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domingo, 20 de febrero de 2011

HIROSHIMA, MON AMOUR (1) .Olvidar-me, olvidar-te, olvidar-nos



HIROSHIMA MON AMOUR (ALAIN RESNAIS - MARGUERITE DURAS, 1959


je te rencontre.


Je me souviens de toi.

Qui est tu?

Tu me tues.

Tu me fais du bien.

Comment me serais je doutée que cette ville était faite à la taille de l’amour?

Comment me serais je doutée que tu étais fait à la taille de mon corps même?

Tu me plais. Quel événement. Tu me plais.

Quelle lenteur tout à coup.

Quelle douceur.

Tu ne peux pas savoir.

Tu me tues.

Tu me fais du bien.

Tu me tues.

Tu me fais du bien.

J’ai le temps.

Je t’en prie.

Dévore-moi.

Déforme-moi jusqu’a la laideur.

Pourquoi pas toi?

Pourquoi pas toi dans cette ville et dans cette nuit pareille aux autres au point de s’y méprendre?

Je t’en prie…
 
 
Reiterar. Qué vergüenza, bicefalita, que te emociones tan pronto cuando aún asoma el puñal en tu muslo. Por qué no piensas en perdonar o matar, en rasgar la piedad con la bofetada ("la violencia no sirve de nada" - te dicen). De nuevo el viejo poema y las mismas imágenes; el ritmo casi idiota de las emociones. La ensoñación y el espejismo del cuerpo:Comment me serais je doutée que tu étais fait à la taille de mon corps même?El espejismo del alma. La misma canción y la misma burla de la ciudad herida (Hiroshima, Nevers). Ciudad rasgada, ciudad cuchilla que rapa el alma, disuelto en la memoria el olvido. Amar, morir, matar, deformar la belleza en la pasión hasta la fealdad. Pulir el recorrido. Lo ya dicho. Por qué repetir. Por qué ser idiota una vez más?. La misma rueda, la misma vieja sensibilidad de señorita, el mismo acompañamiento a la eyaculación. Justificar en 1959, sentir y sufrir. Soldado nazi y amor rapado, el sabor de su sangre. Lo mismo. Qué simples...qué simple mi alma. No había nacido en 1959. Nevers. La ville de Nevers, on the right bank of the Loire River. Hiroshima y los niños deformes. La campana sorda de Hiroshima.
 
Quiero visitar Nevers. Viajar para ser un extranjero (casi un idiota en la comunidad)
 
Quiero caminar su calles para ver morir al soldado alemán.Ser el soldado en el muelle del río.
 
Dicen que la violencia no resuelve nada.
 
Visito Nevers, camino Hiroshima.
 
Ciudades que se burlan de la inutilidad de la  violencia.
 
El amor nos devora hasta la fealdad.
 
Déforme-moi jusqu’a la laideur.
 

 
 
Una vez más, otra vez lo imposible.

lunes, 14 de febrero de 2011

Joven con bayoneta o espray

  Agustí Centelles

Hoy voy a ser como viejo amargado. Soldado en la reserva que mira el desfile de los muchachos que dicen buscar las trincheras en el subterráneo. 
Escupo mi viejo tabaco - calamitoso grumo protocancerígeno -  en las vías del metro.

Atrevimiento.

"Por lo menos yo he tenido cojones para hacerlo" - me dice él.

(Él me golpea el muslo contundentemente - en el modo visionario de la metáfora y en la ceguera de la piel que oculta la pequeña hemorragia. Para él atrevimiento  equivale a tomar al asalto el vagón del metro. El valor es el nombre debilitado del choque adrenalínico. Desde pequeño odié el tener cojones).

Osadía y temeridad.

No basta el valor, querido Aristóteles, esa fuerza liberada de insania que apuntalaba sabiduría y prudencia.  Hoy estamos lejos de la vida buena y nos exigimos (para mayor excitación) un disparo rápido de sexo, de violencia, un flash de lo que sea, way of life tecnocapitalista que nos hace ameba a imagen y semejanza del nuevo dios

 enfermo, morboso, megaexcitado en su propia viagra: deslocalización, despido, espuma especulativa que nos llena la próstata de rigor deconstructivo e inconsciente: es un cualquiera en el otro lado el que muere para que yo retoce con "velinas" ---- o, como su doble barriobajero, pandilleros o pijos de suburbio vomitando su propio esperma empaquetado en aerosoles de colorín diverso y formas previsibles que ciegan ventanas y llenan las calles de monotonía

 No caben esas costumbres que definían un estilo de vida filosófico.  No cabe vivir al margen de la insania. Se nos exige, al menos, ser un poco extravagantes, lunáticos, marcianos, raritos, bichín de individualidad homogénea. Hoy el peligro que nos salva  oscurece previamente la razón para que no se noten sus piezas, su vulgaridad de hembra en celo que dice amar o de chavalote que compra orquídeas  para su chorba con perro peligroso en la cadera y marijuana en los pulmones... precisamente el día de San Valentín.

Lo idiota no quita lo imbécil. Y así día tras día .....Lo importante es que se cierre todo acceso a una salida elevada y exigente.

Golpe químico de una pulsión llena de ira que se enreda en espiral de pegamento inhalado. Mucha ira tan ciega y tan falsa, como de plástico barato, adquirida al por mayor en tienda china de Lavapiés. No basta un odio - que dé lugar a la indignación - sino que se exige abundancia de envoltorios, de pinturas. No se reconoce el alma sino en el marcaje de un único signo, un nombre, una firma, una muesca repetida hasta el hastio, provocando un vómito del alma, el vómito de la cultura que se trastorna y reitera y reitera y reitera como un anuncio, como un mensaje electoral, la puta tabla de multiplicar o las series en las mil cadenas, las caras intercambiables de Berlusconi y Mubarak . Repetir sólo un gesto. Eso es la ira. Eso es la indignación. Destrozar el vagón del metro es el único acceso hacia la realidad.

- Ser respetado es mi objetivo - me dice.





Soy el soldado que retrata Agustí. No me dirijo, en la extraña angulación que me muestra en la foto, a ninguna parte. Sin embargo pronto se abrirá la escena del combate y me convertiré en el sudor que fusiona la piel y el tejido, el aliento ahogado, la sequedad en la garganta y la certeza de que entre la punta de de mi bayoneta y mi corazón se mide exactamente el fusil armado con la cuchilla mortal del enemigo. Podríamos ensartarnos mutuamente pero sé que seré yo el que penetre, que la bayoneta del otro sólo rozará mi guerrera.

Soy sudor, el soldado del atrevimiento. Esa es la osadía del que choca brutal contra la muerte.

"Por lo menos yo he tenido cojones para hacerlo"- me dijo como si fuera el soldado con su bayoneta. Me golpeó el muslo y comprendí por qué, desde mi infancia, había odiado el "tener cojones". Una anticipación siniestra.

Rezo por la desaparición del macho.

lunes, 31 de enero de 2011

DOVE NON SO

Edvard Munch. Bosque (1903)


"No me ha quedado ninguno. Uno ha muerto y el otro se ha matado.  Sólo vive aquél que era necesario matar"
"¿Varýkino no es acaso un lugar perdido en el bosque, donde nunca sucede nada?"
(Doctor Zhivago, Boris Pasternak).

 - I - 

 Supongamos que, en una percepción medianamente rigurosa del amor o la amistad (dejemos la diferencia entre ambos para otro día),  no cabe que el amigo  nos niegue las palabras necesarias para pasar el mal trago o dar testimonio de nuestra presencia y estima. Digamos, por consiguiente, que si llamando a la casa del amigo encontramos su fuego apagado y nos dice que no nos esperaba, la amistad se hace por definición añicos y se fragmenta en mil cristalitos (no de los que reflejan colores sino de los que cortan). La amistad era un mal sueño y nuestra pretensión ridícula.  No creo que seamos muy rigurosos si exigimos al concepto de amistad esa prueba:  que despeje en la tiniebla un espacio en torno al fuego de hogar y compañía para pasar la noche.

 Pues bien: esta consideración de la amistad se nos muestra claramente insuficiente si tenemos en cuenta que la negación del amigo no tiene por qué destruir la amistad. A la historia sagrada me remito:  San Pedro negó tres veces a Jesús y marcó su cara por la vergüenza sólo en los postres de la última traición. Y, sin embargo, no dejó de ser el elegido, el representante del Señor en la Tierra o la piedra que erige la geología de la comunidad.

 El amor y la amistad no caben en nuestros intentos de comprensión, ni en imagen ni en palabra. La realidad muestra una vibración u oscilación característica que hace que toda conceptualización pueda ser cuestionada ("no es exactamente así") o negada ("No es eso, no es eso"). Incertidumbre del arte y la escritura....

 Este hecho nos permite concluir que:

  • la poética del silencio o del lienzo en blanco está aposentada en el origen mismo de nuestros intentos artísticos: las palabras y las imágenes son desbordadas por la vibración de las cosas (nuestra impotencia o falta de habilidad creadora viene luego, como mala excusa, como negación de una amistad por un malentendido).

  • el uso de la escritura como elemento terapéutico está condenado al fracaso porque la palabra no puede con la complejidad de las emociones y convierte  todo decir en "expresión payasa". O dicho de otra forma: el escribiente debiera olvidarse de la cura y centrarse en la búsqueda de un artefacto artístico, una ficción en la que se muestre el primado de la forma insatisfecha.

"... el arte está siempre al servicio de la belleza y la belleza es la felicidad de dominar la forma. La forma es el presupuesto orgánico de la existencia. Todo lo que está vivo debe tener, para existir, forma, y por eso el arte, incluso el arte trágico,es el relato de la felicidad, una felicidad tan trágica y llena de lágrimas que tenía la cabeza cansada y dorida" (Doctro Zhivago, B. Pasternak)
-II -

En la muerte de Yuri Andréyevich Zhivago  retorna a escena -  convirtiéndose en motor de su funeral callado - la muy amada (o amiga en la fatalidad)  Larisa Fiódorovna, separada de Yuri desde hacía más de una década y que habitaba en algún lugar al otro lado del mundo. Aparición de Lara sin duda providencial y cargada de significado... ¿O estamos ante un chapucero  deus ex machina? ¿Dónde acaba la licencia literaria y poética para forzar casualidades y encuentros providenciales? Que alguien realmente importante en nuestra vida se presente casualmente en nuestro funeral para arreglar las flores y besarnos la frente rígida (destensándola de paso) es increíble para un intelecto medianamente sano.

Sólo la Providencia divina o la ficción poética pueden mostranos este hecho sin provocar risa. O mejor: no es que la Providencia o la poética cancelen la risa de estas casualidades. Sucede que paralizan la burla en un estado de significatividad que construye una idea teológica o estética:

 "Por una idea estética entiendo aquella  representación de la imaginación que da mucho que pensar, sin que, no obstantem, pueda serle adecuado  ningún pensamiento determinado, esto es, ningún concepto" (I.Kant. Crítica del Juicio)

 Como la amistad negada que, sin embargo, se mantiene fuerte más allá de su definición, el  arte (o la religión, ya que estamos con Zhivago) siempre está al borde de la carcajada  en estas imposibilidades poéticas que tienen lugar en el borde de nuestra creencia y que convierten los hechos en significativos. Seriamente significativos: de los que dan que pensar en ... nada concreto.  Un paso más allá al forzar la narración haría que todo el artefacto se rompiera - porque se violenta la "primacía de la forma".

 ¿ Quiebra Pasternak la forma con ese hecho improbable y providencial, la presencia de Lara en el funeral de Yuri? No creo. Lo que une a Lara y Yuri Zhivago es esa amistad que no se deja atrapar en su definición y que, amarrando a ambos a una extraña fatalidad, exige la  presencia ritual de Lara justo cuando Zhivago muere. El ritualismo salva la casualidad. Bien es verdad que para llegar a esa coincidencia providencial Zhivago debió morir sin heroismo, en la calle y rodeado de lo ridículo del mundo moderno(un tranvía que se hacía cachos). El siglo exige pagar ese impuesto de humillación.  Pero Larisa tiene su puesto en el funeral de ese hombre que se deja morir sin dejar de creer - cuando todo viene mal dado - precisamente por la primacía de la forma y  la armonía del mundo.

 "Nunca , ni en los momentos de más libre y olvidada felicidad, les había abandonado lo más alto y apasionante: la satisfacción por la armonía del mundo, la sensación de estar en relación con él, de participar en la belleza de todo el espectáculo, del universo.
  Vivían de esa participación. Y por eso el dominio del hombre sobre la naturaleza, el culto y la idolatría del hombre no los atrajeron jamás. Los principios del falso culto social transformado en política, les parecieron una cosa bien miserable y ninguno los comprendió" (Pasternak, Doctor Zhivago)
¿No nos provoca risa la creencia de Zhivago y Lara, en ellos precisamente que han caído con toda la escoria que dejaba el tren blindado de la historia? ¿No es ridículo que el poeta haga aparecer a la mujer en el punto final? ¿No es idiota que el amor y la amistad se extiendan más allá de sus rupturas, a la otra orilla de las tres negaciones de San Pedro, más allá de todo lo que la escritura pueda convenir en mencionar y decir? En el suspenso de la carcajada habita poéticamente... nuestra esperanza.

  Ríamos

 Digamos - con Lara y Zhivago - que gana la amistad y el amor a la Historia.




Rita Pavone - Dove non so (tema di Lara) (1967)

viernes, 21 de enero de 2011

DE UNA LIEBRE Y UNA TOALLA BORDADA


Leo Doctor Zhivago:

    “Antonina Aleksándrovna pasaba revista a las vendedoras, con la toalla sobre el hombro, como si se dispusiera a lavarse con nieve.

    Al final de la fila había una mujer con un pañuelo negro bordado en rojo. Vio la toalla bordada y se le encendieron los ojos. Miró a su alrededor, se aseguró de que no había peligro, y acercóse rápidamente a Antonina Aleksándrovna. Descubrió su mercancía y susurró apresuradamente y con calor:
       - Mira ¿Viste algo parecido?¿No te gustaría tenerlo? Bueno no lo pienses más, o me lo quitarán. Te cambio la toalla por esto.
  
   Antonina Aleksándrovna no comprendió al principio. Creyó que la campesina se refería al chal y preguntó:
       - ¿Qué estás diciendo, mujer?
Pero la aldeana había aludido a media liebre, abierta en canal y asada, que tenía en la mano. Efectivamente repitió:

       - Te digo que me des la toalla por esto. ¿Qué estás mirando? No creas que es gato. Mi marido es cazador. Es liebre, una hermosa liebre.

Se realizó el trato. A las dos les pareció que habían hecho un gran negocio y que la otra había perdido en el cambio. Antonina Aleksándrovna se avergonzó de engañar tan deshonestamente a una pobre aldeana y ésta, contenta con el negocio, se apresuró a alejarse rápidamente del lugar del delito” (Boris Pasternak: Doctor Zhivago, VII, 9 ).

****** 

Lo significativo. Cuando se deja la Rusia Central y se avanza hacia el oriente comienzan los imprevistos.  Si invierno, la nieve; si primavera, el deshielo. Los mosquitos en verano y la caballería roja recorriendo el camino de la jauría blanca que lleva cuchillos en la boca. Disparos en la tarde para ahuyentar al lobo y bandas de cornejillas implementando secuencias abstractas en el cielo de la taiga antes de que se cierre el rojo del atardecer. Las inclemencias dibujan el paisaje que, ahora mismo, me queda tan lejos de casa – aunque hace frío aquí y hay también pájaros  que imponen vuelos autistas, ajenos a la Historia  -  como si fuera otro mundo, la cuña roja de El Lissitzky  o el maldito GULAG envuelto en papel Stalin.

La huida hacia la naturaleza, el recogimiento en el pasado que se sabe ya no está y sólo se husmea en su hueco. Husmeo como un perro en la literatura, en el arte y en una terrible ausencia

*****

 Lo significativo. Que una toalla bordada y “media liebre, abierta en canal y asada” se definan como  medida de equivalencia, asoladas las cosas en sus brillos y diferencias por los mercados, la inflación, el hambre y la voluntad de engaño entre los pobres (que Aristóteles decía malicia), la revolución y la contra, todo eso  es el discurrir habitual de los caballistas, cosa como de siempre, algo que al Ángel de Klee-Benjamin sólo le eriza el vello de la mano.  Que Pasternak complemente la secuencia antropológica con la  instintiva camaradería  del que aún se sonroja en el engaño inocente y casi naif  ( trampeo y sisa  que nadie ve ahora porque una toalla bordada es equivalente de un modo exacto a media liebre abierta en canal y asada), esto es significativo y moralmente hermoso. Aún sin final feliz y en un horizonte precristiano, no del todo del gusto del buen ruso, pinto  mi ojo de lágrimas.

Antonina Aleksándrovna pasea por la vieja estación, rodeada de estraperlistas y campesinas maliciosas, con su toalla posada en el hombro “como si se dispusiera a lavarse con nieve”.  Eso, sinceramente, es erótico y es la fuerza que nos lleva a creer en la humanidad cuando el tiempo se paraliza. ¿Quién se negaría a ese baño de nieve para recuperar el placer de un tiempo pasado? La revolución esperaría una horas encerrada en su tren blindado para que yo aprendiera de los vicios burgueses.

 Mi tristeza cobra sentido en esa injusticia.

****

La sacralización de la liebre en el canje por la toalla es un hecho significativo que tiene lugar en un punto indefinido, pasada la Rusia central y cuando el camino hacia el oriente se llena de imprevistos. De momento no veo más hechos significativos.Seguiré atento.


lunes, 17 de enero de 2011

HOSPITAL DEL ESTADO (EN LA ERA DEL GRAN ANARKA). EPÍLOGO MORAL O ENVITE AL NO SER, LO SEGURO

Edward Kienholz: Blue Boy and Pinkie 1979


Y cuál es la diferencia entre ser tú o ser yo
en ser el principio o en llegar al fin
en ser infeliz o en ser muy feliz
entre decir no, no, no... o entre decir sí. sí, sí...
y cuál es la diferencia entre ser de aquí, o entre ser de allí
entre el blanco y el negro siempre está el gris
entre Dios y el diablo, entre el cielo, el infierno,
entre ser muy bueno, o ser muy ruin
y cuál es la diferencia, hermao, entre el bien y el mal,
cuál es la diferencia al fin, si todo es tan afín.

       ¿ y cuál es la diferencia......

                  entre tres canciones que se cantan en la misma letra y quieren  narrar tres latidos distintos(como si el latido pretendiese ser lo relevante )?

  El latido....









¿y cuál es la diferencia .....

                                    entre sufrir yo y sufrir tú? La vida nos va en el pequeño detalle.




¿y cuál es la diferencia ....


          entre una canción de odio que exige interposición divina para hacerse de veras lo que desea  y un amor que se canta en el odio?




¿y cuál es la diferencia....

       entre el poema de Fonollosa
Kennamore Street

Yo quiero que tú sufras lo que sufro:
aprenderé a rezar para lograrlo.

Yo quiero que te sientas tan inútil
como un vaso sin whisky entre las manos;
que sientas en el pecho el corazón
como si fuera el de otro y te doliese.

Yo quiero que te asomes a cada hora
como un preso aferrado a su ventana
y que sean las piedras de la calle
el único paisaje de tus ojos.

Yo deseo tu muerte donde estés.
Aprenderé a rezar para lograrlo


y la canción que hace sombra a la señorita que se dice mambaroja  y se anota (para no olvidar)

El lado triste de mambaroja. este video se asemeja a mi realidad... o no. yo no odio tanto...o si?no,no odio. la cancion no tiene nada q ver con mi realidad(lo aclaro)

******


¿Desea el hombre de la litera de abajo  - ver anterior anotación - que el de arriba sufra como sufre él y sienta que su existencia muestre el mismo sin sentido? ¿Socializar el dolor? ¿La esencia de la vida y, por qué no, su chispa?


 ¿Cuántas huellas de rencor ennegrecido por el silencio habita en el te quiero?

 ¿No es vivir en la parte baja de la depresión la única dignidad posible para el amante?

No a la transmigración en otra especie.
No a la post vida, ni en cielo ni en infierno.
No a que me absorba cualquier divinidad.
No a un más allá, ni aun siendo el paraíso
reservado a islamitas, con beldades
que un libro garantiza siempre vírgenes.
Porque esos son los juegos para ingenuos
en que mi agnosticismo nunca apuesta.
Mi envite es al no ser. A lo seguro.
Rechaza otro existir, tras consumida
mi ración de este guiso indigerible.
Otra vez, no. Una vez ya es demasiado.
(José María Fonollosa, 1922 - 1991)

miércoles, 5 de enero de 2011

CÉSAR MARTÍN ORTIZ. LA TERNURA DE LAS COSAS

 Toyo Sesshu: Dos cuervos

Lo blanco es el dibujo.
La garza es blanco
salpìcado de garza;
es una temerosa sugerencia
que en su torno organiza bellamente
el silencio y la pérdida.

Que el pincel no dibuje.
 Que sólo ayude a ver el fondo intacto:
el dolor de la no manchada seda
donde no está la garza

César  Martín Ortiz : Toyo Sesshu en Toques de Tránsito



"No creo que la niña japonesa pensara ni por un momento que la elaboración de las pajaritas pudiera ser la causa de la curación. No en el sentido que nosotros damos a la palabra causa. Las grullas eran otro modo de jugar las mismas cartas, un intento de dar con las posibles leyes secretas del universo inverso (...) Hacer grullas de papel para no morirse, sacar disciplinadas formas de lo informe, en un número tan grande que no cupiera otra cosa en el pensamiento ni otra actividad en la vida diaria, podía ser una de las leyes perdidas; una ley con la que los sabios que intentaban curarla, hermanos de los que intentaron matarla, nunca podrían dar.

  No creo que las grullas, como tales, sean rigurosamente necesarias. Bastará poner junto a un fenómeno - la enfermedad que devora a Elvira - otro fenómeno que participe de lo obsesivo, de lo acuciante y de lo doloroso, que tenga una simetría evidente,que se resuelva en un orden cerrado en sí mismo. Yo no puedo pedirle a Elvira que se ponga a hacer grullas, y yo tampoco sé cómo se hacen, pero puedo poner estos recuerdos en, digamos, diez mil palabras, y añadirlas al repertorio de las cosas existentes, y esperar que este fenómeno recién nacido, con el que el mundo no contaba hasta ahora, sepa oprimir un resorte en la ignorada esfera donde realmente se deciden las cosas"
(César Martín Ortiz: Un reflejo en la ventana o diez mil grullas de papel)

Me dice Juan Manuel que César se nos ha muerto. Ya no puedo pedirle que se ponga a hacer cien mil grullas para escapar de los cien mil sabios de la estupidez y la tontuna. Del todo imposible porque yo tampoco sé hacer grullas de papel. Pero, como César, creo  en los reflejos de las ventanas y en los colorines que brotan en los vasos; creo en la conversación  que levanta la ternura de las cosas. No sé cuantos fieles soporta el templo de los reflejos. Quizás en la intimidad todos hablemos ese mágico lenguaje secreto de los brillos capturados. Pero realmente no son muchas las personas con las que he podido conversar de ellos con el aliento jadeante, como chutados por esa belleza que nace al mundo y que presentimos capaz de "oprimir un resorte en la ignorada esfera donde realmente se deciden las cosas".

 Ha muerto César el día 18. La verdad es que hace dieciséis años que César salió de mi vida. Nuestra amistad - ¿qué es tal cosa, hermano?¿qué define a lo único que nos une más allá del terror y el pánico? ¿Cómo signar sin hacer daño a la delicada grulla  salvífica que con crueldad pasmosa se rompe o, peor, nos hace creer que fue sueño?- ; nuestra amistad, digo,  fue circunstancia sin demasiada pompa en  Jaraíz. Tertulia y lecturas compartidas, complicidad esbozada y, quizás, ahora  paraíso de esa maldita nostalgia. Creo que César estaría conmigo en que la nostalgia y la tristeza, combinadas, ciegan a la ternura. Y esa convicción de estraperlistas nos une en camaredería.

Dieciséis años sin saber de César. Ahora Juan Manuel me dice que "se nos ha muerto" y que " me parece que te hubiera gustado, si se puede decir, saberlo". Que Juan Manuel crea eso redime mis dieciséis años de silencio (y lo hace  gracias a la lumbre que permanece en el otro no por mis méritos). César jugó un papel importante en mi relación con la escritura. Como algunos otros - pocos: caben en una mano - compañeros de reflejos que, también, tengo perdidos en el pasado. Es mi destino destruir-me en el abandono(que no olvido) del camino que me lleva a la ternura de las cosas. Será culpa del papá y de la mamá freudianos.Tal vez el mal abunde más de lo que estamos destinados, César,  a creer.

Hace dieciséis años quemé todos los cuadernos y escritos que llevaba almacenando desde los catorce. Los primeros poemas y los diarios adolescentes. Mis torpezas de juventud. Cuando se lo comenté a César, con esa  flema siempre a medio camino entre el gentleman cosmopolita y el hidalgo de provincias, me dijo "seguro que había alguna cosa interesante". Nada más. Respetó mi decisión en la distancia y mostró -  convertido él en signo de un mensaje, en reflejo de una ventana - la inutilidad de los gestos en la escritura, la revelación de que sólo la escritura es gesto.

No es fácil encontrar sintonía fina entre almas que buscan la futilidad de la ternura de las cosas. Con dieciséis años de lejanía, ahora en la hora de su muerte, supongo que es preciso devolver el quiebro,mostrar

"otro fenómeno que participe de lo obsesivo, de lo acuciante y de lo doloroso, que tenga una simetría evidente,que se resuelva en un orden cerrado en sí mismo".

La muerte y la escritura
La amistad en la ternura y los reflejos.
Las sonrisas y los sonrojos que dejamos perder por cualquier tontería, algunas distancias y el miedo a los malentendidos.

Acabo con la dedicatoria que me escribió César a sus Toques de Tránsito; sean estas palabras reflejo inverso de las secretas geometrías:

" Para Luis/ Para César, estos torpes intentos de aproximación a la ternura de las cosas"
(Abril 1995- Enero 2011)




César