lunes, 5 de octubre de 2009

ITINERARIOS ( III ). EL SALTO


Mis pies dibujan mapas cuando recorro - rápido - las calles y los senderos del bosque. Los pies se alían con los ojos en la conquista del territorio ignoto de pieles brillantes y fulares al viento. Los ojos son dedos disfrazados de asepsia, detectives que hurgan invisibles en todos los rincones de las piel -- la piel de la mujer, sí, pero también la de sus vestidos, los tejidos de las plantas y las flores, el vestuario alta costura del mineral. Camino y miro en mi paseo.Trazo el mapa, defino el itinerario: un arado sutil establece el limes, allí donde he llegado y que escinde el espacio en un mundo civilizado y una foresta bárbara. Yo me siento cada vez más bárbaro porque cambiaría todo el imperio por los reflejos luminosos de los abalorios de cristal. Pero resisto como soldado.

Pero eso ahora no me importa. Mañana, quizás, siga la reflexión poetizadora del caminar rápido . Ahora me centraré en otro itinerario, aquel que se dibuja como un mero movimiento arriba-abajo. Quiero decir: el salto. Matizando: mis saltos como baile en un concierto de rock. No tengo edad para el salto porque mis pies se han acostumbrado al tacto de la tierra y ella me ha seducido más que el aire. Pero allí estoy dejando que la música me penetre las meninges y deje inhibida toda red de conceptos. Ni miro ni camino. No vendo mi reino por unos cristales y sus reflejos porque he cerrado los ojos y estoy tremendamente concentrado en la pérdida del control. Salto, me elevo como un masai, como Nijinski en catástrofe caótica, como un sputnik soviético que sale a destiempo - caída ya la bandera roja - , como un misil que lanzara la hormiga atómica desde el subsuelo telúrico, como un punk, como Patti Smith, como yo mismo a los dieciséis adquiriendo la vocación filosófica en medio del desenfreno móvil (y alcohólico). Salto.

Salto para abrir grietas en el cielo, para rasgar el lienzo de las estrellas fijas que han marcado mi destino convirtiendo-me en rinoceronte o tortuga. Rompo la sobredeterminación y todas las heteronomías. Escupo al universo por el agujero que ha producido mi cabeza en el aire. Beso a las estrellas... pero todo es sueño.


Y es sueño porque, civilizado, evito en mis bailes espasmódicos pisar a nadie o tirarles la cerveza encima. No choqué con otros cuerpos con violencia de génesis. Egoísta - ¿alguien sale de su ego a partir de cierta edad? - evité el contacto con cuerpos ajenos y sangrantes borrando del vocabulario básico de mi danza el movimiento transversal, la curva truncada, el giro a la derecha o la izquierda (el fracaso de la erección). Arriba y abajo, luchando sólo con mis fantasmas. Gozando del engaño, sí, pero con mil fondos amargos de frustración por haber perdido el coraje de pelear, de fundir mis huesos con ellos a través de la fractura.

Estuvo bien. Civilizado. Los bárbaros quedan al otro lado del limes y se dejaran engañar con los reflejos de los cristales de colores. En su ímpetu no piensan en el valor ni en el precio. Agarran la chatarra y dejan en paz la ciudad de las relaciones civilizadas. Pueden volver. Lo sabemos. Y mientras bailamos en nuestro rincón.

Estuvo muy divertido el concierto de Tequila del otro día, chaval. Me lo pasé de fábula(!) bailando como no lo hacía desde hace, quizás, viente años. La civilización me pone. No pisé a nadie. A ninguna tía le mordí el labio. Progreso.

Imágenes: George Barbier(1882 - 1932): Dibujos sobre los bailes de Vaslav Nijinsky

2 comentarios:

@SusVersiva dijo...

Buena invitación al salto, al alejarse por unos instantes del amigo suelo o el enemigo subsuelo. A la 'concentración sobre la pérdida del control' propia.

Es fabuloso que la música se infiltre entre las meninges y retire los conceptos. Incluso los conceptos de cielo, de estrellas, de lo besable y lo escupible. No es casual que haya tribus en las que se entra en trance mediante el salto. Al saltar se renuncia a la mente y eso, en nuestro medio, es un premio mayúsculo.

Me encanta cómo lo has escrito, cómo rescatas el momento, cómo te rescatas a ti mismo. Es contagioso.

Un abrazo
(Nota: blogger pide "bonacts", no hay mejor definición)

Luis González dijo...

Saltar. Subir al cielo en espectáculo pirotécnico - pasar de la línea recta a las curvas y a la fractalidad - y caer como lluvia sobre la tierra, la mente y la red de las palabras. Salud, Susana.