martes, 28 de octubre de 2008

¡1914!La vanguardia y la Gran Guerra(IV).Tristes abstracciones para blues o plegaria


Es increíble lo poco que la gente aprende hoy de los museos.¿Por qué crean museos si no quieren aprender de ellos? Y de ellos pueden aprenderlo TODO, es decir, lo UNO y lo GRANDE: que no existe un arte grande y puro sin religión; que el arte ha sido(más puro, más verdadero), más artístico cuanto más religioso ha sido; y más artificioso cuanto más irreligiosa fue su época” (Franz Marc)

Cuanto más aterrador es este mundo(como es hoy el caso), más abstracto es el arte, mientras que un mundo feliz produce un arte del más acá”(Paul Klee)


Paul Klee y Franz Marc eran amigos. Klee se incorporó a filas, en la Gran Guerra, muy poco después de la muerte de Marc en el frente (en una misión de observación a caballo, como no podía ser menos en el fundador de Die Blaue Reiter). Klee no comprendía el entusiasmo de Marc por la guerra, su creencia de que el combate liberarían energías espirituales, harían caer el caduco y deforme mundo antiguo dejando paso a la VITA NUOVA. Por el contrario, Klee aconseja percibir la guerra en la indiferencia, siendo crítico con las situaciones de la misma pero haciendo uso de la memoria más que de la visión. La visión se ubicaría en un mundo abstracto, único modo de captar la gran abstracción de la guerra moderna.


Klee, soldado auxiliar de la aviación alemana, se pasó la guerra pintando de camuflaje los aviones. Y pintando sus signos.


Franz Marc es un personaje de otra época. No me siento capaz de asumir la religiosidad panteísta del monje-guerrero. Quizás por eso no soy capaz de pintar animales ni de interpretar la vibración de la animalidad en el cosmos como el hechicero o el adivino Marc. Hoy el arte es más frívolo y no deja de ser gracioso que la liviandad de la estética del XX tuviera unos padres tan trágicos. ¿Qué artista defiende hoy la guerra como estos locos de los años diez?.


Por lo demás, estoy de acuerdo en la asociación del arte y la religiosidad. Esta verdad – cuestionable por el pragmatista que se esconde tras la máscara – fue mi primera certeza. Y hablo de religión como emoción y percepción de la totalidad, como subrayado de sentido – o sin sentido – de todos los actos que, por lo mismo, adquieren un valor de rito y se dignifican. El arte y la religión nos desvela que todos nuestros avatares son revelación de algo que sobrepasa las aburridas habitualidades. Los objetos brillan al ser pintados o descritos.


Dice Klee que el mundo feliz pinta figurativo y el mundo terrorífico abstracto. La abstracción es depresión y tragedia. Bien. Quizás eso explica la receptividad de la iglesia (las iglesias) hacia el arte abstracto . Sin embargo, la religiosidad de Marc le lleva al orden de la abstracción por vía de la potencia absoluta del principio creador. Medieval todo él hasta la muerte. Al fin y al cabo es un místico. Ser místico es ser medieval. Gótico. En cualquier caso, esa abstracción, que se legitima por la Gran Abstracción que es la Guerra Moderna es signo, dice Klee, de la Gran Tristeza. Por eso en la patria feliz del socialismo pronto las aventuras constructivistas fueron sustituidas por el realismo.


Uno llega a sospechar que la abstracción es la plegaria triste que necesitamos formular para llegar a las nuevas figuraciones del mundo feliz. Un blues eterno.


Marc: La vaca amarilla
Klee: Pájaros tirándose en picado y flechas, 1919
Pavel Filonov: Hombre y mujer
Blues: Billie Holliday




domingo, 26 de octubre de 2008

RECOMENDACIÓN:

BLOG de José Luis Molinuevo. Nota: metamorfosis (aquí)

CUESTIÓN:

¿Qué clase de metamorfosis plantea el arte? ¿Qué nos coloca frente a la cara como guantazo o caricia?¿Es adecuado para definir esa cosa el término belleza o esta emoción conceptual queda superada por los acontecimientos y los avatares que brotan en la experiencia?

POST:

¿Por qué me resultan tan extrañas las meditaciones de los artistas?¿Por qué me suena su voz a predicadores transhumantes o clérigos visionarios, al modo de los pastores alcoholizados y armados del farwest? ¿Tendrá razón Franz Marc con su percepción del arte como religiosidad del color?

viernes, 24 de octubre de 2008

Las vanguardias y la Gran Guerra(II) LA VISIÓN












"Debemos contentarnos con saber que las cosas tienen apariencia"(Franz Marc)

Pos-it: Consideremos la posibilidad de que la intuición intelectual platónica, esa visión suprema de los arquetipos, no sea sino una intuición sensible sublimada por la violencia del método, de la dialéctica. El conocimiento de imaginación, el más bajo de la tabla platónica, enlazaría con la intuición de las esencias por una visión renovada, una segunda lectura de lo aparente-individual-cambiante. Como en un sueño la razón se hace patente en su rival sedicioso: la materia. Arte.

martes, 21 de octubre de 2008

LAS VANGUARDIAS Y LA GRAN GUERRA(I). LO TÓXICO



“Sin piedad. Salto sobre mi antagonista. Le doy un golpe terrible. La cabeza está casi separada. He matado al boche. He sido listo y más rápido que él. Más directo. He dado primero. Tengo sentido de la realidad, yo, poeta. He actuado. He matado. Como el que quiere vivir” ( Blaise Cendrans, J´ai tué, 1918; con ilustraciones de Fernand Leger)

lunes, 20 de octubre de 2008

DE LO TÓXICO


El adjetivo tóxico parece que está de moda. Según dicen, ciertas prácticas de inversión similares al toco-mocho han creado una situación de inestabilidad y desconfianza en los mercados. Resultado: un señor de Albacete se quedará en paro y, encima, la casa por la que empezó a pagar se ve a medio hacer, con vigas pero sin ventanas ni tuberías. Mientras tanto, como castigo ejemplar, el Noséqué alemán ha dicho que los altos directivos no van a cobrar más de medio millón de euros si han tenido que ser intervenidas sus sociedades como efecto (incontable) de su mala cabeza (contable). Una porquería eso de la toxicidad finaciera.

Uno es un pobre de espíritu y sólo alcanza a preguntarse: ¿existe una filosofía tóxica? ¿Qué es tal? Descartemos que toda filosofía sea tóxica a pesar de lo que le pasó al buen Descartes (¿lo pillan?) y lo que consideran más que probado los positivistas. Pensemos que algo”(filosófico) tóxico es un artefacto – un “algo” ordenado: no es el maldito caos - que tiene la peculiaridad de des- estructurar aquello que toca y conducirlo al caos o, al menos, a sus orillas. Lo tóxico rompe todo orden alternativo.

Por ejemplo, el dogmatismo es pensamiento tóxico. No es caos – es el orden – pero si nos contagia nos conduce al caos - ¿qué es sino caos lo que recorre la mente inquieta si se ve en la tesitura de tener que pensar cuando el resultado del pensar está ya dicho y sentenciado?. Por igual mérito, el papanatismo es también pensamiento tóxico aunque sea licuado. Podemos decir que si el dogmatismo es una toxicidad de origen bacteriano – cabe el antibiótico de la crítica – el papanatismo es todo él vírico y sólo cabe para la cura sopitas y buen vino (sea, tóxicos de amplio espectro pero sin efectos graves). Quizá el diletantismo no sea un modo de pensar tóxico pero sí me parece que lo es toda la filosofía pedante porque destruye con su profusión de pruebas, citas y requiebros toda la temeridad y hasta valentía que exige el buen pensar. En fin, tóxico me parece el heideggerismo – y el wittgensteinismo heideggeriano y la deconstrucción – aunque sea una intoxicación voluntaria y gustosa. Heidegger: un tóxico pensador pero un buen clérigo.

Hace unos días el amigo Miguel Boulesis Santa-Olalla se quejaba de las blog incapaces de mantener su palabra si quiera un día. Como gusanos en la manzana, aparecían y desaparecían . Dice Miguel:

“No sé si los que escribimos una bitácora con cierta regularidad somos conscientes de la responsabilidad que implica darle al botón “publicar” de nuestro gestor de contenidos. Escribir no debe ser nunca dar rienda suelta a lo primero que se nos ocurra, ni tampoco abrir espacio a contenidos, alusiones o reflexiones de las que después podamos arrepentirnos. Nadie nos obliga a abrir un blog ni tampoco a publicar varios artículos cada día. La misma libertad que ejercemos cada vez que publicamos debe ser respetada una vez que el texto deja de pertenecernos y se convierte en la propiedad común de todos los que visitan nuestra bitácora con cierta regularidad” Cualquier otra cosa es restar calidad al medio y al autor. Las bitácoras (y más aún las de contenido educativo) pierden valor si sus contenidos están un día sí y otro no”.

Las bitácoras irresponsables, por lo tanto, son tóxicas porque (uno) nos ofrecen hoy una idea y mañana la contraria; (dos) porque infectan la credibilidad de toda la red de blogs con sus gamberradas irresponsables. Desde luego tóxicos son los otros. Mi blog no; a lo sumo, sus devaneos son producto del pensamiento vivo.

Vivimos en tiempos tóxicos y eso, que no tiene que significar nada, es muy triste para el señor de Albacete que se queda sin piso y sin trabajo o para el señor que confía en la responsabilidad del mundo o el que acude a la filosofía buscando el sentido de la vida. Pero qué le vamos a hacer: la vida no tiene sentido que la filosofía pueda buscar ni cabe confiar demasiado del buen juicio de los habitantes no poéticos del mundo ni es de recibo suponer que todos merecemos un piso. Esas creencias eran puritas intoxicaciones, mihijitos.

sábado, 18 de octubre de 2008

NINA HAGEN - MAHAMRITYUNJAYA MANTRA



Nunca me gustó Nina Hagen en los años mozos. Puesto a buscar estridencias y "montserratcaballés en ácido" prefería a Lene Lovich . Sin embargo creo recordar que llevé la foto de la estridente Nina en algún rincón de mi carpeta de instituto. Por un lado era punk y por otro berlinesa(del este, al parecer, un desecho derivado al occidente por el comunismo redentor). Hoy, cuando la música punk me cae a mil metros por encima o debajo - y sólo me meto en ella cuando limpio el estudio -, me parece que la Hagen tiene un interés estético añadido, que está entre todos aquellos que han tratado de unir la cultura pop con referentes más duros - la ópera y la opereta, el caberet centroeuropeo, el expresionismo y el arte moderno - y, como en esta ocasión, con la enésima vindicación del espíritu oriental hinduista.

En todo caso, la pieza me parece que merece la pena. Un tónico para el fin de semana.

(post: Visítese, si se quiere, la blog del profesor Molinuevo y su anotación sobre la caballa heideggeriense. Quizás la próxima semana piense en este blanco mantel sobre los espacios del pensar)

martes, 14 de octubre de 2008

Isaac Rosa: EL PAÍS DEL MIEDO




Carlos contiene el llanto porque si moquea le duele la nariz”

Leo El país del miedo de Isaac Rosa. Esta novela “extraordinaria” y “necesaria”, de “valor universal”, “festín literario” “de exigente inteligencia y perversa y minuciosa ironía”, “original y contundente”, “poco dada a la complacencia” – según se dice en la solapa recogiendo la crítica – me parece digna de mención y recomendable, aunque encuentre tras su lectura un “raro gusto” en una zona intermedia entre la garganta y la boca del estómago.

La novela se construye en dos planos que se interconectan de modo fluido, rompiendo toda sensación de artificio. Hay unos capítulos que nos cuentan una historia – en tercera persona - y otros que se construyen como reflexión ensayística, elaborando una “teoría”(¿fenomenología?) del Miedo. Así, por un lado se nos narra la historia de Carlos y Pablo, padre e hijo, que viven la experiencia del acoso por parte de un compañero de clase de Pablo. La violencia acosadora tiene su génesis en el ámbito escolar y antes del inicio del relato – de modo que la acción nos sitúa in media res y cuándo Pablo ya ha dado “su” solución (fracasada) al problema. Pablo es el desencadenante (sufriente) de la acción pero muy pronto se convierte en una sombra o una parte del decorado, de tal modo que la novela acaba centrándose en el duelo (patético) entre Carlos ( el padre) y el pequeño delincuente. Esta antítesis, tan ajena al Duelo en OK Corral, sólo se verá rota al final, cuando la aparición de un tercer personaje cierra la narración abriendo (post rem) en el futuro proyectado una nueva secuencia de duelo y humillación no menos patética(o ya trágica). De esta forma la novela adquiere una cierta estructura espiral – como un desagüe de lavabo – en el que los protagonistas individuales van perdiendo perfil, hasta que el Protagonista genuino se nos desvela. Y éste no es otro que el Gran Miedo. La novela, pues, tiene como actor principal a un concepto o emoción personificada. Sin ofender a nadie podríamos llamarla novela filosófica.

La segunda línea de la novela, como he dicho, toma la estructura del ensayo ( sin dejar de ser novela). La reflexión versa sobre el Miedo (líquido o sólido) en la sociedad contemporánea. El título de la obra hace referencia a un test proyectivo en el que se pide al sujeto – normalmente un niño – que describa o dibuje “el país de la alegría” y “el país del miedo”, intentando detectar sus filias y fobias. Sin embargo, son muchos los momentos en los que la acción narrativa se filtra en la reflexión convirtiendo a Carlos en protagonista del informe, como si de un ratón experimental se tratara. En otros momentos nos preguntamos por el autor del ensayo y sospechamos que vive presa del mismo Gran Miedo o que pudiera ser el tal Carlos en trance de adoptar una posición distanciada, intento que sólo consigue a medias porque, evidente, los ratones no pueden ser investigadores ---- El ratón experimental se observa a sí mismo con la mirada distorsionada por el miedo. De algún modo la voz del ensayo pierde la fuerza de autoridad que tendemos a suponer al género ( esa sensación de que en el discurso de las ideas siempre se habla ex catedra, como revelando la verdad de la buena). El metadiscurso se licúa en su propia debilidad alienada. La ficción, el otro lado, se muestra más fuerte como voz y género. ( Conclusión: ¿ Para exponer el Gran Miedo parece más eficaz la voz de la ficción que la fenomenología del espíritu?).

Hablé al principio del “raro gusto” tras la lectura. Identificada la novela como “filosófica” (metafísica y moralizante) uno acaba preguntándose : ¿Cuál es la tesis y, sobre todo, la solución a ese Gran Miedo? Reconocemos que “miedo llama a Miedo” y la escalada es imprevisible. Pero ¿qué hacer frente al miedo que nos agarra por lo más querido? A veces se sospecha que el autor nos abandona en el ojo del huracán, en una zona de calma total en la que se vislumbran tópicos sobre “miedos pequeños burgueses” que nacen del encierro en la propiedad, el consumismo y la aceptación acrítica del mundo escindido entre pobres y ricos. Si la pregunta nos ha llevado a una fenomenología del espíritu o constitución de la conciencia miedosa , ¿la respuesta puede ser sólo social ( o política)?.
Se me dirá que el libro no es manual de autoayuda pero, sin algún tipo de acción positiva más radicalmente ética y espiritual ¿el relato y el ensayo sólo contribuirán a alimentar el Gran Miedo?.
En todo caso recomendable para todos y que sirva su lectura para incrementar nuestra piedad hacia todos los miedos y sus víctimas (y, a los profesores, para subrayar una vez más que el acoso no es una bobada de la correción política)

viernes, 10 de octubre de 2008

PLATÓN Y EL ETERNO FEMENINO(II). LILI MARLEEN COMO AVATAR POSTMODERNO DEL ETERNO FEMENINO Y ESCORZO DE NINA HAGEN

Sigo con mis dudas sobre Platón y el “Eterno Femenino”(del que, por cierto, creo que no habla). Por un lado me inclino, como dije, a considerar que el amante platónico se enamora de la fuente inagotable (sea esto lo que sea) que subyace debajo o detrás de toda mujer – no importa su forma o color . Sin embargo, la objeción de la alumna tiene su sentido(platónico): ¿pero no buscamos la diferencia del alma particular en lo profundo siendo que superficialmente todas somos iguales?. Subyace la cuestión de si en Platón cabe hablar de un alma individual preexistente y eterna...

Una variante del caso: Lili Marleen. Lili Marleen como avatar postmoderno del eterno femenino. Según cuentan (xy) Ella fue presenciada por vez primera en un poema del soldado Hans Leip. Las malas lenguas dicen que la chica del farol es, en raíz, dos: la tal Lili (la Lirio), hija de un tendero del barrio de Hans, y Marleen, la novia de un camarada de trinchera o la enfermera que les atendía. En el poema las chicas – que son comparadas, se imagina uno, en la conversación cuartelaria y sin obviar detalles sucios por parte de la soldadesca – se fusionan y trascienden sin perder un ápice de erotismo. Esa trascendencia del poema supone que Lili Marleen abarca ahora a otras mujeres (todas las novias y todas las chicas del farol, las enfermeras e, incluso, las madres que esperan con el caldito el regreso, las penélopes y la propia ciudad a la que deseamos volver).

Ahora bien: cuando el poema se convierte en canción en 1937 e himno de los soldados de todos los bandos en la IIª Guerra Mundial, a Lili Marleen se la identifica, de nuevo, con una voz - Lale Andersen o Marlene Dietrich -, y esta materialización artística no elimina un ápice de su sentido universal ni de su erotismo. De lo particular a lo universal y de éste a lo particular. Peculiaridades del arte y de la historia.


El soldado en la trinchera escucha la canción. Se siente cubierto por un extraño manto emocional y conceptual. Siente nostalgia y presiente el cuidado: sabe que puede ser cubierto de besos por esa pelirroja de la tienda de al lado o por la cálida muerte de los campos minados, por la enfermera o por el hogar. Amor y Sangre.
Y el Amor así intuido vuelve a volverse carne y materia en la voz de la cantante, en la propia voz trémula que subraya la gran paradoja del soldado que llora.
Y la sangre se coagula en un cuerpo que se siente único en el mismo momento en el que el Alto Mando sustituye al soldado muerto - generalización de generalizaciones - por nuevos reemplazos.


(POSDATA: Otra vuelta de tuerca: Lili Marleen interpretada por Nana Mouskouri & Nina Hagen. Para neutralizar el platonismo)








" En el barracón del cuartel,
junto a la entrada, ahí una farola encontré.
Y si aún permanece en pie
entonces nos volveremos a ver
bajo esa vieja farola, estaremos
como estuvimos una vez, Lili Marleen.

Nuestras sombras encontrándose,
fundiéndose en una sóla.
Nuestro amor no fue efímero,
fue puro para los que nos miraron,
y toda la gente contemplará
el momento en que estaremos bajo esa vieja farola,
como estuvimos una vez, Lili Marleen.

Entonces el guardia a mí me dirá:
"Nos llaman al frente, vámonos.
Esto podría costarte tres días de arresto."
"Estaré en un momento"
Y así fue como nos dijimos "hasta siempre",
aunque hubiera preferido quedarme contigo,
contigo Lili Marleen.

Bien conoce ella mis pisadas,
mi decidido caminar.
Cada tarde esperando...
¿por mi? Un recuerdo reciente.
Si algo me llegara a suceder,
¿quién bajo la farola estará,
contigo Lili Marleen?

De mi plácida existencia,
y de este descolorido día a día,
como un sueño me liberaste,
con tus labios tan vivos.
Cuando la nieblas nieblas de la noche se arremolinan y agitan,
a esa farola regreso,
como hice una vez, Lili Marleen."
(Poema de Hans Leip)

sábado, 4 de octubre de 2008

UNA PREGUNTA QUE BUSCA RESPUESTA (sobre el eterno femenino )

Planteo una duda:

exponiendo la filosofía de Platón ayer mismo, me dejé llevar por una interpretación del amor platónico combinado con el romántico "Eterno Femenino" que no sé si es del todo adecuada.

Así, dije, el amante platónico no se enamora de la superficie de su amada, de su exterioridad carnal y libidinosa, sino de su esencia eterna, de su espíritu profundo. Ahora bien: el platónico sabe que en lo profundo de las cosas está el Universal Arquetipo. Por eso, en el fondo de toda mujer subyace el "Eterno Femenino". Detrás de cada mujer está la Única Mujer, la Mujer... Y lo mismo da enamorarse de A que de B.

Una alumna replica:" Sin embargo, ¿no es más cierto lo contrario, que por fuera todas las mujeres somos parecidas y es en la profundidad, en el interior, en la esencia, donde cada una es diferente y única?".

La objeción me parece interesante y me lleva a una cuestión de fondo:


si mi interpretación fuera la correcta, ¿implicaría esto que no cabe en Platón hablar de un alma individual, para cada uno, para cada mujer?. Por otro lado, si se habla en Platón de un alma individual, ¿ hay que considerar que la interpretación de la alumna es la adecuada y que el amor humano buscaría el "daimon" particular de cada individuo ---- contraponiéndose el amor a la búsqueda de científica que, en efecto, busca el género o la especie pero nunca lo particular?

Si alguien oye, por favor, que responda.


LA MODE: EL ETERNO FEMENINO




"Mitos, mujeres, galgos y ciudades,
musas, pintores, gatos y novelas,
reinas, banqueras, hadas y estudiantes,
discos, estrellas, robots y japonesas

tienen ese algo misterioso
que daba miedo a Leonardo y a Amiel,
que sólo las minorías entienden,
que hizo a Warhol esposo de su cassette

miércoles, 1 de octubre de 2008

EL MITO DE LA CAVERNA Y LA MÁQUINA DEL TIEMPO




"Diosa celestial para unos;
y para otros una vaca aplicada
que les da mantequilla
"
(Goethe: Ciencia)



La potencia del mito de la caverna de Platón creo que está fuera de toda duda. El relato posee fecundidad teórica y especulativa tanto como pedagógica, razón por la cual pudiera ser considerado uno de los textos fundacionales de cualquier simulacro de reconstrucción de la historia del pensamiento en horario escolar. Cuando imagino cambios en la estructura del bachillerato cuestionaría (o podría cuestionar) la mayor parte de los textos y hasta de los autores que actualmente están en liza. Sólo el platónico mito se salva.

Más allá de lo acertado de estas palabras – y no niego que la exageración me ha ganado la mano – me llama la atención cómo el mito ha sido reiterado en formas diversas a lo largo de la historia (recordemos aquí la popular película Matrix). Sin embargo hoy quisiera llamar la atención sobre otro relato emparentado con el de Platón de un modo más perverso: el que nos cuenta Herbert George Wells en La máquina del tiempo. “El viajero a través del tiempo”, protagonista de la novela, se traslada con su artilugio a un futuro muy lejano( el año 802.701). Allí encuentra un raza humana , los eloi – bellos y pacíficos en su conducta, vestidos con túnicas ligeras (como hermosos griegos de una Arcadia feliz) y vegetarianos – que parecen haber logrado el sueño de la sociabilidad y el triunfo del espíritu y la poesía. Sin embargo, pronto se descubre que hay un mundo subterráneo, una caverna, en la que habita la raza de los Morlocks, seres brutales que utilizan a los eloi como alimento. Los eloi temen las sombras y nunca se atreven a adentrase en ellas porque saben que allí se oculta su destino, ajeno a toda lírica (y al vegetarianismo).



El relato de Wells parece una inversión del mito platónico. No sólo, desde luego, porque se inicie en el exterior luminoso y espiritual para culminar en el subterráneo sombrío y cárnico, siendo este mundo más real que el primero. Además Wells rompe la posibilidad de cualquier esperanza porque la situación sólo podría cancelarse con una acto de autoinmolación voluntaria de los pacíficos eloi – una resistencia al modo Gandhi – que matara de hambre a los salvajes morlocks. Pero, sinceramente, el desarrollo filosófico de los eloi no parece que vaya en esa dirección heroica. Más cercanos al “carpe diem” viven su eterna juventud mientras dura y sin pensar en el futuro; antihegelianos de tomo y lomo, los eloi han encontrado una felicidad en la intuición de la belleza sin compromisos y el cultivo de la filosofía complaciente. Los morlocks, por su parte, se los imagina uno entre el cálculo positivista y una filosofía poshobbesiana. Los morlocks son la expresión despiadada y un punto cínica de la hipercrítica ilustrada: las creaciones espirituales del mundo eloi son espejos trucados del mundo de la vida, lobo y ganadero de sí (¡cuán lejos el pastor del ser!), necesitado de un pacto con el mal y la fealdad.

Dicen que Wells se hizo eco en su novela de los miedos de las clases privilegiadas inglesas por el ascenso de las clases populares – ese miedo que dio lugar a las sociedades eugenésicas. Los eloi serían los vástagos de las clases altas que no se atrevieron con una preclara eugenesia y han visto triunfar a los morlocks, hijos del proletariado. No niego la interpretación. Lo que hoy subrayo es la inversión que respecto a Platón se nos propone. El mundo de la verdad y la ciencia, del bien y de la belleza no son sino simulaciones para obtener una carne más selecta (hoy ponemos a los animales estabulados música de Bach; producen más leche). Uno no puede dejar de sospechar que el cultivo de estos saberes tan inútiles como la filosofía oculta un secreto de vísceras y tierra.

Post- it:

Bien pensado, quizás estemos exagerando la oposición entre Platón y Wells. Solemos creer que el mito de la caverna nos ofrece una marco filosófico optimista sobre la posibilidad de conocimiento de la realidad en sí. Sin embargo olvidamos el recibimiento que los hombres de las sombras hacen al preso liberado en el mito. No veo que haya esperanza, aún en la perspectiva interpretativa platónica, si el hombre que excepcionalmente salió del hueco oscuro, fue “condenado” por los otros al día de su regreso. Forzando la máquina especulativa y ficcional, ¿no podríamos concluir que los cavernícolas se comen al hombre liberado, por su impertinencia?


Por otro lado, queda siempre pendiente en Platón la cuestión de quién libera al prisionero y le permite salir al exterior. Se habla de impulsos innatos al saber y hasta de “daimon” providente. Yo digo: ¿Y si el relato platónico es la descripción de un primer intento de los morlocks por crear un almacén de proteínas humanas mejoradas por el cultivo metafísico, el primer crimen de la infraestructura en la superestructura? La rebelión de los esclavos.

Decostrucción: desmóntese el entramado cultural como herramienta para el incremento de la producción de humanos, que serán alimento de los morlocks --- o del Gran Dios Molok, ese dios del sacrificio (que, por cierto, aparece en la película de Fritz Lang Metrópolis, otra re- visitación del mito cavernario, en este caso mucho más esperanzado: Mittler zwischen Hirn und Hand muss das Herz sein" (mediador entre el cerebro y la mano ha de ser el corazón).





¿Y si el que libera al cautivo platónico no fuera sino el sin par Sócrates, ese que se autodefinía como feo – el más feo – tan parecido a los morlocks, el primer morlock devorador de poetas juveniles y filósofos en ciernes, como sospechó Nietzsche?