lunes, 4 de febrero de 2008

QUE TODO ES NAVAJA Y TONTERÍA. FIN DE LA FILOSOFÍA


Al hermoso pluralismo de la blogosfera y al diálogo que nos hermana




Cada vez me quedan más lejos ciertas ingenuidades que ejecuto día a día por hábito e inconsciencia. Esta circunstancia me empantana entre el cinismo y la idiotez, mezcla imposible en la que nadie creería si no fuera evidente su presencia (por ejemplo, en las clases de ética y filosofía)

Se dice que "el diálogo es el eje vertebrador de la actividad pensante "y, sin embargo, no percibo en el mundo de la discusión – experta o contertulia - apertura a opiniones diversas a la propia salvo para encontrar defectos, debilidades y huecos por los que penetrarán la faca y toda su herrumbre. Una vez que nuestro espíritu primordial se asienta no hay argumento que desborde el vocabulario que lo blinda. La apertura es sólo el gesto inicial para encontrar en el menor número de movimientos la victoria ( o mejor: la derrota del adversario). Los vocabularios, todo lo más, se amplían en sus términos con la atención a las ideas (o lenguajes) de otros para así conseguir la desecación de aquellos que nos prestaron los nombres. Quizás por eso las grandes cuestiones siguen milenio tras milenio calentándonos la cabeza . La popular tesis de Naomi Klein sobre las tendencias que nacen en los márgenes para, adecuadamente “logo-tizadas”, acabar enriqueciendo aún más a los centros financieros, parece responder a una lógica más profunda del sistema. No hay apertura, pues, nada convence a nadie para salir del castillo en el que recrea la cartografía del mundo a partir de las manchas de sus locales humedades

Otro tanto sucede con la célebre tesis:la violencia no conduce a nada”. La mirada – sincrónica o diacrónica –niega con tanta fuerza esta idea que las celebraciones del Día de la paz y todos los esfuerzos por convertir a los medios pacíficos y la no violencia en núcleo de discurso ético-pedagógico-transversal no nos ruborizan hasta la implosión porque trabajamos al margen de la autoconciencia y en el opio de la alienación. La violencia – si es de nuestro bando la denominamos fuerza o firmeza – construye en el maravilloso mundo de la transmodernidad y las TIC con tanta vigencia como en los campos embarrados de la Guerra de los Treinta años – periodo que siempre he considerado sombrío hasta la médula (por ello nace de él el bueno y alucinado de Descartes) -; eso sí con kilos de maquillaje y palabras.

Por ello sólo la inutilidad de la narración ( o la narración inútil en cualesquiera de los géneros), el alejamiento de nuestros vocabularios de la Verdad, el Bien, la Justicia, la Responsabilidad,..... el Compromiso, la Participación .... nos puede abrir un espacio de alivio o esperanza(entre el eructo y el parto, con mil y principios de precaución en este último caso). Quizás – yo opino – sólo la conmiseración y la ternura sin palabras ni "filosofías" hacia las cosas pudiera ser criterio u horizonte (absolutamente blando).

Claro, si alguien estima esta reflexión inmoral y ofensiva, insolidaria porque abandona el mundo a su suerte y apoya una drogadicción del pensamiento, no puede creer ingenuamente que el diálogo es el núcleo del pensar y la violencia no conduce a nada.

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