Estábamos tan hartos de los continuos cambios legislativos que, ante la nueva normativa aún no ejecutada, proponemos nuevos y más radicales cambios. Desde algunos ciberamigos sitios se propone una “
plataforma por el Nuevo Bachillerato”. Después de los cantos apocalípticos de los últimos tiempos - ¡ya llegan estos señores(otra vez) a destruir el sistema educativo y el futuro! – y los famosísimos guiños antipedagógicos (jejé, jajá), llega la propuesta sosegada. Eruditos a la violeta, nuevos arbitristas o ciudadanos activos ... O todo junto. Hermoso. Y los conceptos de
la santidad: unidad, calidad, excelencia, esfuerzo ....
1.-
Primera rotura de vestidos: ¡ Un bachillerato por tramos!
Descubrimos la “unidad e integridad” del bachillerato, cuan patria del Espíritu; su imposible fragmentación. Con la misma cara, desde luego, nos opusimos a que se evaluase a los alumnos – en la ESO – superando el esquema de la materia-asignatura y valorando la adquisición de competencias de un modo global o unificado. Allí los tramos-asignatura son barreras ineludibles; ahora el bachillerato no debe fragmentarse...Todo o nada,
Dead or Glory.
Olvidamos que las asignaturas fragmentan y que sólo por ilusión se supone que funcionan de un modo coordinado. Se olvida que de hecho muchos alumnos aprueban por tramos. Se olvida que en las evaluaciones alumnos “dudosos” son aprobados (o suspendidos) porque parece que merecen pasar. Yo recuerdo – no va a ser todo amnesia – que en la época del BUP, en un bachillerato nocturno, existía la posibilidad de matricularse sólo de la mitad de las asignaturas para así “posibilitar” la titulación. Me pareció un procedimiento sabio.
¿Por qué se propone la medida en los borradores de la ley? Desde luego para que el número de bachilleres aumente. ¿Eso es malo?¿Impedirá al alumno comprometido con el estudio seguir aprobando todas las materias a la primera? No. Aunque las aulas no estarán formadas por alumnos samuráis - de esos que no necesitan casi ni al profesor porque se lo hacen ellos solos (¡cómo molan las clases buenas!) - quizás alguno más logre acceder a un grado mayor de conocimiento porque no abandona o se atreve a seguir estudiando.
2.-
La excelencia
La excelencia es superioridad digna de reconocimiento. La excelencia nos separa del común, hace brillar nuestras capacidades y nuestro esfuerzo. Supongo que nada hay mejor que llegar a la excelencia (porque la excelencia es lo mejor). Ahora bien: ¿qué significa esa linda palabra en el contexto escolar? Muchas veces segregación, ruptura del espacio común –
el que vale vale y el que no a la mina o a Alemania (Y perdón por la demagogia). La excelencia no es para todos: no sirven ni los incapaces aptitudinalmente ni los pusilánimes que odian el esfuerzo. Queremos médicos e ingenieros excelentes y fontaneros y barrenderos también excelentes (aunque en este último caso alguien pensará que estoy “de guasa” ).
Ahora bien: ¿cuándo aplicamos la segregación de la excelencia? ¿Al nacer, en el parvulario, en la primaria, en la secundaria obligatoria, en el bachillerato, en la universidad, en el master, en el mercado laboral? Supongo que la respuesta a esta cuestión es
una definición POLÍTICA y muestra a las claras lo que no se quiere ver en muchas ocasiones: la
escuela es TAMBIÉN una institución política, un instrumento de distribución social de funciones y mecanismo de la justicia. Personalmente creo que la segregación en virtud de la excelencia, necesaria, debe ser progresiva ---- incluso no veo mal a priori la discriminación en virtud de las aptitudes y actitudes desde temprana edad, aunque favoreciendo TAMBIÉN -¿sobre todo?- al no excelente y sin romper la unidad social de integración. En cualquier caso el bachillerato no puede ser el
non plus ultra. Aumentar cuantitativamente el número de bachilleres es una buena opción que se consigue posibilitando
una ejecución más “fácil” (¿por qué temer a esa palabra?) sin olvidar el trayecto personal de los que busquen más altas excelencias.
Por ello, no estoy de acuerdo con las vindicaciones del
Nuevo Bachillerato (y más aún, pido un descanso legislativo). Por lo demás creo mucho en le día a día de cada uno de nosotros, llegando a acuerdos y con proyectos de centro (esas coordinaciones que tanto hacen sonreir a los que, desde sus atalayas de excelencia, se cierran cuan erizos en su asignatura).