viernes, 27 de abril de 2007

MI BIBLIOTECA LLENA DE POLVO

CON LA E: EPICTETO

El cuerpo es la medida de nuestros bienes, como el pie la del calzado. Si te atienes a esta norma, nunca te excederás. Pero si la rebasas, será inevitable que acabes cayendo por un precipicio. Es también lo que ocurre con el calzado: si vas más allá de lo que requiere el pie, terminarás llevando un calzado de oro y, luego, de púrpura o bordado. En efecto, una vez desbordada la medida, ya no hay límites

(EPICTETO: ENQUIRIDIÓN, 39 Círculo de Lectores. Barcelona 2002)

miércoles, 25 de abril de 2007

HIPERTECNOLOGÍA Y ECOLOGÍA. JAMES LOVELOCK : LA VENGANZA DE LA TIERRA. (DOS)



De una manera simplificadora la perspectiva ecologista se puede construir desde algunos conceptos vertebradores:

1.- El holismo o visión global, (interrelacional, sistémica, orgánica).

2.- La debilitación del antropocentrismo (con diversas calidades o intensidades: desde el humanismo redefinido hasta el ecocentrismo antihumanista).

3.- La noción de riesgo como elemento híbrido: subjetivo, objetivo, intersubjetivo .

4.- La confianza en un mayor apego al espacio natural no-humano como medio de regeneración de la crisis espiritual de las culturas humanas (especialmente las occidentales) y vía de escape de diversas perplejidades postmodernas.




Si estoy en lo cierto, no puede por menos de asignarse a Lovelock el apelativo de pensador ecologista – si se quiere “padre del ecologismo”. Su posición es clara y, por ello, provocan cierta perplejidad sus posiciones despiadadamente críticas con las políticas más populares del ecologismo político. Nada se salva de su comentario negativo: desde la prohibición del DDT a la energía eólica y los biocombustibles. Aunque sin duda, como se ha recogido en la prensa reiteradamente, su tesis más chocante es la apuesta por la energía nuclear como parte central del paquete de energías alternativas a la quema de combustibles fósiles. Y todo ello cuando Greenpeace nos sigue planteando que cabe una alternativa de energías renovables a la situación actual. ( ¿A quién hacemos caso? A los no expertos sólo nos cabe buscar plurales informaciones y mantener la espada crítica elevada ---- Ahora bien: no deja de confundirnos que propongamos nosotros aquí la vieja receta crítica cuando el ecologismo, a veces, nos reclama un compromiso vital, profundo, emocional, con “la causa” de la Tierra. Asumir la complejidad es en estos lugares imprescindible).

Como muestra de la profunda heterodoxia del autor de La venganza de la Tierra, esta cita:

La abundancia de vida salvaje en los lugares donde hay residuos nucleares nos indica que el mejor sitio para almacenarnos serían los bosques tropicales y otros hábitat que haya que proteger de granjeros o promotores hambrientos del espacio”(pág, 139).

Personalmente creo que el ecologismo – si pretende alcanzar categoría de nuevo paradigma – debe evitar ortodoxias inútiles en estos momentos iniciales de su desarrollo. Las teorías de Lovelock son en este sentido interesantes aunque cuestionables desde muchos puntos de vista ( A modo de ejemplo: realmente no he sacado ninguna conclusión clara de qué es exactamente la hipótesis Gaia y de si implica algún tipo de panteísmo --- adopta Lovelock una posición pragmática: la gente necesita creencias e imágenes. “Soy científico – dice - y pienso en términos de probabilidades, no de certezas, y por lo tanto soy agnóstico. Pero en el fondo de todos nosotros existe una profunda necesidad de confiar en algo más grande y yo he elegido depositar mi confianza en Gaia”(214)

El ecologismo de Lovelock se identifica con la ecología profunda por su aceptación de la necesidad de superar el ciego antropocentrismo pero, en nueva perplejidad, defiende una posición muy a favor de la tecnología , casi hipertecnológica. Con sus palabras, es necesario que la humanidad se retire del dominio planetario pero debe hacerlo de modo “ordenado y profesional”.

Para acabar (mañan más) hoy recordemos una canción de mis años mozos: Aviador Dro, Nuclear sí.

DE CIENTÍFICOS Y ESPECULATIVOS. JAMES LOVELOCK : LA VENGANZA DE LA TIERRA. (UNO)


No sé ustedes, pero en ocasiones siento una cierto rubor en el alma cuando digo que me dedico a algo relacionado con la filosofía. Desde luego, no enuncio jamás proposiciones como “soy filósofo” – uhh – ni el más suave “nosotros los filósofos...”. Digamos que esta vergüenza deriva en lo personal de algún mal golpe de la infancia y en lo categorial de la crisis de la metafísica.

Tras el asalto científico a la “representación del mundo” y la amputación de las posibilidades especulativas en las décadas positivistas de finales del XIX y principios del XX, la ciencia se me ha presentado en mi imaginario colectivo ( debo confesar que soy muchos yo y que en efecto no he superado la fase rimbaudina del “je suis un autre”) como una suerte de gran maestra tremendamente consciente de sus limitaciones y siempre dispuesta a darnos un pescozón epistemológico a los que, de cuando en vez, nos lanzamos a la especulación. Por todo ello, siempre he sentido una insegura admiración por ese grupos de científicos que, en el crepúsculo del laboratorio, cuan lechuza hegeliana, no tienen empacho de la especulación ontológica, ética o lo que se tercie. Esos llamados “científicos de la tercera cultura”- en oposición dialéctica a las dos culturas descritas por Snow - pretenden ofrecer reflexiones a cuestiones filosóficas tradicionales ( la mente y la vida, adónde vamos y de dónde venimos) desde una perspectiva no científica en sentido estricto pero sí paralela a la ciencia, o en su límite nutricio, y en una época en la que supuestamente los filósofos se han desentendido de las grandes cuestiones.

Pues bien en ese nicho ecológico descubrí hace muchos años a Lynn Margulis y su maravillosa obra ¿Qué es la vida? Y desde la Margulis de la eucariota y la simbiosis el siguiente eslabón fue el amigo James Lovelock y su famosísima hipótesis Gaia. Estos días he leído La venganza de la Tierra. La teoría Gaia y el futuro de la humanidad. Esta obra – la última, creo, de Lovelock traducida – recoge lo mejor y lo peor del siempre heterodoxo estilo de su autor.
Mañana seguiré.

lunes, 23 de abril de 2007




En la novela de Philip K. Dick “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” John Isidore, “un cabeza de chorlito” fiel a la Tierra porque no le permiten emigrar, nos expone sus reflexiones sobre EL AVANCE DEL KIPPEL .

En un ruinoso edificio vacío y gigantesco, que en su día había alojado a miles, un solitario aparato de televisión pregonaba sus mercancías en un salón deshabitado”.

El edificio de apartamentos está abandonado. Todo es silencio. Ahora bien: el silencio no es ausencia de sonido. El silencio del kippel se desvela como el hueco dejado en los objetos abandonados que fueron en su día útiles. El objeto arrojado a la mera existencia física persiste, sin duda, como pecio, fragmento o trasto pero cuando un útil no tiene alguien que lo use se transforma en otra cosa: lo otro siniestro. El kippel que describe Isidore es una atmósfera – quizás un gas letal – y una manifestación metafísica o ética, espiritual en todo caso, de la exigencia de que los objetos sin nadie desaparezcan. Como los juguetes del cuarto del niño muerto, su suerte debiera ser la extinción pero permanecen como entidades maléficas.

El kippel gana, como lo hace el mal que acabará llenando a todos aquellos que visiten el cuarto de juguetes del niño muerto. El kippel es la atmósfera en la que nacen los seres vacíos.

ANDROIDES Y AMORES ABANDONADOS

Apliquemos esto a los androides y los viejos amores. Cuando un androide rompe sus lazos con su dueño humano, ¿no debiera desaparecer? Eso cree Deckard, el protagonista de la novela

Un robot humanoide es como cualquier otra máquina. Puede oscilar entre el beneficio y el riesgo. Como beneficio no es nuestro problema

Si el objeto tecnológico – aunque humanizado - no desaparece ¿no se rodea de un extraño silencio de inquietud, el silencio que envuelve a las cosas que han cambiado en su destino, el trágico encuentro con algo que no debiera de ser así, lo siniestro?. Lo mismo cabe decir de aquellos que fueron nuestros amores. Su sola presencia ofende no porque vayan a despertar nada sino porque amenazan con algo imposible.

El androide rebelde es, pieza a pieza, kippel. El amor perdido también. Ya no es un útil el primero ni erotiza el segundo.

Sin embargo la vida – la existencia - se reconstruye en torno al nuevo campo, a un nuevo punto atractor y nos lleva a cambiar completamente la filosofía.

“Ven y no pienses – dice Rachel, una androide con la que se acostará Deckard. No te pongas filosófico. Porque filosóficamente es aburrido. Para los dos

Nunca menospreciemos nuestra infinita capacidad de cambiar de perspectiva, de desmontar ontologías. Seguimos viviendo. El cuarto de juguetes del niño muerto servirá de despensa o pabellón de deportes. Lo siniestro es la semilla de futuras bellezas.

viernes, 20 de abril de 2007

MI BIBLIOTECA LLENA DE POLVO ( POST SEMANA DEL NIHILISMO)

CON LA D : D´Ors, Eugenio

Necesita la soledad humana, por consiguiente, para encontrar compañía en lo divino, alguna forma de adecuación de lo divino a la exigencia de exclusividad personal. Mi alma reclama algo que, siendo espiritualmente indefectible , pueda llamar “suyo” sin metáfora. Exige, en una uxoridad suprema, lo que los místicos llaman el Esposo, el Amado, el Amigo. Que el impulso de amor, se doble genuinamente, según leyes psicológicas ineluctables, con un anhelo de propiedad . La propiedad sigue al amor como la sombra al cuerpo”(...) “La sed de compañía y el hambre de dominio – la doble adecuación a lo infinito que, en el humano cuerpo, tiene su expresión en los ojos y a lo limitado y abarcable, que tiene su expresión en las manos -, es el Ángel, el Ángel personal, el Ángel Custodio

Eugenio d´Ors: Introducción a la vida angélica(1939)
Madrid. Editorial Tecnos. 1986; página 6
Glosas publicadas en El debate de Buenos Aires entre 1933- 1934

jueves, 19 de abril de 2007

SOBRE EL NIHILISMO (Y TRES)

La burla destruye, es tarea de zapa. Enemista y nos conduce de lleno al vómito de borracho que sirve de almohada a la derrota. ¡Es tanta la seriedad y tan necesitado está el hombre de ceremonias solemnes y otros señores!. La ironía cumple y en el espacio de su juego no debemos detenernos por un ataque de histeria. Hemos jugado en serio y aceptamos el riesgo. Ahora deben cumplir los nuevos señores (la técnica y la ciencia –por ejemplo – , el estado social y democrático de derecho y el movimiento ecologista, la Escuela y la ONG, el Arte y la cultura pop). Como ven soy un ilustrado.

La metafísica ha perdido dominio y, empequeñecida, sólo puede convertirse en fuerza de resistencia. Sin esperanza (que ya sabemos lo que pasa cuando la historia contesta a la pregunta del ¿qué me cabe esperar?) aceptemos la inflación de los signos y la imposibilidad de caminar sin un suelo declinado en indefinidos plurales.... Casi psicodélico.

Los nuevos señores nos dominan ya requete-bien . Y sigo apostando por ellos pues , sin esperanza, tampoco me hundo en la melancolía del que rememora en su náusea los tiempos del único Libro, el único Paisaje, la única Tonada. De los juegos apuesto por la tradición que mejor permita que la feria continúe, que la conversación fluya, que el espectáculo de marionetas conceptuales permita reír sin miedo al verdugo y el cazabrujas. Seremos liberales somos a fuerza de ironistas.

Ahora toca que los nuevos señores admitan en todo momento sus pies de barro y la risa burlona que puede brotar detrás de los juegos de máscaras . Y aquí intransigencia y ciega ira – rescoldo de aquella venganza profética en el desierto con el ojo hinchado por el golpe de la arena. Recordando para acabar a mi amigo Felipe Núñez:
Sólo hay lo que hay; y en precario”.
(En el próximo episodio, el final de cita: Eugenio d´Ors)
(Imágenes: W.Turner: Ulises se burla de Polifemo; Anónimo:la Muerte se burla de la Medicina)

miércoles, 18 de abril de 2007

SOBRE EL NIHILISMO(ACTO SEGUNDO)

El nihilismo es el nerviosismo generado por una radicalización de la ironía. Reacción emotiva (como decían los decimonónicos, “femenina”). El instrumento metodológico – la viril ironía - , propuesto platónicamente para alcanzar el fundamento de las ceremonias solemnes, se encabrita . La descripción alternativa al prejuicio que debía la Verdad anunciar se disemina en múltiples narraciones, millares de valores que asemejan los fuegos de artificio. Más verbena que Ceremonia, más literatura que Filosofía, más espectáculo de cabaret que Misa de Doce, más la Carmen de Bizet que la Isolda de Wagner o la Virgen María.

Ni la repulsa de la misteriosa tecnociencia ni el expediente X de la nada cura el mal de nuestra impotencia. Sólo la ironía – a pesar de ser ella la que al acelerarse nos ha metido en este embrollo – nos puede ayudar a consumar el episodio. Pero no puede hacerlo convirtiéndose en aquello que niega: solemnidad.

Se necesita metafísica burlesca, descripciones esperpénticas que hundan los grandes discursos en una confitura de humano límite – que la brazada no seayor que los brazos como decía Montaigne. Cabaret filosófico sin miedo al juego de los vocabularios. La filosofía de la edad democrática - si jugamos en serio – en broma convierte la seriedad de los grandes dramas.


(PREGUNTA:¿Qué reflexión en clave “nihilista” podemos ofrecer de los sucesos de la Politécnica de Virginia?¿Volver a hablar de la crisis de valores? ¿No podemos decir que el único tipo con valores era el pistolero que definía quién merecía morir?
Que Charlton Heston baile la dialéctica de las pistolas como artista callejero en el País de los Simios.
O eso o el transhumanismo. Nos toca elegir.).

martes, 17 de abril de 2007

SOBRE NIHILISMO (ACTO PRIMERO)

Recogiendo la propuesta de Viejo Desencantado y Phiblogsopho dedicaremos la semana a apuntar algunas ideas sobre el nihilismo. Lo haré en tres actos con una cita previa y otra final que enlazan con el devenir natural de mi blog . El inicio es previo a la propuesta – casualidad – y tiene que ver con mi anotación del sábado 14 de abril:

"Con tanto sol en la memoria,¿cómo he podido apostar por el sin sentido?"
(Albert Camus)

(ACTO PRIMERO)

En Opera Prima(1980) de Fernando Trueba, Matías, un joven divorciado, se enamora de su aún más joven prima. Así las cosas al intentar consumar la relación en el lecho la eyaculación precoz aparece. Inicialmente Matías responsabiliza a los tiempos modernos de su mal: la civilización tecnocientífica y el pollo ultra- hormonado causa esta vergonzante situación en alguien como él, un joven y viril hombre español. Poco después Matías consulta a su amigo León, postmoderno y experimentado. León le ofrece un remedio infalible: en el momento del lance amoroso se debe pensar en la muerte. En la siguiente escena de cama un Matías pálido que mira al vacío susurra a su pareja: “es horrible, es horrible”. No hay consumación .

Cuando se habla del nihilismo siempre tiendo a pensar en terroristas rusos (ex seminaristas) con los ojos inyectados en sangre o en esta escena de Trueba. Por eso cuando estoy a punto de morirme de miedo me parto de risa. La palabra “nihilismo” me parece tremendamente solemne para ser la máscara de la caída de toda solemnidad. En efecto si lo solemne alude a las ceremonias muy formales y siempre públicas que se realizan de manera periódica – es decir, para los humanos, cuasieternas – el nihilismo es la negación de una ceremonia cultural: la risa que desmonta y anuncia que la cosa ya está vista (y aburre). Se hunde el discurso metafísico como espacio específico: Cae la creencia en realidades, verdades y valores definibles desde aposentos fuera de contexto (transmundanos) y naufraga la proyección o diferido del problema de qué hacemos con nuestra vida en un más allá religioso o histórico.
El kiosco se cierra a través de la explosión: la metafísica impregna desde entonces todo el espacio cultural (desde el arte a la cultura pop, pasando por la literatura y el andamiaje ideológico del sistema). Se abrió el tarro de las esencias y lo sublime se evaporó. La filosofía, quizás, encuentra su redención en la literatura: el juego libre de los conceptos.

El nihilismo es el hueco que dejan las cosas cuando caemos en la tentación de simular la destrucción de los contextos y los dramas pretenden decirse sin los actores del melodrama.

(En el próximo episodio: el nihilismo como nerviosismo de la ironía)

sábado, 14 de abril de 2007

MI BIBLIOTECA LLENA DE POLVO

CON LA C: CAMUS, ALBERT

“¿Dónde está el absurdo del mundo? ¿Es este resplandor o el recuerdo de su ausencia? Con tanto sol en la memoria,¿cómo he podido apostar por el sin sentido? Los que me rodean se extrañan; a veces, también yo me extraño. Podría responder y responderme que precisamente el sol me ayudaba, y que su luz, a fuerza de espesor, coagula el universo y sus formas en un deslumbramiento oscuro. Pero eso puede decirse de otra manera, y, ante esa claridad blanca y negra que para mi ha sido siempre la de la verdad, querría explicarme sin más este absurdo que conozco demasiado como para soportar que se hable de él sin matices. Hablar de él, por lo demás, nos llevará de nuevo al sol”
Albert Camus: “El enigma”(1950), en El verano, Obras 3, Alianza editorial 1996.

jueves, 12 de abril de 2007

FILOSOFÍA, INGENIERÍA, MERCADO

(UNO) En ocasiones el aire de la clase se espesa y todas las explicaciones se despiertan convertidas en nada inocentes instrumentos de tortura . Es el último trimestre – aunque sólo en el nombre; en realidad es aún más precario. La sabiduría en el rostro del alumno no engaña: tenemos los días contados. Las prisas nos obligan a violentar la velocidad que puede llamarse humana y los momentos de reflexión y comentario (esos espacios de lentitud meditante tan raros como queridos) se convierten en extravagancias. Los “nervios” ganan. ¿ Lograré entrar si quiera un segundo en los espíritus teenagers para que el debate bioético o la cuestión ecológica, Marx o Nietzsche, les coloque en ese estadio extraño de temor y temblor, amor y lucidez que caracteriza lo mejor del aprendizaje (sic) en filosofía? Lo dudo. Hay que aguantar, eso es todo. El curso está acabado. Nuestras palabras ya no son el caso. Pertenecen a otro momento, a otra época. Se impone la burocracia del examen y la nota.

(OTRO) Leo ayer en El País dos interesantes artículos. El biólogo Susan Hockfield neurocientífica y directora del prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets) habla de un centro creado en Zaragoza como “ejemplo perfecto de la fusión entre investigación, educación y mercado”. Más adelante alude al horizonte luminoso que se nos ofrece con la progresiva confluencia de “las ciencias de la vida y la ingeniería” para un mundo futuro en el que necesitaremos muchísimos más ingenieros (“El mundo necesita más científicos e ingenieros de los que se están produciendo”).


(UNO Y OTRO) ¿Rinde pleitesía el trabajo que realizo a las fuerzas de mercado? ¿Qué esperan unos y otros, políticos, padres y alumnos, empresarios y gobiernos, el futuro luminoso, de “eso” que yo ahora hago en clase –la reflexión apresurada sobre bioética y ecología, Marx y Nietzsche? ¿Somos parte de la necesaria competencia para crear una buena cartera de patentes o una pieza en la fusión de “investigación, educación y mercado”? En los mejores días así lo creo aunque lo explique a través de la nebulosa de una inteligencia que necesita, para ser ingeniera, también de la reflexión lógica y hasta metafísica. Otras mañanas, como ayer, me veo al margen del mundo, como el conductor que sujeta la rueda de recambio cuando el coche le ha abandonado. Y sólo mira el horizonte esperando qué se yo qué regreso. O simplemente pienso que la reflexión filosófica está enfrentada a la lógica del ingeniero. O sólo cercana al ingeniero loco que recrea objetos imposibles y mecanismos inútiles, más propios del sabotaje ridículo.

¿Cómo puedo ajustar el pensamiento – esta mi prosa o mi cuasi poética – al mercado? ¿Cómo puedo pretender fundirme con el mercado sin perder la voz que me distingue, la que busco y quizás no existe?. ¡Ah, amigos, cuánto misterio!

miércoles, 11 de abril de 2007

PAUL AUSTER: VIAJES POR EL SCRIPTORIUM ( Y CUATRO)




“...preguntas sobre las cosas que más le preocupan. Dónde se encuentra, por ejemplo. Si se le permite pasear por el parque sin vigilancia. Dónde está el armario, si es que en realidad hay un armario y porque no ha sido capaz de encontrarlo. Por no mencionar el eterno enigma de la puerta: si está cerrada por fuera o no “(pág. 146).

Centrarse en las cosas importantes. Las preguntas cuasi-metafísicas del inicio de la novela de Auster - ¿Qué es?¿Qué está haciendo ahí? ¿Cuándo ha llegado y cuánto tiempo se quedará aún? - se vacían o nos inducen a otro estilo más discursivo. La filosofía quizás.
Lo importante en EL RELATO es el detalle.


LA PUERTA Y EL ARMARIO
El encierro en el que nos encontramos al despertar amnésicos a la escritura - la habitación blanca del no saber qué decir - y la tentación de un doble encierro, este voluntario, el emparedamiento en el armario, la imposición del silencio de la escritura bajo la retórica de la autenticidad (¡ el doble encierro ágrafo se vive como salida liberadora de la trampa!). Sólo militantemente – o militarmente , en ejercicio ascético - se sale del armario. Hay que hacerlo: escribir, escribir, escribir.

¿ Y salir de la habitación blanca? ¡Sería como pretender que yo saliera de este fondo de pantalla! Sólo muerto se cierra la escritura

¿Está la puerta cerrada por dentro o por fuera? ¿Dónde está el armario? ¿Existe un parque en verdad exterior?

martes, 10 de abril de 2007

PAUL AUSTER: VIAJES POR EL SCRIPTORIUM (TRES)

Novela de novelas Viajes por el Scriptorium es también una historia de habitación , como la Metamorfosis de Kafka , el capítulo inicial de El Quijote con Alonso Quijano encerrado en la biblioteca –el libro es un potente disolvente de la experiencia habitual – o el capítulo final de la nivola Niebla de Unamuno.

La habitación es el espacio de la escritura de un modo real y simbólico. El escritor y el lector exigen la soledad del punto de luz – la página blanca del libro, el cuaderno o la pantalla de ordenador -, el asilamiento del Scriptorium. Incluso cuando la lectura es pública – como en una ceremonia religiosa o al leer a un niño o a un enfermo- se produce un pliegue, la voluta del signo sobre sí que no implica la pérdida de nada --- antes bien, se gana la realidad del mundo previo a la lectura realzado como lo que en verdad es: ficción narrada, pavesa de un fuego que se nos escapa siempre y del que, quizás, nuestra blanca luz es sólo sombra.


¿Puede salirse de la ficción generalizada una vez que se ha disfrutado del gusto de la letra escrita? La profecía socrática nos lo advierte: olvido, olvido... Sí, pero ¿qué es lo borrado? Por lo demás, ¿era tan importante?.

Encerrado en la habitación, desmemoriado – anotando en una libreta el nombre de los personajes que va apareciendo en la narración (¡la libreta! en otras novelas Auster – La noche del Oráculo - nos ha hecho partícipes del fetichismo de la libreta y del papel), Mister Blank ve aparecer ante sí a sus antiguos personajes que le someten a extraño juicio por las misiones peligrosas a las que fueron enviados y por las que ahora se paga con el olvido. Mister Blank convertido en un “monstruoso insecto” : un traidor a la ficción que busca realidades en su alineado deambular por la sala de reposo o tortura. Quiebra la santidad de la ficción con el sospechoso nombre de la realidad ágrafa.

lunes, 9 de abril de 2007

TOSTADAS QUEMADAS Y MICROASIGNATURAS


El que suscribe decide un sábado pasear por su ciudad de nacimiento; a primera hora recorre calles y parques. Paseante, flâneur intempestivo

Tienda de libros. Sección de filosofía. Junto a los libros “propios de la cosa” – por ejemplo, un manual de historia en el que aparece dibujado el rostro de Sartre – se destaca el libro (¿último?) de Teri Hatcher: Tostadas Quemadas y otras filosofías de vida. Entiendo que, a partir de ahora, Teri Hatcher es una colega de “la cosa filosófica”. Guay. Si la mayor parte de los libros de la sección de filosofía nos muestran “modositos” sus lomos, el libro de Teri se nos abre – así lo han colocado para escarnio de puristas - con toda la portada a la vista, ofreciendo la divertida fotografía de la actriz filósofa. Es simpática Teri Hatcher. Desde luego su rostro mola más que el del viejo Sartre.

No puedo menos que citar lo que en la Casa del Libro dicen sobre Tostadas quemadas y otras filosofías de vida. Y que nadie entienda burla.

El mensaje final del libro es que la felicidad y el éxito son opciones que nosotros mismos debemos lograr, y esto seguro que resonará en el corazón de las mujeres de todo el mundo. La famosa actriz Teri Hatcher ('Lois & Clark' y 'Mujeres Desesperadas') nos narra con extrema brillantez y utilizando la sutil metáfora de la tostada quemada, cómo la mujer que trabaja, que es esposa y madre, termina relegando todas sus ilusiones y esfuerzos en favor de su pareja y familia. ¿Quién es quien se come siempre esa tostada quemada?”.

Pienso en el oficio – el mío, no el de Teri - y en las nuevas micro asignaturas que se nos promete con la n-reforma ----– educación y (o para) la ciudadanía, ética y ciudadanía, filosofía y ciudadanía. Podríamos creer, con mala fe, que se adaptan al horizonte de problemas del libro de la señora Hatcher ( ¿Autoayuda? ¿Aprender a vivir?) y que reducen el discurso filosófico a una suerte de “ética práctico-terapéutica popular” con un nuevo vocabulario divertido ---- ¿para qué hablar de dialécticas o aporías o dilemas si podemos hablar de tostadas quemadas? . Pero no es cierto. No se trata de reflexionar sobre por qué carajo no somos felices sino sobre las normatividades de la convivencia. Sobre positividades muy bien circunscritas y circuncidadas. Y que conste que nunca me he opuesto al asunto de la educación cívico-política sino al modo reducido – e inutilizado por tanto – de plantear la propuesta.

Profesores de filosofía: ¿quién se comerá la tostada quemada de las nuevas materias filosóficas al modo jíbaro? Lo han adivinado: nosotros. Así que, o la rebelión se hace efectiva (cosa improbable) o debemos comenzar a reflexionar seriamente sobre cómo dignificar las microasignaturas. Esa es la tostada quemada y, según Teri, somos nosotros los que debemos encontrar la mermelada que nos ayuda a deglutir las toxinas.

domingo, 8 de abril de 2007

PAUL AUSTER: VIAJES POR EL SCRIPTORIUM (DOS)


Y Sócrates advierte de los riesgos de la escritura. Los signos escritos nos alejan del fluir viviente, de la oralidad social y carnal. El tacto hace surgir el cariño, podría decir Sócrates, apostando por el enjuague de los sudorosos cuerpos y sus sonidos frente a la distancia criminal de lo escrito. El personaje de la novela de Auster – Mister Blank – se nos presenta como un viejo enfermo de ese mal profetizado.

El anciano está sentado al borde de la estrecha cama, las manos apoyadas en las rodillas, la cabeza gacha, mirando al suelo. No sabe que hay una cámara instalada en el techo (..) Está como ausente, perdido entre los fantasmas que
pueblan su imaginación mientras busca una respuesta a la pregunta que lo atormenta.
¿Qué es?¿Qué está haciendo ahí? ¿Cuándo ha llegado y
cuánto tiempo se quedará aún
?”
(Pág. 9)

Una cuestión: ¿Por qué tendemos a pensar, contra toda experiencia, que en los momentos críticos, en las cercanías de la enfermedad, el desmayo o la muerte, tendemos a estar atinados en el más alto grado --- y profundos? Quizás todo sea un efecto reflejo: es el sano frente al enfermo, el fuerte frente al debilitado el que está capacitado para dar batalla a esas preguntas y no el otro en precario, que debe dedicar todas sus fuerzas al movimiento pulmonar. Pero, ¿a qué viene esa humillación frente al enfermo? ¿Qué se esconde: un ritual de miedo a la muerte, una duda barroquizada sobre el alcance del propio poder, una visión que no quiere dar rienda suelta a su trabajo destructor?
Así, de igual modo, el sujeto que escribe mira al extenuado hombre sin grafía y lo imagina auténtico, carnal, verdadero. No sospecha que la luminosidad que ese “buen salvaje” exhala es la claridad de la pantalla del ordenador o la hoja en blanco. El signo escrito es el poder que lo nombra y recrea en su creación, en humillante ejercicio masoquista, un origen auténtico. En la novela de Auster: el escritor fatigado es recreado y mantenido en vida por sus criaturas.

lunes, 2 de abril de 2007

PAUL AUSTER: VIAJES POR EL SCRIPTORIUM (UNO)


Semana Santa de pasión y muerte. También resurrección. Leo a Spinoza (Tratado teológico-político) y escribo sobre Paul Auster (Viajes por el Scriptorium). Amo al mundo desde mi celda y no me dejo tentar por el sueño del otro lado. También el voyeur – patología frecuente y pueril de la vida del espíritu – estigmatiza el otro lado del cristal. Llega a creer en su espectáculo, en la generosa autenticidad del que se desnuda sin correr las cortinas. La santidad no se celebra en el paso que desfila sino en el interior de tu corazón si renuncias a salir del armario.


El mismo templo degeneró en teatro ... oradores arrastrados por el deseo... de enseñar tan sólo cosas nuevas e insólitas”(Spinoza)

fantasmas y delirios de un alma triste y temerosa” (Spinoza).

turba de condenados, entes sin rostro” ( Auster)

ahora tú, precisamente, padre que eres de las letras, por apego a ellas, les atribuyes poderes contrarios a los que tienen. Porque es olvido lo que producirán en las almas de quienes las aprendan, al descuidar la memoria, ya que, fiándose de lo escrito, llegarán al recuerdo desde fuera, a través de caracteres ajenos, no desde dentro, desde ellos mismos y por sí mismos
(Platón)