefijo como síntesis de la entrada DRAE. Escaso de oficio y sabiduría.

Necesito asesor fiscal con urgencia para determinar qué debo a la vida o si, acaso, ya pagué de sobra el impuesto y cabe que me retire al bosque, que me torne emboscado.

Necesito gestor emocional ajeno a mi corazón. No vale la inteligencia por contaminada.

Necesito ayuda para acordonar el IRPF, sea, el afuera.


Hiposentimental en un yo hipertrofiado.


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Él. Espejo de feria o esperpento (yo o él o ambos o todos o todos menos nosotros).

Yo como yugo-buey.

Yo como Cecilia crucificada ascendiendo a una nave aliénígena con forma de Seat 124.

Yo soy Lg diluido-diluyéndome como el terrón de azúcar en el té (tomo té sin azúcar para subrayar la amargura).

Yo como yo hipertrofiado por la inmadura y ya larga exposición al romanticismo.

Yo críptico o cripta.


Él, el no-yo que entra como espada en la buba existencial
y dice "te reviento".

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Verbos dedicados


Me abro el alma de par en par y noto que es mentira el abrirse.

Noto que lo que nos encadena simula ser eterno. Siento en el extremo de la violencia que le amo.

Me gusta la expresión "te reviento" (la cara, la cabeza...). Vulgar y exagerada.

Digo al lenguaje: te reviento. Y mi imaginación se excita intentando ser montada por la inteligencia y su pose civilizatoria. La inteligencia civilizada nos ofrece su cara viciosa disimulando toda la excitación y la proximidad del climax que desmonta el rito en la mueca ridícula


Imagen: Rubens: Saturno devorando a su hijo (1636)