lunes, 27 de septiembre de 2010

At five in the Afternoon


Robert Motherwell: At Five in the Afternoon(1949)


Agoniza o pierde escamas, se despelleja en el caldo de su propia desazón. El alma. Las cinco de la tarde: demasiado pronto para meterse en la cama y hacer noche. No procede la siesta según el calendario. Son las cinco de la tarde hora de desvanecimiento si es de desaparecer en la inconsciencia de lo que se trata. ¿Es ese el caso?. No soy Lord Chandos.

Agoniza el espacio de la escritura por contagiarse en exceso de baba vital. Ayer pensaba. Ayer, a las cinco de la tarde, marcaba en negro plazas de meditación y logomaquia. Tachaba. Pensaba en la traducción: de la vida a la letra, la imaginería del concepto. Qué vórtice más tonto. Me acuerdo del viejo profesor que decía que la metafísica aborda la implicación de lo universal y lo particular. Lo particular, sea, yo. Lo universal, sea, yo. Traducción egótica.

Agoniza esta blog desde hace mucho tiempo. Quizás desde que abandonó su primitivo objetivo escolar. Ya se sabe: es salir de la escuela y morir en la intemperie. La escuela como burbuja y alcanfor. La hora mágica de la clase. Pero hablo de la blog. Digo: Agoniza o pierde pelo o escamas o piel. Pierde en proporción directa a su desbordamiento en falsos yo. Vale: todo yo es falso pero tú me entiendes. Gradualismo de la ficción o la verdad como una mentira 0,0 º . Ella, la blog, se sabe mentirosa, por exagerada, por seductora y exhibicionista. No hables, querida, de la traducción de la vida a la escritura.

Todo ya agonía a las cinco de la tarde, cuando no me parece oportuno acostarme "hasta mañana" (no future). Siesta, no. Cabezada vespertina de borracho. Quizás eso cuadre. O ir a los toros y contemplar la matanza, la estupidez de lo que dicen rito - la estupidez de todos los ritos.

Sólo queda esa misteriosa articulación - otra vez el codo - de lo universal y lo individual. Qué oquedad, dios mío, qué cueva ha dejado en el alma la caída de las últimas escamas de la metafísica.

Agonía o logomaquia. At five in the afternoon


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At five in the afternoon(Samira Makhmalbaf, 2003)


Lo relevante: el rostro. Toda reflexión se hunde en la concreción de una historia. El paraguas como cielo protector, tan parecido a la cúpula de la mezquita. Pero la cúpula se encarna en la carne, en el rostro... una historia. La metafísica en una historia. Mi historia, la historia de ella (de ellas, en plural).




Cúpula mezquita de Selimiye de Edirne(Turquía)

El azul signa hermosura porque no invade su rostro. Rostro enmarcado en celosía, en cúpula-paraguas que hace perdonar tradiciones. Tradición enmarcada y legitimada en el rostro. La pequeña cosa de lo bello legitimando en lo individual que asciende hacia la geometría del azul. La cúpula del paraguas como la mejor de las mezquitas, el más hermoso de los templos jamás narrado por los viajeros. El templo de tu rostro. Soy politeísta.

Eso es lo importante. Mi alma es el alma de ella. Ellas, las almas. Eso.








viernes, 24 de septiembre de 2010

Robert Motherwell: je t´aime


Querer hablar. O mejor no hacerlo. No encontrar el qué ni el tono. Sobre todo no definir un dónde. Callar y seguir adelante. Como si. Eso, supongo, es fortaleza.

O callar encerrado en una ciudadela interior. Amasando todas las neuras en el fuego de lo arbitrario. Siendo filósofo pascaliano. Un quebradizo junco, un alma en los huesos, una imaginería del concepto que se desborda sin ofrecer sentido.

Salir a la calle en blanco y negro (ella, no yo; un no-yo femenino plural) con un peinado de mujer de los años cincuenta, como dispuesta a asesinar al marido por el capricho de un amante (de ella o de él, da igual). Mientras, a la vez, en el espacio intermedio y articulado hablo del codo y lo hago para que dejen de quererme y respetarme. Y ella llama por teléfono desde una cabina de los años ochenta: la hora. Y el asesino dice: vale.

Esperando al asesino, todos a la escucha, como heideggerianos, como artistas, como cuadros de Rothko, telas que escuchan como si fuesen tímpanos vibrantes para los ojos. Ella descambia los libros de texto porque él no se atreve. No se atreve a hablar (¿debiera pedir perdón?¿fue realmente tan melodramático?). Cosas cotidianas - cambiar los libros de texto. Lo que él no se atreve a hacer (tampoco repone bombillas fundidas). Es lastre. Buey filosófico en el portal de belén postmodernista. Hace vaho estercolado y ocupa espacio en la casa.

querer hablar; decir... qué. nada que decir. llegar a una situación en la que nada hay que decir. sólo mirar. mirarse. melancólicos en la cercanía. llegará el distanciamiento. él seguirá en el mapa el trayecto que enlaza sus nuevas casas. el que pisen un mismo paralelo no les une. habría algo que decir. decir que no hay nada.


Mientras, el asesino recibe la llamada. Es la hora, llegó tu hora: la hora veinticinco. Leo la hora veinticinco.Ella descambia los libros en coartada y el ejecutor marca mi garganta con sus labios. Al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. Exploto de corazón pa´rriba. Como un coche bomba de la sentimentalidad.


POSDATA_BASE:
No necesitaba del artificio explosivo. Soy trasparente. La gente que quiero sabe que la quiero aunque no me atreva a cambiar los libros de texto ni mucho menos a hablar cuando nada hay que decir. Espero fundido en Rothko la llegada del asesino.

Ya me encuentro bastante mejor, gracias. Espero el alta.

Oigo la llaves en la puerta. Es ella - todas las ellas. Me disculparé por aparecer tan asesinado. Las besaré con los labios que las besen.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Lección de anatomía para heterocronías licuadas

No soy yo (es una ella)

No conozco parafílicos del codo. Dicen que chuparse el (propio) codo es habilidad poco común pero no creo que haya pulsión sexual que acompañe a la proeza. El mundo del espíritu se construye (también) por este tipo de operaciones contorsionistas sin más ímpetu que la simple tontería. Envidio, en mi situación, la ligereza de estos saltimbanquis. Por la misma mis espectáculos favoritos en los últimos tiempos son las marionetas de cachiporra. Marionetas sin codo.

Lamerse en circunferencias el (propio) codo pero sin deseo. Me gustaría obviar todo deseo en orbitaciones excéntricas de mi voz (mis voces, las que me hablan todas a un tiempo) alrededor del codo como lugar de articulación muda. Mirarme el codo.

El codo simula, al doblarse, ser muñón del alma. Sí que es conocida la parafilia que se deleita en las mutilaciones: acrotomofilia. Un diagnóstico envidiable: acrotomofilia narcisista simulada.

***

El codo es una extraña porción de piel rellena de hueso que escapa al imperialismo del deseo. Puedo imaginar pulsiones eróticas que se fijen a casi todas las partes de la geografía corporal pero el codo es un espacio sorprendentemente asexuado.

El codo es una falsa quiebra consensuada, como un bien ordenado bipartidismo que enmascara dictadura. Un no- espacio, una tierra de nadie entre el cerebro y la mano.

"Entre el cerebro y la mano debe mediar el corazón" - dicen los protagonistas de Metrópolis.
Tengo deformados el cerebro, el corazón y la mano. Me queda el codo. Articulación que nada articula(en mi caso).

***

Hay personas que te saludan acariciándote el codo. Es la forma menos comprometida de tocar; muy cosa de monjas. A veces algunas personas gays saludan así pero entiendo que todo esto son estereotipos. Me resulta raro que me toquen el codo. Una amiga me recomendó en una ocasión hidratar el codo con especial cuidado:

- "Se distingue a las personas sin clase- sentenció - por la rugosidad de su codo".

Por eso cuando me tocan el codo siento que evalúan mi charme. Sentirse evaluado por medio del codo, estando como estoy desgarrado de cerebro, corazón y mano, reseca la libido. Por eso, decía, no imagino parafilias del codo. Y, desde luego, no consigo chuparlo.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

lunes, 13 de septiembre de 2010

Estampas

Takashi Murakami Flower Matango (Foto C.Delsaux)


Tengo un corazón loco
una bomba sin par
si lo agitas un poco
no podrá respirar

Suena muy pop
Suena muy pop por ti

Tus vestidos de rayas
tus blusas de tergal
tus suspiros inspiran
un deseo especial

Eres muy pop
Eres muy pop por mí
(GLUTAMATO YE-TE)


Escritura de urgencias. Escritura del 112. Escritura en la impaciencia de un polvo rápido con la muerte.

La escritura reanima mi corazón loco orbitándome en campos eléctricos erectos por sucesivas inyecciones de adrenalina.

(Re- animar: ¿cuál es el alma que nos ocupa una vez reanimados? ¿La misma o la otra? Una vez reanimados, ¿asumimos que ya hay otro ahí, en el sitio que ocupaba el mismo?)

Practico la escritura de urgencias para taponar hemorragias y, como consecuencia necesaria, me alejo de la escritura como obra de arte. Lo asumo con mis ojos tristes. Atravieso la tráquea con mi pluma eléctrica para saltar por encima de lo que me obstruye la oralidad, la conversación y la vida que es charla (y no, esperemos, sueño y espejismo). Un boli bic, el canutillo de plástico trasparente (el bic cristal que escribe normal), reinstaura la respiración. El espíritu inspira por vía salvífica.

Verano sin escritura para que el alma muera cien veces o se quede en los huesos, desangrada por sus propias sanguijuelas.

La escritura de urgencias.

Y un deseo pop de superficialidad deslizante que me abra al infinto romántico en horizontal colorín.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Inicio del curso (escolar)

"El fútbol es una fuerza poderosa y democrática que reúne a todas las clases sociales, por tanto un estadio, quizás más que cualquier otro tipo de edificio, es un espacio verdaderamente democrático, y el diseño de un estadio es la expresión mayor de una arquitectura que va más allá de lo estético para incidir en el terreno social" (Foster & Partners: Acerca del Proyecto de ampliación del Camp Nou).


Moholy-Nagy: Ellen Frank 1929

"Desde Weimar a Chicago, Moholy -Nagy se mantuvo siempre fiel a su ideal pedagógico concebido como educación moral del ser humano y considerado fundamentalmente tanto para desarrollar las virtudes de cada estudiante como para preparar la llegada del hombre nuevo y total, un hombre que integrara lo racional, lo afectivo y lo sensorial, al que aspiraron las vanguardias de los años 1920". (De un folletito de la exposición László Moholy Nagy: El arte de la luz).


Inicio de curso; monotonía de lluvia tras los cristales. Dos textos me vienen a la cabeza y mi alma - en los huesos - no entiende ninguno. El mundo se escribe en cuneiforme ininteligible.

Mueren los seres vacíos y renace la bicéfala. Cuánta bobada.