martes, 20 de marzo de 2007

AMO A GOOGLE PERO ESPERARÉ HASTA EL MATRIMONIO (DOS)

"incluye dos millones de empresas aunque no tengan web
(paginasamarillas.com)


Rosa Púrpura Alelí es un estibador de Glasgow con interés desmedido por el alcohol ilegal destilado en Tennessee y que mantiene una relación heterosexual no presencial pero igual de apasionada con un cuáquero filipino ansioso de redimir al mundo. Harto de las indecisiones de Fiona, Shrek ha puesto un anuncio en una página de contactos: “Hermoso príncipe con residencia propia cerca de cristalino lago busca compañera de características semejantes. Abstenerse personajes de cuento”.

El anonimato de la web ha convertido la comunicación en un encuentro de ficciones aparentemente manejadas por entes humanos. El impulso de juego gana. La libertad se expande al infinito. Nike sentencia:: “Just do it”.

La ficción que genera el medio coloca nuestras palabras y nuestros sentimientos en una jerarquía de ocultaciones y exhibiciones que se nominan como “percutaca”, “batera”, “Miguel”, anónimo”, “Safo”, “LGS” o “Luis González Santamaría”. ¿Soy yo más auténtico o sincero por ser aquí Luis GS (aparentemente reconocido por muchos como aquel Luis GS que vieron en una clase o en una reunión o en la calle comprando el pan) que esos otros nombres, algunos sospechados otros irreconocibles? No, todos somos grados y pliegues de la ficción. Una ficción que, lejos de lo que se suele decir, es más cálida que fría. Personalmente, soy de los que cree que detrás de este medio hay una espesura de emociones, deseos, frustraciones, esperanzas, etc. mucho más gruesa que la aparente Siberia que genera el medio electrónico. De otra forma no se explicaría el enganche, la adicción. A veces en la escritura electrónica hay más amor y odio que en los parques en las noches de verano.



Google pretende cartografiar el mundo de las ficciones. La web ya integra muchas de las fantasías que en el pasado se reservaban para el papel escrito ( “Querido diario”), el susurro privado ( “soy tu tigre”), el rito de la seducción (“ me encanta tu vestido y tu manera de andar, a la par que tu conversación” ), la publicitación comercial (¡Filomatic da un gustirrinín!) o la charla de taberna (“Ronaldo está gordo pero es el mejor jugador del mundo”). Toda la ficción en el buscador se centraliza para mayor gloria de las diversas identidades simuladas que encuentran su sitio, su taxón, su lugar en el mundo. Si lo quieres, hazlo (pero primero búscalo)

Ahora bien: la paranoia de Google – como dijimos en la nota anterior – nos lleva más allá del diálogo de ficciones que eligen una convención para seguir hablando (esperando que muchos se incorporen al club creando enlaces)

- Dado que puedo ser engañado, razona Mute-Matriz-Google, en verdad estoy cartografiando la realidad toda. Estoy mostrando el mapa de la espiritualidad humana. Puedo desvelar el rostro y la máscara

Dicho de otro modo: Google ya no quiere ser rortyana; ahora quiere ser capitana de la tropa aristotélica. Puede decir la verdad ya que puede ser engañada.

Cumpliendo su papel de visitadora médica de futuros imperfectos la filosofía idealizó el mundo hace tiempo – o lo que es lo mismo: tomo conciencia de la realidad de la apariencia y lo frágil de toda cosa con sustancia. Desde entonces muchos han sido los intentos de restaurar el sano sentido común del realismo. Pero ni con esas. Más aún: el Sujeto creador de ficciones se ha ido fragmentando progresivamente convirtiéndose en Humanidad, Nación, Lengua, Clase, Raza, Género, Gran hermano, Loco... La realidad y el conocimiento se convirtieron en campo de batalla de poderes y hegemonías, donde no cabe el engaño; sólo la derrota o la victoria.

Google – la Matriz que puede ser engañada – nos recupera la esperanza de una realidad a cartografiar más allá de toda mentira y manipulación. En la noticia que comentábamos el primer día se nos dice que la mejora del buscador se lleva el 70% del esfuerzo de la empresa. Cada vez más cerca, la cosa se nos abre y todas las máscaras caerán. Los nombres-ficción llegarán a su momento de googledad: adaptado al usuario, analizados sus golpes de búsqueda el buscador narrará la faz verdadera de “anónimo”, de “batera”, de “ safo”, de “LGS” – o al menos podrá ofrecérselo a un sujeto privilegiado.

Sólo la Madre sabe cómo es realmente cada uno de sus hijos. El secreto del algoritmo no es otro que “dime como ficcionas y te diré cómo eres realmente” Así Sherk, en el ejemplo, con su anuncio nos desvela que tras su apariencia de monstruo verde desprejuiciado se oculta el deseo de ser un príncipe convencional. Google dice, nosotros seremos.

¿Algo se te escapa, Reina de las ficciones?

Me voy un rato con Raymond Carver, otro Rey de ficciones, llamado ángel del realismo sucio...


(continuará)

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongo que la no identificación es una de las cosas claves que tiene este medio electronico, aunque las propias palabras descubran nuestra identidad. Aunque nos hagamos pasar por otras personas, es imposible cambiar la propia identidad.
Ya no hay ningun anónimo en la red, nos tienen fichados.

Anónimo dijo...

¿Qué identidad es esa que no podemos cambiar? ¿Mi identidad es mi ficha, el conjunto de mis mensajes, movimientos bancarios, deseos de búqueda? Quizás esta reflexión nos lleve hasta el radicalismo /aut-aut/: o nos hundimos en el salvajismo hasta descubir ese animal que llevamos dentro - tradición muy repetida en todas las latitudes - y que nos define más allá de toda escritura (¿es posible?) o nos fragmentamos ad infinitum en múltiples identidades contradictorias, rompiendo la supuesta ficha hasta no encontrarnos jamás con nosotros mismos (¿es posible? ¿engañaríamos a la Madre?).
De acuerdo: nos tienen fichados.

Anónimo dijo...

Supongo que a ustedes también les llama la atención el que el formulario de comentarios de blogger tenga la opción "Elegir una identidad", y dé tres: "Google/Blogger", "Otros", "Anónimo". Elegir una identidad, como elegimos falda o corbata, gafas de sol, marca de tabaco... Y, ¿seguro que es imposible cambiar la propia identidad? ¿Qué es lo que hace un escritor con sus personajes, sino asumir una miríada de identidades? ¿Que eso no es "real"? Pirandello... Y, ¿qué rayos es eso de la identidad? Aparte de Heidegger, Derrida, Deleuze y otros pensadores que han concedido gran importancia al tema de la diferencia -por aquello de poder pensar otra cosa que la identidad, y poder, correlativamente, pensar ésta de otro modo [que pensar]-, quien más me ha hecho darme de tortas con el tema de identidad y diferencia es Peter Milligan... Shade, The Extremist, Enigma, Human Target... si alguno lo ha leído ya debe saber por dónde voy. En todo caso, es un tema tan complicado como apasionante, y el rollo de internet y las nuevas tecnologías está suponiendo, parece, una especie de revulsivo para recuperar la cuestión, incluso, para "democratizarla", puesto que ahora no son sólo cuatro pensadores mas o menos profesionales los que se ven tocados por la cuestión, y disponen de la información y lecturas para confrontar la cuestión de algún modo relevante.

(Di, la pastilla, que se te ven los engranajes. Otra vez).

Anónimo dijo...

Digamos, Dianoia, que como hipotésis romántica, pretendemos descubrir una identidad nuclear. Pregunta: ¿la matriz google puede desvelar esa identidad nuclear?

Otra cosa: habla de la reflexión filosófica sobre la identidad y la reflexión de la "ontología pop" de autores como Peter Milligan (al que no conocía, así que gtracias)sobre la cuestión. ¿Las consideramos equiparables, sin jerarquía, tan relevante la una como la otra, la filosofía y el comic? ¿Cuál sería su peculiaridad?

Anónimo dijo...

"Identidad nuclear"... sí es una hipótesis romántica, sí. Mola, qué quieren que les diga.

Vuelve a hablar de jerarquías... eso implica valoraciones, y no sé yo... Fíjese, aparte de algunos filósofos, "quien más me ha hecho darme de tortas con el tema de identidad y diferencia es Peter Milligan", esto es, unos y otros han tenido el efecto de poner en marcha en mi cabecita loca ciertos pensamientos, reflexiones, sobre identidad y diferencia... cada uno a su manera, cada uno sus cosas, y Milligan, por algún motivo, me ha hecho pensar mucho en el tema de la identidad personal o, como dices, "nuclear". No hay jerarquía ni especificidad, es algo que expreso desde mi experiencia, eso es, y ya está. La pregunta que haces es interesante, pero lleva a otro tipo de discusión, me parece.

Anónimo dijo...

Cada vez que escribimos, algo de nosotros queda a la interperie, creo que es imposible no mostrar las cosas ocultas al escribir aunque estemos escribiendo un libro. Ocultamos nuestras experiencias y opiniones detras de otros individuos, por miedo a que nos juzguen.

Anónimo dijo...

¿anónimo? ¿Quién es ese que nos juzga y del que nos ocultamos con otras individualidades interpuestas? ¿qué son esas individualidades interpuestas que nos ocultan? ¿cuál es el tamaño de lo interpuesto entre el "eso" que se oculta y huye y el que juzga?¿es el mismo el juzga y el que huye? ¿es el que juzga Dios y el que se oculta Caín? ¿qué ha hecho de malo? ¿Ha matado a su hermano quízás? ¿cuál es tu crimen interpuesto, ¿anónimo? amigo?.
Miss Dianoia: ¿no hay jerarquía? ¿tan grande es su experiencia - "experiencia, eso es, y ya está" - que es capaz de interponerse entre las máscaras y el rostro nuclear? ¿Es quizás su experiencia lo que se interpone entre usted y ¿anónimo?, entre sus miedos?

Debe haber una identidad, ahora y en la hora de nuestra muerte amén.

Anónimo dijo...

No, no hay jerarquía; tan pequeña es mi experiencia. La pregunta que me haces, "¿No hay jerarquía?" es una pregunta, entiendo, general; eso es lo que no sé, ni pretendo, responder. Se trata de mi experiencia, reitero, y no sé hasta qué punto ésta puede ser extrapolable; tampoco hay pretensión de que lo sea. Y no entiendo la diferencia, que no sé si es ontológica o meramente analítica (¿y cuál es la diferencia de esta diferencia?), entre máscara y rostro nuclear; ¿no son una y otro persona? El rostro nuclear... me hace pensar en Levinas, el Rostro y el Otro... aquí hay un problema gordo. Y, ¿miedos? ¿Por qué destacar este afecto y no otros? Y, ¿debe haber una identidad? ¿A qué se refiere con esto? ¿Debe ser en sí misma, independiente de ser o no conocida, o debe ser fijada, presenciada, reflejada? ¿Es simplemente aquello a lo que nos dirigimos en primera persona y definible mediante un conjunto finito de notas -lo "googuelizable"-, o va más allá? Hablaba yo de Peter Milligan... algunos de sus personajes asumen identidades ajenas en grado tan alto que "olvidan" que son ellas mismas. Dejan de ser sí mismos... imposible, siempre se es un sí mismo; podríamos decir, son en sí mismos otros; podemos preguntar si es que realmente había algo que "dejar de ser", o el ser otro, ser siempre otro, era lo que se era, se había sido, en todo momento. Nos olvidamos, como Edipo.

Anónimo dijo...

LGS:SV/MH
Supongo que somos nosotros mismos los que nos juzgamos en cada momento posiblemente presionados por la sociedad. Pocas personas, se muestran realmente como son, pues ciertamente nos comportamos como Caín, traicionando a nuestra propia identidad; o quizá no, puede que pensemos que somo de una manera y sin embargo somos lo que en realidad hacemos ver al mundo de lo que somos.

Anónimo dijo...

¡ Recórcholis, cuánto argumento de interés!¡ Desde luego mucho de mi planteamiento es mero voluntarismo: el deseo de ser un rostro más allá del juego de las simulaciones, el deseo de jerarquía que diluye "mi deseo de ser piel roja" en la presencia de ... ¿yo? oh, oh pero me diluyo como el Hombre de Arena en la serpiente de sus argumentos.

Este juego de las identidades múltiples ¿forma parte un juego sublime de la libertad, base de una ética del "cuidado (o reconstrucción) de sí" polimorfa, lúdica, abierta a las puertas de la percepción o qué sé yo?

Mi perplejidad nace de Google: si el algoritmo y sus señores puede dibujar un cuadro de mi realidad- rostro-mascara-simulacro, más preciso y eficaz que el que yo mismo puedo tener (porque me olvido de mi y me engaño con mis nombres) ¿no puede considerar el Algoritmo que ha descrito mi realidad más allá de mi - ser mi supercosnciencia trascendental - y ofrecerme aquello que busco, el servicio que anhelo, anticpándose gozosamente a mis deseos, porque me conoce mejor que yo, porque no tengo secretos, porque ha descubierto las formas de lo que parecía caos y capricho?.
Quizás todo resida en la creencia de que el hombre es una animal - ¿masoquista? - que busca un amo y que quisiera elegirlo.... ahora que puedo, aún ... o no?
Me interesa "algo que anda por ahí", una navaja que corta el sueño de las simulaciones, una brutalidad de MIEDO - como la que aparece en un cuento de Carver que luego se verá - que cortocircuita la paranoia de la Mute-Google, algo simple, quizás.... la ternura de las cosas. El pan y el agua.
El aire, el fuego, la tierra y el agua. Que Aristóles vuelva

O,si no, pues estamos de acuerdo en el olvido y la fragmentación paulatina de todos los sentidos, Y si no llevemos el juego del olvido y la recreación hasta el paroxismo. Amo al Gran Hermano.