Se supone que hay errores imperdonables. Para algunos la caída en el patetismo, la incontinencia del lloro y la demasiado obvia necesidad de cuidados (A Little Help from My Friends). Otros estiman que la incoherencia, como ausencia de respeto hacia sí y abuso de la cabeza borradora sobre las propias huellas, es la peor de todos las caídas. Pero sin duda la incoherencia patética redobla esfuerzos para hacerse con el discutible título de campeón de la explicación no pedida. Los seres vacíos prometían silencios y, en el camino, en castigo a todos sus ridículos, despertaron convertidos no en clarín profético – su anhelo – sino en tortuga bicéfala.
Dicho de otro modo: este blog o bitácora precisa de discursos justificativos (que a nadie importan) o la muerte.
Nació bitácora escolar y, en la metamorfosis, se ha tornado boceto expresionista; herida abierta o la sal que en ella cae (no se sabe). Por ello cabe ahora la doble distancia con el nombre – ctsiessandoval: homenaje tan sólo a la situación de su nacimiento - y con el hombre – luis gonzález: flatus vocis de diversas precariedades. La otra alternativa sería el tachado y la terapia me lo impide.
En el continuo desde que aquel 16 de septiembre de 2006 en el que nacimos con guiño escolar y admonición Blade Runner rastreamos ciertas pretensiones. La creación de belleza como justificante de los dioses en la que los humanos nos enredamos y la concepción de la palabra como salvación. Lo demás es búsqueda de cariño o, en el mejor de los casos, no importa. Sean, pues, esas las columnas del templo que aquí reiniciamos en la creencia – no puede uno evitar ser viejo - de que jamás cabe volver a empezar.
Renacemos, pues, de las cenizas y bicéfalos: Meditaciones sin compromiso, como la explosión contenida de un pústula o el ruido insoportable del pétalo en la caída.
(Oh, se me olvidaba, como Boris Vian dijo aquello de que todo el sentido del mundo se reduce a las chicas bonitas y la música de Duke Ellington. En ausencia de ambas, quede la perfecta distorsión de la palabra).
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