viernes, 25 de noviembre de 2005

EL ORDEN Y EL CAOS
















La ciencia es descubrimiento de las formas que da razón del mundo. Sin olvidar la sabia consideración de Goethe – la ciencia es diosa de la verdad pero también esa vaca que nos da mantequilla – en la primera parte vamos a movernos en el lado sublime del saber. La lucha de la luz contra la oscuridad, de la forma frente al caos. Contemplar la destrucción del orden y la emergencia de caos aterroriza. La inversa, el ajuste paulatino del caos a la forma maravilla. Este es, creo, uno de los secretos del arte, la ciencia y la vida.

Comenzamos recordando al gran maestro de la mística del saber racional: Parménides de Elea (en este punto puedes leer su poema). Sin embargo nos atraerá en estos momentos todo aquello que tiene que ver con la nuevas teorías de la caos y, en concreto, toda la geometría que pretende explicar y hacer inteligible lo que para los antiguos era la máxima expresión del desorden. He aquí algunos enlaces.

La teoría de caos es una teoría compleja que exige conocimientos matemáticos avanzados. Presentaciones más simples de la teoría del caos en cibernous. También es interesante la que Silbia López nos ofrece desde el Instituto astronómico de Canarias, dándonos una visión de la teoría desde el campo de la astronomía y anunciando un cambio en la percepción. También el profesor José Antonio Martínez Pons, desde el PNTIC, nos hace un recorrido histórico desde el mecanicismo clásico hasta la teoría moderna del caos muy accesible.

Claro que si no te asusta la complejidad de las ecuaciones o te gusta la estética del número – la entiendas o no – en esta página y en esta otra encontrás lo que quieres. Creo que el número es bello para el que ignora su mecanismo, laborioso para el que lo estudia y pura fascinación enmudecedora para el que ha alcanzado cierta maestría. O eso dicen.

Mandelbrot y sus célebres conjuntos son los más conocidos representantes de esta geometría del fractal. Te recomiendo – si eres amanate de la belleza de la forma – que visites la galería de imágenes de conjuntos mandelbrot.

Aunque la teoría del caos es el aspecto más vistoso de la primera parte de nuestro tema, el texto de Jorge Wagensberg, director del museo de la ciencia de Barcelona, es hermoso y clarificador. En esta página puedes tener a tu alcance el texto que trabajamos y algunos otros de Wagensberg – artículos breves publicados en El País – que sin duda llamarán la atención de un espíritu interesado en la ciencia como eres tú.

Hasta la próxima amigo

martes, 15 de noviembre de 2005

El canon científico


La Editorial Crítica viene trabajando desde hace ya muchos años en la difusión de obras fundamentales de divulgación científica. Su colección Drakontos recoge una muy buena colección de textos de ciencia.

Ahora nos proponen una nueva aventura editorial, la colección CLÁSICOS DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA . Esta colección, dirigida por el prestigioso catedrático de Historia de la Ciencia y académico José Manuel Sánchez Ron, pretende evitar que las obras principales de aquellos gigantes sobre cuyos hombros reposamos, nosotros y nuestra civilización, se pierdan en algún cajón olvidado de la historia. Con estas obras- dice la editorial – “los lectores tendrán la oportunidad de familiarizarse con grandes clásicos de la ciencia –de disciplinas como la matemática, la física, la química, la biología, la geología o las ciencias naturales– y de la tecnología, y de establecer un diálogo por encima del tiempo y el espacio con maestros del pensamiento como Vesalio, Copérnico, Galileo, Newton, Lavoisier, Harvey, Laplace, Darwin, Mendel, Lyell, Claude Bernard, Pasteur, Ramón y Cajal, Faraday, Maxwell, Helmholtz, Einstein, Marie Curie, Cantor, Born o Heisenberg”.

Sánchez Ron pretende elaborar un CANONN CIENTÍFICO. De hecho, el primer libro de la colección escrito por el propio Sánchez Ron tiene ese título. La idea del “canon” tiene múltiples sentidos en distintos campos del saber. En el sentido que aquí utilizamos, canon científico sería un conjunto de obras – la obras canónicas – que se consideran esenciales para comprender el sentido de la aventura de la ciencia.

¿Qué obras constituyen aquel núcleo esencial que todo hombre culto – en ciencia – debería conocer? La lista no está aún cerrada. Sin embargo, ya conocemos algunos títulos que van a ser publicados:

Claude Bernard:Introducción al estudio de la medicina experimental

Pierre-Simon Laplace Exposición del sistema del mundo

Georg Cantor: Fundamentos para una teoría general de conjuntos

Santiago Ramón y Cajal:Recuerdos de mi vida

Newton y G. Leibniz : La polémica sobre la invención del cálculo infinitesimal

Ch. Darwin y A. Wallace : La teoría de la evolución de las especies

J. C. Maxwell: Materia y movimiento

Felix Klein: Lecciones sobre el desarrollo de la matemática en el siglo XIX

A ellos se añadirán, sin duda,


Copernico: De revolutionibus orbium coelestium

Newton: Philosophia naturalis Principia mathematica

Darwin: El origen de las especies

Galileo: Diálogo de los dos sistemas máximos del mundo, ptolemaico y copernicano

Alfred Wegener: El origen de los continentes y los océanos

Erwin Schrödinger: ¿Qué es la vida?



sábado, 5 de noviembre de 2005

EL RAYO DE LA MUERTE Y ARQUÍMEDES

Arquímedes de Siracusa (287- 12 a.C.) es un matemático, físico y astrónomo de primer orden. En el mundo de las matemáticas contribuyó al estudio de las esferas y los cilindros, las parábolas y las espirales, proponiendo métodos en geometría que anticipan el cálculo diferencial de Newton. Muy conocida es su formulación del principio básico de la hidrostática, el principio de Arquímedes, y sus trabajos sobre la palanca. Para muchos es el más grande científico de la antigüedad.
Tampoco olvidamos que Arquímedes fue un ingeniero militar. La historia o la leyenda señala que cuando la flota Romana sitió la ciudad de Siracusa – colonia griega en Sicilia – Arquímedes ideó un sistema de espejos que, reflejando la luz del Sol sobre el casco de la naves logró incendiar la flota de Roma. Este acontecimiento, citado tanto por los historiadores griegos como por los romanos, siempre había sido considerado más como una leyenda, de las muchas que rodean la vida de Arquímedes, que como el relato de un hecho cierto.











En el año 2004 un programa de la televisión norteamericana – MythBuster – concluyó que la historia era una leyenda tras no conseguir reproducir la hazaña con sus expertos. El programa fue visto por David Wallace, del muy prestigioso MIT (Massachussets Institute of Technology). El cuatro de octubre, en un tejado del MIT, montó un sistema de 127 espejos cuadrados a 30 metros de una reproducción en madera del costado del barco. En poco más de diez minutos, el barco ardió en llamas. Los detalles e imágenes del experimento, pueden verse en la página de MIT. Lo que los investigadores han probado, desde luego, es que pudieron quemarse los barcos romanos no que se hiciera de hecho. Eso es asunto de historiadores, no de ingenieros. Wallace y sus colaboradores sólo han demostrado que el célebre “rayo de la muerte” de Arquímedes es técnicamente factible.