jueves, 3 de mayo de 2007

DESTINO Y VACÍO (Haruki Murakami)



HARUKI MURAKAMI:KAFKA EN LA ORILLA(Umibe no Kafuka, 2002)
Tusquets 2006

A veces el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti”(...) Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esa tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puede hacer es resignarte. Meter en ella la cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo”(página 11).

Destino”. Noción absurda; semilla de todos los males de la reflexión. Polución diurna de lo más abobado del pensamiento. La confusión más simplona entre el exterior y el interior se dan cita en este concepto cargado de incompetencia.

Destino. Me vivo lanzado a la pregunta de un modo realísimo. Siento que la vida me debe algo o que preparó una habitación – con su armario – sólo para mi en algún sitio. Para seguir caminando aceptamos de buen grado la metáfora del puerto- del “buen puerto”. Pero el destino es, quizás, sólo la regurgitación de nuestras malas digestiones, la alergia y la depresión primaveral o el ímpetu del inicio de un proyecto, enamoramiento o sarpullido.

En ambos casos aceptamos el consejo: cerrar los ojos y las orejas para atravesar la tormenta.


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Hombres huecos” (TS Eliot)

Personas que suplen la falta de imaginación, esa parte vacía, con filfa insensible y que van por el mundo sin percatarse de ello. Personas que intentan imponer a la fuerza a los demás esa insensibilidad soltando, una tras otras, palabras huecas”(...) “Sujetos estrechos de miras, intolerantes y sin imaginación. Tesis desconectadas de la realidad, terminología vacía, ideales usurpados, sistemas inflexibles”(páginas 230-1)


¡ Dios mío! ¿Me encontraré yo entre ellos? Qué pregunta!



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