domingo, 23 de octubre de 2005

LA HISTORIA DE LA CIENCIA

El estudio interesado de la historia de la ciencia no es un mero capricho erudito o curiosidad más o menos sana. Además de comprender los modelos que nos han servido para explicar la realidad - aunque hoy ya no estén vigentes -, la historia nos ofrece el ABC de la lógica racional aplicada al mundo en sus momentos fundacionales: cuando había mucho que explicar, en el inicio de la sorpresa por un mundo en el que caos y orden bailan el más extraño de los juegos (o juegan la más extraña de las danzas). Quizás podamos aprender mucho de sus aciertos y errores.

Toda visión de la historia de la ciencia en un tema único no deja de ser un mero esquema. Sin embargo, y como complemento para quien pueda interesarse, apuntamos ahora algunas direcciones de interés.

Nosotros en clase de CTS apenas hemos tocado la historia de las matemáticas. Para quién esté interesado, aquí tiene varios enlaces sobre la matemática egipcia y la matemática griega.

La Revolución científica de los siglos XVI-XVII es uno de los momentos clave de la historia de la ciencia. Podemos intentar profundizar en algún punto visitando diversas páginas. Puedes comenzar, comprobando el peso fundamental de las matemáticas en el cambio de modelo astronómico. Luego repasemos algunos datos de tres de los pesos pesados de la ciencia del barroco: Galileo, Kepler y Newton.

De la revolución científica a la revolución de las telecomunicaciones. En los enlaces que te propongo puede ampliar tus conocimientos sobre la revolución de las comunicaciones en la época contemporánea (siglo XI-XX). Puedes, de un modo más anecdótico, hacer tus pinitos con el código Morse, auténtica pieza maestra de la globalización.

Entrando ya en la ciencia más cercana a nosotros, si haces klik encontrarás varios temas de ciencia (física) contemporánea. Por cierto, si quieres curiosear en la vida de una gran física ( o química), Marie Curie, vuelve a hacer clic.

Acabemos este pequeño paseo por la historia de la ciencia en España. Si te interesa el mundo de la matemática en España, en esta página encontrarás algunas referencias a libros clásicos del periodo que va del siglo VI al siglo XVII. Si tu interés se centra más en comprender la ciencia en la España más cercana, la ciencia del siglo XIX y XX, adivina dónde debes picar.

Hasta pronto ( y no olvides estudiar)

domingo, 16 de octubre de 2005

ARTE Y CIENCIA. ARIEL RUIZ I ALTABA



El pasado 28 de septiembre, en la sección Futuro de El País, se nos transcribía una entrevista con Ariel Ruiz i Altaba, investigador en la Universidad de Ginebra (Suiza) . Este biólogo nacido en México y criado en Barcelona, trabaja en el campo de las células madre y su papel en la arquitectura cerebral y en la formación de tumores. Sus trabajos científicos han sido galardonados con el premio 2005 de la fundación Leenaards .

Sin embargo, lo que nos atrae hoy de Ruiz i Altaba es su trabajo como fotógrafo y artista plástico. Así en su reciente obra Paisajes Embrionarios nos ofrece su reflexión sobre el arte y la ciencia a partir de las formas de los embriones en desarrollo.

Dice en la entrevista de El País:

- Usted ha dicho que encuentra belleza en los tumores.

- La belleza y la monstruosidad en el fondo son lo mismo. Son aberraciones de la normalidad. Lo que tenemos que aprender es a ver de una manera diferente y para ello hace falta creatividad e ir más allá de lo que se conoce y de las ideas hechas. Eso es la ciencia. Para mi la fascinación de la ciencia es poder liberarse de los dogmas y empezar a ver con ojos nuevos. Es lo mismo que el arte. Pero éste es una exploración creativa de una manera de abordar problemas en la que el individuo se involucra de una manera muy personal. En la ciencia, se trabaja duro para sacar del resultado cualquier rastro personal, como si ése existiera de forma objetiva, sin la participación del individuo. Es algo que me parece absurdo de la ciencia moderna. Un buen científico sigue siendo un niño
que pregunta por qué. A veces es interesante tomar una humildad subjetiva y no pensar que la ciencia es siempre objetiva.

La intersección de arte y ciencia – o tecnociencia – se está convirtiendo en uno de los ejes de la estética contemporánea. Ruiz i Altaba nos desvela de manera clara esas conexiones. En efecto,

  • La ciencia trata de anular ( o trascender) la subjetividad de la mirada en el concepto y el guarismo matemático. Además, en el presente, se alía con la eficacia y la utilidad en la resolución de nuestros problemas. La ciencia es creada por la comunidad científica.
  • El arte adopta una perspectiva subjetiva – la individualidad de la mirada, yo frente al mundo – . El arte es creación del artista. El arte juega con la imagen, con la posibilidad y la imposibilidad, con las apariencias. No se alía con la eficacia y la utilidad sino con “valores humanos”: el bien y el mal, la belleza y el sentido del existir, el misterio y la duda .....

Ahora bien: de igual modo que el arte en ocasiones se deja caer por el orden de lo utilitario (por ejemplo, en la arquitectura), la ciencia no puede por menos de despertar en nosotros interrogante que afectan a esos valores humanos.
Arte y ciencia miran el mundo y lo cuentan. Arte y ciencia se alejan de la mirada cotidiana, llena de costumbres paralizantes y prejuicios.

¿Qué pretende Ruiz i Altaba en su trabajo artístico?

Dice en la entrevista:

Las imágenes (de los Paisaje embrionarios) invitan a soñar, a saber, a aprender. Muchas son de embriones no humanos, pero cuando te das cuenta de que los procesos embrionarios, los genes y las proteínas que actúan son casi iguales, en el fondo descubres que estás viendo un espejo y aparece la pregunta: ¿qué soy?

En Posible to forget (posible de olvidar) Ruiz i Altaba juega con la inquietud de las imágenes a partir de lo que la ciencia nos van contando del funcionamiento del cerebro y la mente.

Percibir un rostro y reconocerlo parece fácil. Sólo la enfermedad – la amnesia, la demencia, la senilidad - nos muestra la complejidad del proceso. El rostro amado que vemos se construye sobre montones de imágenes (de memoria y de percepción, de deseo y de esperanza). La fotografía parece que nos ofrece una mayor objetividad al captar lo que hay en el instante. Pero ¿qué es lo que hay y qué es un instante?Como dice Ruiz i Altaba :

“ La fotografía instantánea parecería, aún y así, capaz de hacer justamente
esto(captar el presente perfecto) en el tan anunciado instante decisivo. Pero un momento es una eternidad a una escala diferente. Billones de fotones llegan en un “instante” y el sujeto no puede ser, por la propia definición de ser vivo, exactamente el mismo al principio y al final del “momento decisivo"

Posible de olvidar nos incita a una reflexión y a una emoción . La muy evidente percepción del rostro amado es una reconstrucción e interpretación de emociones y experiencias, de elementos de permanencia – nuestros recuerdos y expectativas – y una dosis grande de olvido – debemos olvidar el cambiante permutar de los fotones en cada instante. Ahora bien: ¿Qué ocurre cuando no es posible el olvido, cuando los millones de fotones se adueñan de la mente sin olvido ni forma que "encierre" el abismo del cambio? El rostro familiar se torna imagen fantasmal.



Recordemos para acabar las dos citas con las Eugenio Trías iniciaba su ensayo Lo bello y lo siniestro:

Lo bello es el comienzo de lo terrible que todavía podemos soportar” (Rainer María Rilke)


Lo siniestro es aquello que, debiendo permanecer oculto, se ha revelado” (Schelling)

lunes, 3 de octubre de 2005


Casi ochenta años después de su estreno Metrópolis , mantiene intacto su encanto y su desazón. Fritz Lang nos legó un brillante ejemplo del más intenso expresionismo alemán. Las imágenes de la película son iconos de una estética oscura, barroca, con sugerentes perspectivas subjetivas que irradian en el mundo exterior las inquietudes del personaje. Como Munch y su Grito, el mundo vibra en el expresionismo abierto en canal al ser humano. Metrópolis es, para siempre, un conjunto de imágenes que nos van a nombrar el futuro, abierto a la belleza y la angustia a partes iguales.
Se ha acusado a Metropolis de contarnos una historia simple e incluso ñoña. Chico rico conoce a chica pobre (pero honrada). Ambos, tras arduos esfuerzos, lográn mediar entre los corazones endurecidos de dos familias rivales ( los ricos empresarios y los pobres trabajadores). Final feliz (o al menos esperanzado). Romeo y Julieta sin tragedia. La revolución bolchevique sin ejecuciones. Cristianismo en bote - como llaman en el Mundo feliz de Huxley a la omnipresente droga soma.
¿Cómo pretenden, diríamos hoy nosotros que nos sentimos tan cínicos,
hacernos tragar una historia que resuelve las contradicciones sociales y aquellas
otras que se forman entre el poder, la sociedad y la tecnología, recurriendo al
expediente del amor?

Metropolis, en su aparente tontuna argumental, entre su estética futurista - o junto a ella o gracias a ella o como sombra de ella - mueve un discurso teológico. Se habla del poder. Y del poder total y deshumanizado que puede apoderarse de los hombres que, desde luego, son cualquier cosa menos totales y absolutos.

Los humanos creamos ídolos y la gran civilización científica y tecnológica es uno de ellos. O puede serlo. Pero los dioses exigen sacrificios. Sin amor, en efecto, o sin valores de simpatía universal, podemos considerar normal que algunos humanos vivamos las gracias del nuevo dios sobre la caverna del sacrificio de los que nada tienen (ese 30% de la humanidad que no ha hablado nunca por teléfono o esos 1600 millones de personas que no pueden acceder a la electricidad).

Hay un mundo subterráneo, en efecto, como nos cuenta Metrópolis. Un mundo que puede permanecer oculto mil años o puede escupirse como huracán sobre las fronteras de la sociedad que vive en la cara amable.

Los dioses enmascaran sus caras o muestran sólo la que les conviene para mantener la farsa del poder. Los humanos nunca podremos dar una paso más largo que el de nuestras piernas, como decía Montaigne.

Que disfruten de la película.