martes, 20 de enero de 2009

SÓLO CON GRAN ESFUERZO LA JUVENTUD SE HUMILLA ANTE LA VEJEZ

Sólo con un gran esfuerzo la juventud se humilla ante la vejez. Por eso se inventan palabras como madurez o sabiduría. Terrorismo en estado puro para dominar la piel, intentos de los ancianos de la tribu para sustituir la fuerza perdida por las entidades fantasmagóricas que desde hace milenios rondan las salas del espíritu. Pero los soldados que mueren son jóvenes. Y las parturientas y las amamantadoras y los grandes embriagados y los amantes enloquecidos y los visionarios (Cristo, de joven, no predicaba: veía).

Los filósofos, la carcoma del lenguaje. Dicen: cuando usted afirma "X es B", ¿qué quiere realmente decir?. Cuando usted experimenta S, ¿qué experimenta en verdad?. ¿Qué es en profundidad eso? --- preguntas todas ellas de trastornados.

Los filósofos han inventado el dolor de la ininteligibilidad (allí donde el poeta, al menos, desvela el placer).

Los filósofos, viejos, humillan la juventud y consideran que la madurez es sinónimo de experiencia, juicio, sapiencia o, en la cima del desvarío, florecimiento del espíritu. Los órganos del conocer y los caminos hacia la realidad (la experiencia y el juicio o el verso) son suyos: mienten (desde luego no pueden sostener que son suyos otros órganos más placenteros).

Mientras el maestro explica --- los jóvenes discípulos se enredan con el deseo ------ sólo en los postres del impulso, cuando se nota la muerte en los pliegues del pecho, comienzan a hacer caso a la legión de entidades de la vejez. Como si, cobardes, se preparasen un plan de pensiones. Oyen a las (viejas) sirenas.



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