miércoles, 6 de junio de 2007


Tres citas contrapuestas (o no tanto):

Cada uno de nosotros perdurará en el recuerdo, pero siempre en relación a la grandeza de su expectativa: uno alcanzará la grandeza porque esperó lo posible y otro porque esperó lo eterno, pero quien esperó lo imposible, ese es el más grande de todos
Soren Kierkegaard: Panegírico de Abraham, en Temor y temblor

Amamos lo perecedero precisamente porque va a perecer; no amamos lo eterno, lo invulnerable, nadie ama el universo, todos sabemos que el universo se pasa muy bien sin nuestros cariños. Amamos a aquellas personas que quisiéramos perpetuar y no podemos; es su fragilidad lo que suscita nuestro amor. Y claro, Dios es lo contrario: la idea de amor a Dios, por ejemplo en el planteamiento tan hermoso de Spinoza, en su Ética, él habla del amor a Dios, que sólo puede ser un amor intelectual, no podemos esperar que Dios nos ame. Esa vinculación afectiva que introduce el cristianismo necesitaba que Dios hiciera una concesión a la carne, a la muerte, a la fragilidad, al temor, al abandono... (Fernando Savater, El País 2-6-2007)


“Los delirios de unos y otros producen monstruos condenados a enfrentarse bíblicamente, cada uno luchando por su Bien frente al Mal que representa la otra facción. Este íntimo convencimiento de la posesión permanente de la verdad, adopta ribetes metafísicos. No se valora lo que se ve, sino la Verdad en la que se comulga. Estas posturas no aceptan relativismo alguno. O se está en el credo propio, o se milita en el rival. ¿Estamos condenados a tener que elegir siempre, dramáticamente, entre esas dos Españas machadianas? ¿Pueden existir posturas intermedias que luchen desde la sensatez por mejorar la convivencia y por impulsar proyectos compartidos, sin renunciar por ello a las propias ideas? Creo que sí. Y esas fuerzas "centristas" a buen seguro que habitan en el seno de los grandes partidos, acusadas de tibias, acomplejadas y relativistas, y aplastadas por los halcones de la confrontación. Kelsen ya escribía en 1920 en su ensayo Esencia y valor de la democracia: "La concepción filosófica que presupone la democracia es el relativismo". ¿Quién se atrevería hoy a afirmarlo en público? (Manuel Pimentel: El centro siempre necesario. El País 3 de junio de 2007)


Pensar en precario: vivo creyendo que los contextos (palabra, verso y versículo, tesis, onomatopeya, además de sangre, jugo, semen, sudor y sal) nos insuflan el aire de ese globo que llamamos nuestro mundo - con sus expectativas y todas las neuras. Vivo viendo que los vocabularios (tantos como los dioses del Panteón hindú) nos dicen casi de todo aunque apenas entendamos uno y sospechemos de un puñado ---- y por todo ello la acción es inevitable, hay como que elegir (si acaso) en el contexto un decir de un modo u otro, casi siempre porque así lo dijeron papá y mamá o, quién sabe, tal vez, soñando un particularísimo decir que no por tal es más profundo ni nos da un sitio en la historia.

El contexto nos tortura con su inmediatez no desvelada ni consciente.

¿La imposibilidad de hacer una filosofía original –La Filosofía- nos hace más dignos pensadores? No lo creo.

El pensar – nada tan privado en la obscenidad de lo público – se me ofrece como narcótico y como extraño instrumento para reparar mesas con herramientas de fontanero.

1 comentario:

corruptus animae dijo...

genial el blog