sábado, 10 de marzo de 2007

¿QUÉ ES REIVINDICAR LA FILOSOFÍA?


Leo en el Diario de Burgos una breve reseña de la conferencia que Edmund S. Phelps ha ofrecido en la ciudad del Arlanzón (¡) . Phelps, premio nobel de economía 2006, cifra cinco consejos para dinamizar las economías. Las cuatro primeras líneas de acción– liberar a las empresas de gastos por despido o seguridad social, que pasarían a ser responsabilidad de los gobiernos, reducir la burocracia e incrementar el gasto en I+D – no las puedo evaluar por razones de obvia falta de información y competencia. La quinta me toca un poco más cerca. Según Phelps es preciso crear más facultades de humanidades, poniéndose el énfasis en las artes clásicas y la filosofía, y no tanto en el Derecho o la formación profesional(sic?). Dinamizar la economía pasa por - cito la nota de prensa – “promover un cambio de cultura para volver a las raíces filosóficas de la vieja Europa, al vitalismo de Aristóteles, de Cervantes, de Voltaire”.

No deja de sorprender que en un paquete tan reducido de medidas, la quinta – la que cierra el horizonte – sea la reivindicación de la filosofía clásica. En cierta medida siempre que se hace canto y alabanza de las humanidades en general y de la filosofía en particular desde los sectores productivos o políticamente hegemónicos tiendo a sospechar que:

a) La fuerza dura (hard power) del poder económico anda necesitada estratégicamente de discurso de legitimidad, de ideología o poder blando (soft power), y cree que en la filosofía puede hallarse un buen recurso de amparo.

b) La vindicación de la filosofía por parte de autores americanos extrapola a Europa la situación de los EE UU, donde la filosofía se diluye entre los estudios lógico-analíticos y los llamados estudios culturales de las facultades de letras donde dominaban – o quizás dominan – “los radicales deconstruccionistas” seguidores de la French Theorie (Foucault, Derrida, Deleuze, etc.). Frente a ambos se han levantado voces - conservadoras, liberales y comunitaristas - que vindican el discurso clásico de la humanidades (por ejemplo, se ha descubierto y jaleado a un tal Aristóteles desde un nuevo aristocratismo comunitarista conservador y desde el célebre republicanismo más izquierdista). ---- Veáse: François Cusset: French Theorie; Allan Bloom: El cierre de la mente moderna; o Harold Bloom: El canon occidental.

Siempre me ha sorprendido que desde eso que se llama –vaporosamente – sectores de derecha se haya reivindicado el estudio de los aspectos más clásicos o históricos de la tradición y desde los sectores izquierdistas haya existido una tendencia a subrayar los análisis del presente o de la historia más cercana ( a modo de ejemplo: en la historia de España de segundo de bachillerato antes de la reforma del PP se estudiaba el siglo XIX y XX y , después, toda la historia desde Atapuerca a nuestros días). Desde luego no presupongo en Phelps ni intencionalidad ni afiliación política, sólo manifiesto cierta perplejidad.

La tradición occidental nos ofrece de casi todo (cínicos y ortodoxos, vírgenes y putas) y por ello cualquier intento de apoderarse de la misma desde un objetivo político-ideológico legitimador necesariamente debe deformar el legado (cosa que hace el movimiento tradicionalista reaccionario cuando asume para sí toda la tradición). Por otro lado, el análisis del presente y del futuro no puede ser ocultado desde la reivindicación de la tradición. Mal negocio sería ocultar los problemas e inquietudes de la familia hoy con el fichado de la vieja biblioteca del abuelo.

En fin, para acabar, la cultura humanística (filosofía, literatura, arte) puede estimular la invención en el marco de la cultura material (el filósofo puede ser un gran gestor o directivo) pero, desde luego, no es garantía de éxito, justicia o piedad. No hay nada más que ver el ridículo papel de muchos filósofos cuando adquieren un compromiso político.

¿No será mejor suponer, si nos ponemos serios y no pretendemos vender el producto a las autoridades académicas para que nos den algunas horas de trabajo, que la filosofía no nos hacen ni mejores, ni más hábiles, ni más visionarios y que su práctica es un acto gratuito que alegra y entristece, juego cuasi-formal, acelerador de partículas o mera centrifugadora de palabras, palabras, palabras --- y que si alguien le interesa, bienvenido sea al club?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si yo tuviera que contestar a su pregunta: me parece que sí. Veo que la SSK y afines no han perdido el tiempo. Afortunadamente.

Saludos.

P.S. precisamente ahora mismo una de mis lecturas laterales es la de Cusset... no está nada mal, me resulta bastante entretenido de leer.

Anónimo dijo...

SSK.