miércoles, 31 de enero de 2007

CONTRA FELICIDAD. MUNDO FELIZ (II)

Quien no desee ser feliz que levante la mano -------- si tiene coraje, pues no nos extrañará que tan inmensa anomalía – el deseo de no ser feliz - se asocie a una falta de valor o fuerza.

Mundo Feliz (escena n+2). La masa de epsilones es frustrada y liberada por el simpático medio de destruir su alijo de soma. John Salvaje les impide perseguir su sueño en el doble o triple sentido de la palabra: ideal tanto como fantasmagoría onírica o un mero unplugged de la conciencia ------------- o mejor aún: un ideal que consiste en una caída de la conciencia en la nada sicofanta.

John Salvaje - que teme por su vida en el episodio del Mundo Feliz al que me refiero- es el Caballero del Pasado Trágico, Caballero de la Fe como Kierkegaard, e intenta romper la mentira con garrotazos de extrañeza. ¡Desea salvar del sueño! ¡Oh, vana intención! Ni el filósofo cavernario ni Shakespeare ni Cervantes. Ni el Boecio consolando su cuello ni Agustín de Hipona, el gran macarra de occidente, despreciándonos a todos en su íntima conversación con Dios, ni el Cartesio amodorrado circunnavegando su experiencia psicodélica (Meditaciones Metafísicas 1ª). Todos los intentos de despertar del sueño se han levantado pesadilla o tediosa cotidianidad.

El humano busca la tragedia pero, por extraño conjuro, no persiste en ella y oscila hacia sus opuestos burlescos (la risa y el tedio).

Pero vayamos a lo prosaico que aquella generación de Titanes hoy nos mira con lejanía mal disimulada y peor entendida. Susana F. Caro, en el último número de Foreign Policy, revela el secreto mejor guardado: “La búsqueda de la felicidad está de actualidad desde hace 3.000 años”. Los politólogos nos anuncian la felicidad del elector como la New Jerusalem del cruzado. Las universidades instituyen cátedras de felicidad y se construye concienzudamente un PIB de bienestar. Tienen mi voto, claro. Sin embargo, no puedo entender qué falla y por qué no lloro de emoción ...


Yo, a tantos de enero, convertido en epsilon votante, incapacitado para la reflexión como todos los personajes de Mundo Feliz - ¿por qué voy a ser más? ¿sobre qué tengo que pensar?¿qué es meditar?¿por qué aquellos maestros me resultan extravagancias ? – copio el siguiente texto:

Y aunque los barrenderos hubieran podido calmar el hambre y la sed, dar techo a cuantos tenían que pasar la noche al raso.... aún quedarían corazones que querían algo distinto, aquello que justamente no se puede obtener de los poderes terrenales. Hay quien prefiere el amor injusto a la justicia sin amor. Y algunos que quieren ser golpeados y amados. Y que son felices si no les quieren y les pegan.

Pues entre lo que constituye la felicidad previsible del ser humano y lo que constituye su felicidad imprevisible existe un espacio que no es posible cubrir con normas racionales
”( Joseph Roth: El Anticristo. Alegato contra la Barbarie)


Ese margen lateral es lo que se nos escapa. Quizás sólo nos quede la cuerda y la cadena, el cáñamo y la púa, la destrucción sistemática de todos los sentidos o ...nada de eso, a lo sumo, el carrito lleno en el Hiper. Tal vez los pies colgados marcando las horas como el pobre John Salvaje.

viernes, 19 de enero de 2007

INTERMEDIO AUSTROHÚNGARO


Hoy algunos alumnos de CTS se han enfrentado al papel el blanco para exponer sus reflexiones sobre Un Mundo feliz . Comentaré próximamente lo que me resulte más interesante.


Mientras tanto os invito a leer mis notas sobre algunas novelas de Joseph Roth leídas en estos días navideños. Nada mejor para conjurar el espíritu dulzón de las fiestas pasadas que una buena dosis de inteligencia y sensibilidad nadando en los oscuros mares de la decadencia de la primera mitad del siglo XX . Recomiendo, pues, La Marcha Radetzky(1932),
La Cripta de los Capuchinos (1938) y Confesiones de un Asesino (1936). Aquí

viernes, 12 de enero de 2007

HUXLEY y UN MUNDO FELIZ ( I ). PERMITAN QUE LES CUENTE MI VIDA


«¡Oh qué maravilla!
¡Cuántas criaturas bellas hay aquí!
¡Cuán bella es la humanidad!
¡Oh mundo feliz,
en el que vive gente así!
»


Parece ser que estos versos de Shakespeare en el acto V de La Tempestad inspiraron el título de la obra de Huxley Un Mundo Feliz(Brave New World, 1932). La Tempestad se considera una de las últimas obras del autor inglés y, para muchos, es una culminación de su genio dramático. Desde luego no es su obra más conocida pero sí tiene algo de especial ( y hasta enigmático), como si en su último trabajo Shakespeare nos ofreciera un aviso de lo pudiera ser el futuro del hombre. No deja de ser curioso que, para algunos, La Tempestad pude considerase como un claro antecedente de la literatura de ficción científica - Próspero, su protagonista, es un filósofo natural y mago que logra dominar con su saber las fuerzas naturales. Un Mundo Feliz nos ofrece, de igual modo, un universo no habitual en el que la ciencia y la técnica provocan también efectos maravillosos ... o siniestros.

En fin, información sobre Huxley podemos encontrar en montones de sitios (ver al final de esta nota) por lo que aquí voy a narrar solamente algunas anécdotas personales de mi encuentro adolescente con Huxley.

ACTO PRIMERO

En cierta ocasión – y de esto hace ya muchos, muchos años - fui con mis padres de visita a la casa de unos conocidos. Estos tenían una hija algo mayor que yo, quizás tuviera dieciséis o diecisiete años y yo trece, diferencia que en aquel entonces nos ubicaba en planetas distintos: ella en la categoría de mujer, yo en la de niño. A pesar del abismo ontológico que nos separaba, la muchacha me atrajo de manera irremediable como no podía ser de otro modo en aquella época. Allí estaba ella, sentada en un sofá y con un libro en las manos (Hoy diría: parecía un cuadro de Balthus). Por lo demás en aquellos años yo ya había caído en lo que podría llamar “el fetichismo de los libros”. Tener un libro en las manos quizás hubiera embellecido a la propia novia de Shrek. Pues bien: ¿adivinan qué libro estaba leyendo la bella desconocida? En efecto, Un mundo feliz. Desde luego nada supe en ese momento de su contenido – la jovencita abandonó la sala al poco de llegar las visitas inoportunas – pero sí me quedó grabada en la memoria la portada. La edición que manejaba la chica era la de la colección Rota-Tiva y en ella se nos dibujaba un embrión humano sobre un fondo de engranajes mecánicos. Debo confesar que me impactó y, en aquel entonces, creí ver en la muchacha una actitud en extremo liberal y madura , pues, de algún modo, leía un libro sobre reproducción y sexo ¡ delante de los adultos! Yo jamás me hubiera atrevido a insinuar interés por esos temas en presencia de mis padres. Así, y finalicemos sin más psicoanálisis este primer acto, el Mundo feliz vino a simbolizar en mi imaginario adolescente el interés por el sexo y la libertad de pensamiento, la rebelión contra el mundo adulto. Lo que no deja de ser curioso es que mi absolutamente irracional interpretación del libro – pues no se basa en dato alguno sino en el simple título y la “atmósfera” que creaba la joven que lo tenía en sus manos, - acertara en cierta medida. Hoy, leído el texto de Huxley, creo que la interpretación del amor y del sexo como elementos clave en la liberación del hombre o en su esclavitud, me parece una de las columnas de la novela. Además el texto me parece una extraña novela adolescente: la sociedad del Mundo Feliz no deja de ser un mundo infantilizado y teen-ager.

ACTO SEGUNDO

Pasados los años me hice un poco más mayor – no se sorprendan. Con dieciséis o diecisiete años – la edad de la joven en aquel nuestro breve y único encuentro – me convertí en admirador de The Doors, el grupo californiano de finales de los años sesenta, y en especial de su líder Jim Morrison. No sólo grababa sus discos sino que compraba libros sobre el grupo – donde pude leer traducidas sus pretenciosas letras – e incluso llegué a adquirir un curioso poemario de Jim Morrison (Señores y nuevas criaturas) donde éste nos ofrece sus versos surrealistas y sus reflexiones sobre el arte, el cine y la vida urbana moderna. Como pueden comprender Jim Morrison era lo más fuerte, para nada comparable a la basura caduca que nos ofrecían los profesores en las clases – ya saben: Cervantes, Quevedo, Shakespeare si fuera el caso. Pensaba como Morrison, respiraba con la poesía de los Doors. Creía que debía abrir las puertas de la percepción a través de las experiencias no habituales....
Además, sabía que el nombre del grupo, The Doors, procedía de una cita literaria:

Si las puertas de la percepción fueran abiertas el hombre percibiría
todas las cosas tal como son, infinitas

No hace falta que se estrujen la cabeza. La “flipante” cita pertenece a Huxley – a su ensayo Las Puertas de la percepción. De nuevo aparecía el inglés aunque no había leído su obra. Faltaban algunos años.

Fin del segundo acto: Huxley se asoció en el imaginario adolescente a la necesidad de nuevas experiencias, la idea confusa de que hay una realidad que no es visible desde la vida habitual y para la gente normal – como se decía en una canción de la época “David Bowie lo sabe / y tu mami también /Hay cosas en la noche/ que es mejor no ver”.

TERCER ACTO

Huxley me gustaba antes de leer su obra. Hay cosas nos atraen sin razón aparente, por su asociación simbólica con nuestra vida y sus expectativas. Huxley simbolizaba libertad y la apertura de “las puertas de la percepción”. Ahora bien: si algo nos enseña Huxley una vez leída su obra es que al otro lado de la puerta se esconde lo maravilloso pero también lo siniestro. El amor, el poder, el conocimiento, la felicidad, tienen una sombra que puede atraparnos y condenarnos a sus contrarios: el odio o el amor superficial, la opresión, la ignorancia, la desdicha.


ALDOUX HUXLEY(1894 – 1963)

En la wikipedia hay interesantes artículos sobre su biografía y sobre la novela que nos ocupa.

En esta página creada por Quino Arnau pueden encontrarse desde fotografías del autor a una selección de textos sobre diversos temas o revisiones del trabajo de Huxley en el cine y en la TV

En inglés: Huxley net

viernes, 5 de enero de 2007

DE LA MARCHA RADETZKY AL MUNDO FELIZ


Nuestro siglo no nos quiere ya.(...) ¡La nitroglicerina y la electricidad nos destruirán! Ya no falta mucho” (J.Roth: La Marcha Radetzky)
Miramos hacia atrás con o sin ira, arremolinándonos frente a las injusticias del pasado o cubriendo de una suave pátina de ternura lo odioso y hasta lo innombrable. Este ejercicio de contemplativo nos sirve de consuelo en la imposibilidad de ser contemporáneos de nosotros mismos. No entendemos nuestro tiempo – ni siquiera la particular existencia que tan cerca nos nace – y volvemos los ojos hacia lo pretérito. Ansiamos sentido vital o algo de calma y, para tan noble causa, inventamos los arcanos que describen en su plenitud de significado el tiempo que a otros les tocó vivir. De igual modo nos colocamos en el futuro para, desde la plataforma de su lejanía, tratar de encontrar la clave de este presente huidizo.

He leído en estos días navideños La Marcha Radetzky y La Cripta de los Capuchinos del escritor nacido en la Galitzia austriaca Joseph Roth (1894 – 1939). En estas dos hermosamente tristes novelas Roth nos desvela la vida en los últimos años del Imperio Austro-Húngaro y ofrece un cuadro de sumo interés del estado de ánimo espiritual con el que se inició el siglo XX. La Gran Guerra de 1914 destruyó, sin duda, muchas de las estructuras de poder del siglo XIX y abrió de par en par la puerta a un siglo en el que los humanos miramos a la ciencia y la tecnología como signos y banderas de los nuevos tiempos. La Iª Guerra Mundial nos hizo desconfiados, generó un clima de hostilidad hacia la ciencia – o mejor dicho contra el racionalismo en que se fundó y legitimó históricamente. El irracionalismo llenó el espacio de las artes, la política y hasta las mismas ciencias. Sin embargo, curiosamente, la técnica siguió fascinando a las masas. Existieron efectivamente grupúsculos luditas pero fueron meras curiosidades. Más aún: la enorme matanza tecnológicamente mediada que fue la IIª Guerra Mundial actuó de abono (humano) del desarrollo tecnológico en el que ahora nos encontramos.

La caída del mundo decimonónico en la Gran Guerra implicó la crisis de la Gran Literatura como vehículo de comprensión de la existencia. La literatura, en el siglo XIX – de Homero a Goethe pasando por Shakespeare o Cervantes -, fue una genuina alternativa a la religión y el mito como educadores de la juventud y creadores de tendencias. Seguramente la literatura sigue siendo hoy un elemento clave en esa tarea – como lo fue y lo es la religión – pero con el inicio del siglo tomarán la ciencia y la técnica un papel fundamental en la inmensa faena de encontrar un cuadro de sentido y finalidad a la vida humana. Así se explica que el riesgo claro y efectivo de la tecnociencia no haya anulado la fascinación de la misma.

De igual modo podemos analizar el papel fundamental en la comprensión del mundo de las distopías literarias de la ciencia ficción en el siglo XX. Frente al Frankenstein de Mary Shelley – signo del hombre rebelado/revelado como creación de Dios – Mundo Feliz de Huxley nos narra un mundo humano en el que la técnica (el control total del Mundo Feliz) es la respuesta ante los desmanes de la técnica (la Guerra Total) en el supuesto de que no es ésta la que genera el mal sino la interpretación trágico-literaria – religiosa de la misma. La tecnociencia, como vehículo de sentido ético y estético, no admite complicidades con aquellas instituciones que en el pasado ofrecieron respuestas. La tecnociencia muestra su faz totalitaria.

En fin, continuaremos.

miércoles, 3 de enero de 2007

AÑO NUEVO, ¡QUE SIGA EL CURSO!


Salud para todos y fuerza para las grandes empresas que nos esperan.

Comenzamos el año con algunas novedades dignas de mención. En primer lugar vamos a abrir la ventana de esta blog a los “otros” intereses del editor y haremos un hueco para la filosofía . Para empezar hemos ampliado los enlaces con sitios útiles para el estudiante de filosofía en el bachillerato y, en general, para cualquier interesado en el tema. Espero que posteriormente pueda aportar alguna otra información o reflexión de interés.