lunes, 12 de octubre de 2009

ITINERARIOS (III). DEL VIAJE A LA CAVERNA (1)


No era mal plan glosar el itinerario de Caperucita la Roja hacia la casa del Lobo Hobbesiano pero, mira tú por donde, me sale al encuentro el viejo Platón con su trilogía cavernaria y parece que me obliga a narrar algunos pasajes desconocidos de aquel viaje iniciático de la cultura occidental. En algún sentido me debo a la Tradición. No obstante confieso mi afinidad emocional con Caperucita y puedo prometer que acometeré la tarea de revelar algunas travesías más bien ocultas de la niña (niña, por cierto, no por inocente y solidaria menos perversilla). Parece que me toca aguantar siempre las aventuras y avatares que no salen bien, las frustraciones y las rupturas, los fracasos y las vergüenzas. Hay cosas que tienen que ser como son y no pueden ser de otro modo porque, en el intento de variación o en la huida del deber, perdemos brújulas y sextantes, y eso sí que es malo y doloroso.




PRIMERA PARTE. SOMBRAS Y MATEMÁTICAS FINITAS

Relata el maestro la historia de un grupo de individuos que vivían felices en el subsuelo porque nunca habían conocido otra cosa y no consideraban que se pudiera vivir sin la molestia de las cadenas, malestar que ellos atribuían al porque sí de la naturaleza, como el empacho cuando se come en exceso o el llanto al partir cebolla. En esa cueva vivía un individuo que no era ni el mejor ni el peor de sus iguales en cuanto a la discriminación de las cosas y los afectos. Como todos los habitantes de aquel mundo se enamoraba de una mujer y luego de otra y luego se acostaba con otra sin mayores contratiempos numéricos, quiero decir, que discernía a la número 1, de la 2 y de la 3 y sabía (o creía saber) que eran en total tres, dos consecutivas mediada ruptura(la 1 y la 2) y dos simultáneas en la dualidad amor de esposa/ amorío adúltero(la 2 y la 3), siendo que la suma de los dos pares es cuatro aunque ellas fueran tres porque, sencillamente, la 2 estaba en el primer tándem como segunda esposa y en el segundo como cornuda, siendo y no siendo a la vez lo uno y lo otro. Pensándolo bien nuestro protagonista no era del todo idiota y podemos considerar que formaba parte de la élite cavernaria.

La primera parte de la trilogía platónica, en clave de comedia, nos narra los enredos que sirven a nuestro amigo para mantener el equilibrio afectivo y sexual con las tres mujeres. La cosa acaba más o menos bien, retornando a una relación no del todo apagada con la número 1 y formando una estructura triangular alrededor de los intereses individualísimos del protagonista, básicamente mantener la tripleta sexo-emocional y lograr ascender en la jerarquía de los sabios cavernarios con su teoría sobre la contingencia de todo par en un sistema e-emocional.

Al final de la película le ofrecen un nuevo despacho de la pseudoacademia pseudoplatónica.

Imagen: Hans Baldung-Grien (1484-1545), «Las tres gracias» (1539) [Museo del Prado, Madrid]

3 comentarios:

Serenus Zeitbloom dijo...

Excelente.. ¡y éste lo entiendo!

Uno (yo) ya sólo va sirviendo para el humorismo.

Saludos.

PÁJARO DE CHINA dijo...

Ser y no ser a la vez lo uno y lo otro. Ser simultáneamente. Por eso la suma de los dos pares da 4, aunque sean tres.

Y cuando uno es dos y está en cada uno de los dos por completo, ¿cuál es el número?. Y si nunca pudiera ser así, si siempre estuvierámos irreversiblemente solos, ¿el número sería siempre 1? Y si se nos hubiera gastado el asombro, ¿sería 0?

Tu escritura me provoca sed de más escritura tuya. Por eso me entusiasmo como quien espera un juguete (encontrado en el vertedero) cuando veo que la historia está imaginada en partes, como una saga. Y que esta parte es recién la primera.

Es como cuando no querés que se acabe un viaje y contás los días y te ponés contento porque faltan muchos.

Y sigo anotando en el cuaderno todo lo que me van provocando las entradas anteriores, desde la saga de los rinocerontes rescatados por tu córtex. Y después te paso todas las sensaciones, perplejidades y azoramientos en un solo comentario, dividido en capítulos, como le gusta al matrimonio Blogger (los Blogger piden y piden y piden; los Blogger también tienen sed, de nuevas palabras - porque a mí se me hace que los Blogger han llevado una vida muy conservadora).

Un abrazo gutural y cavernario.

Luis González dijo...

Platón ubicaría a los cavernarios en el 0 porque los cierra la posibilidad del asombro y pareciera que no son capaces de comprender la provocación de ser y no ser. "Mi cavernario", por contra, reflexiona sobre la contingencia del par en un sistema e-emocional.Asume que de dos pares salen tres porque la 2 está en el primero y en el segundo (es y no es segunda esposa y la otra del amorio amante --- no conoce la apostilla aristotélica del: Es posible ser y no ser en tiempos distintos y en aspectos diversos).
Ser completamente en los dos pares es sueño romántico y horizonte de sublimidad, algo que escapa a la limitada mente de mi carvernario. La imposibilidad de poder estar "en verdad" en dos posiciones también es de un platonismo imposible para alguien que no comprende que significa ser "en verdad" (el cavernario es Rortyano).

No sé si las series o sagas textuales funcionan en el artefacto blog porque invierte la serie. Por otro lado, no deja de ser curioso.