jueves, 15 de marzo de 2007

ORWELL(VI). 1984, LA PELÍCULA

Estamos viendo en clase estos días la versión de 1984 realizada por 1984. En este sentido la fidelidad a la novela parece ser uno de los logros de la versión cinematográfica. ¿Qué significa esto? Para algunos que la densidad de la prosa se traslada a la espesura de la película haciendo que la desazón nos invada. Quizás en la novela la complejidad filosófica nos puede hacer superar – o soportar – el tedio de una prosa que avanza como una columna de Panzer sobre un pantanoso sendero siberiano. Droga dura para el lector que sólo por lo riguroso de las reflexiones político-filosóficas supera la descripción ; prosa consistente, sí, pero ajena a toda esperanza, ironía y sorna. Movimiento sin aliento y sin climax. Falta sentido del humor en 1984 y eso convierte a la novela en un ensayo con personajes, un ensayo de ciencia-política- ficción. (Coda: ¿Cabe el ensayo humorístico?) .

No hay esperanza, parece, en el universo totalitario. Vamos al presente en busca de ilusión. En el mundo de las potencias libres (contradicción in adjecto) la Mtv nos educa el oído y los informativos repiten hasta el hartazgo las noticias – el atentado o la manifestación de banderas, el viaje del Papa o los contoneos de cadera de la inmortal Madonna. Se nos recrean sesiones de odio colectivo al estilo de 1984 – pero con más glamour – y colocan frente a nosotros a Isabel Pantoja y Julián Muñoz o a de Juana y su novia para que echemos espuma por la boca. Las patrias que odian juntas permanecen unidas. El periódico, en fin, confirma la opinión del lector: de suspicacia o duda o sospecha su emoción se transforma, vía metamorfosis mediática, en noticia y luego en hecho duro, durísimo.

O sí, quizás haya esperanza y sin echarse a las armas o a la violencia. Si el pobre John Salvaje de Mundo Feliz acudía al Shakespeare del drama y la tragedia, a la exigencia brutal del sacrificio y el dolor auto- infligido en nombre de lo más alto: verdad, belleza, deber, para luchar contra el sistema de la felicidad tonta, quizás haya otra vía, el Shakespeare de la comedia o el Cervantes de la ironía. Sorna y carnaval, humor y caricatura....

¿Y si Winston Smith tuviera razón? ¿Y si la esperanza está en los proles, en aquellos que no son interesantes para el sistema – porque no consumen, ni votan, ni producen?. No me confío pero nada como la tradición más popular de la burla y la sátira para mostrar que el rey está desnudo. Expresionismo cínico, distorsión esperpéntica en los espejos de feria. Baile y arritmia, burla

ANEXOS
Brazil" de Terry Guilliam
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola.

Me he dado cuenta de que Phiblógsopho ha sido enlazado a este blog. Devuelvo la cortesía.

Saludos.