Mayo del 68 fue un año revolucionario: mayo del 68 cambió mi vida
En mayo de 1968 yo tenía cinco añitos y pasaba las mañanas en la escuela del Hospital del Rey (en Burgos, España) con Don Aquilino, maestro único para los cuatro primeros años de la educación primaria. Al año siguiente el colegio se cerró y yo tuve que cambiar de espacio y compañeros. Primera revolución.
Sin temor a un posible trauma infantil, dicen las crónicas y mi libro de escolaridad que me cascarón a bocajarro un 9,5 de nota final ( nunca, en la escuela primaria y secundaria, superé la marca). Apostaría que más que las letras finas que salieron de mi pluma fue mi bondad natural y educación timorata en aquel barrio del extrarradio burgalés ( faltaban muchos años para que se convirtiera en sede de la UBU) las que explican la nota. Es broma, claro, porque puedo decir -sin temor a equivocarme o embriagarme de falsa soberbia -, que ya en aquellos años se despertó en mi el gusto por las letras y los libros. El tonto inicio de una perversión. Segunda revolución.
En mayo de 1968 nació mi hermano y mi padre estrenó un SEAT 600 verde que sustituyó a la Vespa de mis primeros años. Supongo que no hizo mal tiempo. En mayo de 1968 viví casi una semana en casa de mi abuela porque mi madre estaba en el hospital pariendo. En la radio de mi abuela sonaba, por la noche, la musiquilla tradicional de los danzantes de burgaleses. Y yo me sentía triste aunque mi abuela me daba su calor y sabiduría analfabeta. La tristeza, en mayo de 1968, estaba rodeada de cariño y ausencia. Como el mundo. Era una tristeza metafísica que emergía en mi alma niña cuando escuchaba la canción de Julio Iglesias que decía (cito de memoria): “unos que vienen y otros que se van/ la vida sigue igual”. El encuentro con la canción de Julio – Heráclito tuvo lugar cuando mi padre estuvo en el hospital pero su resaca llega hasta el 2008. Estaba naciendo mi alma melancólica. Tercera revolución.
Dejemos la pornografía autobiográfica para otro día y anunciemos ahora el inicio de unas anotaciones sobre Mayo del 68 en estas fechas de celebraciones. Recomiendo la lectura del artículo de José Luis Pardo Rebeldes sin causa. Después, si quieren, escuchen a Julio Iglesias.
1 comentario:
Usted me perdonará pero he pasado directamente a Julio Iglesias.
Quizá ese -o el año siguiente- en mi casa se sustituía una Guzzi roja por un 600 crema.
Entrañable entrada.
Publicar un comentario