viernes, 17 de marzo de 2006

AUTONOMÍA Y SALUD, ¿PRINCIPIOS COMPLEMENTARIOS INCOMPATIBLES?


La anorexia es una grave enfermedad que afecta, es sus formas más severas, al 2 % de la población. Pudiera estar generada por alguna predisposición genética aunque el entorno es su desencadenante. Afecta sobre todo a mujeres jóvenes. Creo que la anorexia es un asunto que ha despertado un alto interés social por la combinación de varios factores: la juventud de las afectadas, la asociación de la enfermedad con valores estéticos muy aceptados socialmente – la belleza y la imagen – y la crueldad de una patología que desmonta ante nuestros ojos cuerpos jóvenes.

Esta semana hemos sabido que la Audiencia de Barcelona ha ordenado el internamiento (forzoso) de una anoréxica de 20 años, atendiendo a la petición de la familia y al riesgo de suicidio que corre la enferma. La joven precisa de tutela – judicial y familiar – a pesar de su mayoría de edad porque es incapaz de reconocer la gravedad de su enfermedad. El Tribunal en la sentencia considera el caso de esta joven una forma de “detención regular de un enajenado”, previsto en la Convención Europea de Derechos Humanos. Desde una perspectiva ética, el principio de autonomía se ve “cancelado” (o imposibilitado) en virtud del principio de no maleficencia ( se impide que el paciente se haga un mal por omisión y para ello se niega su derecho a elegir). O, en argumento paralelo, se considera que el principio de autonomía no es que se cancele por la sentencia sino que estaba ya anulado por la enfermedad (la paciente no es realmente libre).

Seguramente nada podemos objetar a esta actuación judicial. Más aún: consideraríamos que no “hacer algo” en este caso implicaría una actuación indigna de toda la sociedad.

El alcohol y las drogas generan graves problemas. En casos extremos las personas que abusan de estas sustancias pueden acabar en situaciones de “enajenación mental” grave poniendo en riesgo tanto sus vidas como la de los demás. De hecho, la mayor parte de la gente razonable considera normal que la sociedad – a través de los tribunales – intervenga en estos casos de drogadicción (quitando la tutela de sus los hijos menores por ejemplo o forzando su atención sanitaria). Los argumentos son similares: la autonomía personal queda cancelada cuando nos situamos en riesgo grave de autoagresión o de daños a terceros. O, en el segundo argumento, la libertad de hecho no se da en esa persona al estar “enferma en el alma” por su adicción o por los efectos de la droga.


Este fin de semana se convocan grandes concentraciones de “botellón” en toda España. El consumo de alcohol y drogas es un grave peligro para la salud propia y ajena (pensemos en los accidentes de tráfico que cada año provocan personas con altas tasas de alcohol en sangre y que terminan con la vida de ellos, de sus acompañantes o de otros usuarios de la vía pública). Por otro lado, el consumo de drogas y alcohol es y ha sido un vehículo de diversión y socialización. Las drogas nos quitan los males, ofrecen paraísos artificiales.

¿Qué hacer para encontrar el equilibrio entre nuestras costumbres y los riesgos, entre la libertad y la evitación de daños letales a uno mismo y a los demás?
¿Deben actuar los poderes públicos con leyes que busquen la salud y persigan a los generadores de enfermedad? De hecho la prohibición de muchas drogas es una realidad y su tráfico (o comercio) se penaliza como delito contra la salud pública. La ley antitabaco, las prohibiciones de venta de alcohol a menores etc, va en la misma línea. ¿Debemos seguir haciendo BIOPOLÍTICA para evitar los graves riesgos de la salud?
¿Es legítimo este cierre de nuestra libertad en nombre de la salud?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

DE ACUERDO RESPECTO AL TEMA DE LA CHICA ANOREXIA, MUCHAS VECES ES NECESARIO LLEGAR A ESTOS CASOS ESTREMOS PARA LOGRAR QUE EL ENFERMO INICIE UN TRATAMIENTO QUE SE NIEGA A SEGUIR.PERO HAY QUE VER TAMBIÉN QUE ESTE NO ES EL ÚNICO CASO, CIENTOS DE PERSONAS, CHICAS Y CHICOS PADECEN ESTA ENFERMEDAD, QUE EN MI OPINIÓN ES ALTAMENTE EVITABLE.LA FAMILIA JUEGA EN ESTOS CASOS UN PAPEL FUNDAMENTAL Y ESTOY SEGURO QUE ESTE TIPO DE ENFERMEDADES SE PERCIBEN EN LOS AMBIENTES FAMILIARES.ADEMÁS DE LA OPORTUNIDAD DE ADELANTARSE QUE TIENEN LOS PADRES, CREO QUE EXISTE UNA IMPORTANTE TAREA QUE SE DEBE DESARROLLAR EN LAS FAMILIAS Y QUE NO SIEMPRE SE HACE, LOS PADRES NO SOLO DEBEN MIRAR POR QUE SUS HIJOS CREZCAN SANOS FÍSICAMENTE, SINO TAMBIÉN MENTALMENTE.QUE APRENDAN A QUERERSE, A VALORARSE Y A ACEPTARSE COMO CON, A PENSAR CON AUTONOMÍA, A TENER SUS PROPIOS IDEALES, EN DEFINITIVA, AYUDARLES A MADURAR Y HACERSE POCO A POCO MÁS AUTÓNOMOS.
NO ME PARECEN LÓGICAS POR ESTAS RAZONES LAS CRÍTICAS HACIA EL MUNDO DE LA MODA Y LA COBERTURA INFORMATIVA QUE DEL MISMO SE DA, TAL VEZ SEAN LOS OBJETIVOS MÁS FÁCILES DE ATACAR, PERO NO CREO QUE EL PAPEL QUE JUEGUEN EN ESTOS CASOS SEA DEFINITIVO, HAY OTROS FACTORES MUY IMPORTANTES EN LOS QUE NO SE ACTÚA Y SIN UNA PROMOCIÓN EN TODOS LOS ÁMBITOS, PROBLEMAS COMO ESTE, NO SE SOLUCIONAN

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en que el papel de la familia se hace fundamental, tanto en el caso de la anorexia como en el de tantas otras enfermedades, pero no subestimemos la astucia de un joven que, si quiere, tiene muchas armas para engañar a los suyos. En el caso de la moda, pues bien, no creo que baste con una buena base educacional. Cuando las todavía frágiles mentes de los adolescentes se encuentran ante lo que todo el mundo llama gente perfecta, creo que no es sólo una cuestión de talla lo que buscan, sino un encubierto reconocimiento social que a veces les hes negado; es decir, los problemas alimenticios, en la mayoria de los casos, son el reflejo de algo mucho más grave y que por supuesto necesita de acción rápida y en ocasiones forzosa.

Anónimo dijo...

Acabas de decir algo interesante:"se encuentran ante lo que todo el mundo llama gente perfecta, creo que no es sólo una cuestión de talla lo que buscan, sino un encubierto reconocimiento social que a veces les hes negado"
¿Por qué la gente tiene que ir buscando el reconocimiet¡nto social? Personalmente me parece que es muy triste mover tu vida hacia unas metas solo para que la gente te felicite por llegar a ellas.No digo que en ocasiones no puedan actuar como estimulantes, pero no deben ser el motor de nuestras decisiones.Volviendo al tema, creo que la familia, ya desde la infancia de los niños, les debe enseñar a aprender a valorarse por si mismos y a valorar su trabajo y su esfuerzo, sin aportar ningún valor relevante a lo que el resto del mundo diga.

Luis González dijo...

En una primera línea, muy de acuerdo con vuestras reflexiones. Comparto vuestras ideas. Ahora bien: ¿puede considerarse estos desórdenes alimenticios graves "simples" problemas del influjo de los medios y de la familia? ¿No existirá alguna base psiquiátrica o genética "fuerte" desde un punto de vista fisiológico?
Por otro lado, mi pregunta sigue en el aire: ¿a partir de qué punto puede intervenir el Estado "anulando" nuestra capacidad de decidir?(En la Rusia soviética muchos disidentes críticos eran internados no en cárceles sino en psiquiátrico).
Abrazos.