domingo, 23 de noviembre de 2008

DIME CON QUIEN TRABAJAS Y TE DIRE .... ADOLESCENCIA (IV)


Wise men say - Only fools rush in,
But I can't help falling in love with you.


AHORA BIEN (AHORA MAL), parece que el sabio – ese hombre prudente que bajo la figura del adulto paternal o profesoral se desliza por las sombras y los destellos de las cosas rompiendo su ternura – aconseja evitar la precipitación, el giro brusco y los trompos existenciales. Sólo los tontos, pequeño, no se dan cuenta de que la edad adolescente desaparecerá más pronto que tarde para dar cuerpo a frentes de juventudes y otras etapas de la madurez madura. Lo escucha a diario el ser que mira al vacío y nada oye: “estoy en una edad tonta, tío, ya se me pasará”.


Pero, mientras tanto, el adolescente reconoce la verdad del consejo y lo hace porque los castigos no ayudan a reflexionar pero sí a aceptar verdades como puños --- aun cuando el humor adolescente no puede evitar estar enamorándose de los destellos y las fantasmagóricas brumas. Una canción o unos labios, una caída de pelo o el aire en la cara al bajar por la cuesta. I can't help falling in love with you. Así se acepta la filosofía en la adolescencia: se descubre la razón mientras se la niega tres veces: con la inteligencia (la razón siempre dispuesta a la autofagia), con la voluntad irascible y con el deseo concupiscente.


El hombre sabio exige prudencia. ¿Qué promete? "¿Qué ganas con la prudencia? El aprendizaje, el desarrollo personal o la culminación teleológica. Mejorar. Ser más... y mejor. O dicho en quiebra aristotélica: si frenas ese “falling in love” aprenderás a diferenciar lo esencial de lo meramente accidental o irrelevante (para lo que importa). Aprenderás a sustituir tu vocabulario inoperante por otro(u otros) menos dolorosos.


Y yo digo: el gran timo. Casi nadie crece ni mejora. Como el Godot de Becket, lo esencial no llega y se sustituye lo prometido por la cristalización de cualquier accidente (de otros) – hay quien vive toda su vida en un gesto de Elvis o en una caída de ojos de mujer fatal. No se cambia de vocabulario, las palabras que se nos ofrecen se fosilizan en cada arruga del alma. No precipitarnos no nos evitó ser más tontos cada día ---- por eso los adultos envejecemos sin atractivo y cada vez más viejos y más pellejos miramos como censores a los adolescentes . Ellos son posibilidades que deben ser frustradas, para que alcancen nuestra sabiduría (no la de ellos, claro). Somos sádicos de su babosa belleza.


No; la filosofía no es para las almas adolescentes ni, tampoco, para las jóvenes. La filosofía no es esgrima de palabras sino ansia de saber en la vida y para la vida y por la vida y contra la (puta) vida en la que acaba uno despeñado. La filosofía es para viejos y no es nada si nos permite diferenciar lo importante y lo accesorio, si no nos posibilita la alteración de los vocabularios en la edad avanzada. Pero la sabiduría no llega (casi nunca) con la edad adulta. Empeoramos – la mayoría empeora hasta la muerte. La filosofía es para minorías y en cole la vendemos como merchandising democrático ---------------------------- y – mecaguenlaleche – yo no consigo llegar a formar parte del grupo, de ese club en el que sólo uno se admite a sí mismo, en el que nadie te da el marchamo sino que eres tú, oh yo en circunstancia, el que coloca la medalla invisible (más resta de inutilidades que suma o almacenamiento de mercancías --- al modo cínico).


La filosofía no es para adolescentes porque su sino es la confusión de destellos y amores. Pero es posible que sólo en la adolescencia se produzca la experiencia crucial que nos de participaciones para ese sorteo del camino de la sabiduría.


Odiamos en la adolescencia la estupidez de la edad adulta.




Elvis


UB 40


Celine Dion


Bruce Springsteen


Stray Cats

1 comentario:

Anónimo dijo...

que pasa luis. aqui estamos dos antiguas alumnas tuyas dando una vueltecilla por tu rincon. dicirte unicamente que la guardia civil es el mejor cuerpo del mundo jejejejejejejejejejejeje. y es verdad. el honor es tu principal divisa