martes, 15 de mayo de 2007

OTRA VEZ SOBRE LA ESCUELA (RESPUESTA A SERENUS)

Hoy dejaré que algunas ideas más se( o me) cuezan en su salsa. Es respuesta a Serenus, que tuvo a bien dejar una nota en mi anterior comentario sobre la educación.

Serenus dice: "el pedagogismo y el psicologismo son las dos plagas,-o la misma plaga- que están impidiendo una solución al grave problema educativo que padecemos”. Creo que no estoy de acuerdo. Para que exista plaga debe existir "presencia abundante" y yo no veo presencia real de pedagogía más allá de los papeles legales. O mejor: no veo esa pedagogía (¡maligna!) a la que te refieres. Veo profesores que siguen haciendo lo que les da la gana con esta ley o la otra ---- lo cual no significa que (todos) sean mala gente ni tengan interés en destruir a las nuevas generaciones o que no considere que son adecuados profesores para mis hijos. Pero encerrados en las asignaturas y la “libertad de cátedra” huyen como de la peste de toda coordinación pedagógica – previa reflexión (¿qué son las comisiones de coordinación pedagógica hoy?) – y de la vacua (dicen) atención a la diversidad.

Creo, por tanto, que algo – el pedagogismo - que no tiene existencia no puede ser causa de nada y menos de la crisis del sistema y de la práctica educativa. Estas denuncias al pedagogismo me recuerdan a los críticos de la Institución Libre de Enseñanza que la culpaban de todos los males en la crisis de la Patria. Los problemas, creo, proceden de la diversidad de funciones, intereses, actitudes que se mezclan en la escuela.

Serenus dice: “Menospreciando las materias concretas, con un discurso vacío y buenista”. No se trata de que las materias concretas se menosprecien; pero creo que no pueden plantearse como islas al margen de lo que se hace en otras asignaturas. No deja de ser curioso el escándalo por la posibilidad de pasar curso con cuatro asignaturas suspensas y la insistencia en la integridad y la no fragmentación del bachillerato cuando, precisamente, el bachillerato está fragmentado en otras tantas asignaturas que pretenden ser autónomas (mi nota es mi nota)

Serenus dice: Trasmitiendo a la opinión pública la imagen del profesorado como un clase obsoleta en lo metodológico, y sin otro interés que el de mantener priviligios, vagancia y demás. ¿El pedagogismo como discurso antiprofesor? Uno diría que quizás es lo contrario: una forma de legitimar a través de la exposición detallada de los matices la tarea educativa. Aunque quizás se refiere a la (supuesta o real) lucha de clases entre maestros y profesores de bachillerato (siendo los primeros los aliados del contubernio pedagogista) y el odio a los últimos. El profesor de bachillerato ¿se siente perseguido?¿O tal vez envidiado? ¿Nadie nos quiere? ¿Quieren hacernos perder el estatus ontológico? Las conspiraciones me dejaron de entretener –aunque existan - en la tercera temporada de Expediente X. Creo que el bachillerato debe adaptarse a las nuevas necesidades, no puede ser el viejo y mítico y selecto bachillerato PARA TODOS PORQUE ERAN POCOS. Nuestro trabajo hoy es que pueda ser excelente y exigente para ALGUNOS y pueda ser un complemento formativo PARA OTROS TANTOS. Ese cambio en las funciones del profesor de bachillerato es lo que quizás no se asuma... ¡Es tan bonito sentirse sentando cátedra en el propio feudo, imponiendo las reglas adecuadas a la Razón y sin mas cuestionamiento!

Serenus dice: "El prestigio del profesor y de la educación es dependiente del prestigio de las materias concretas que imparte."El aprender a aprender" es un cuento y un fraude”. El prestigio – necesario para garantizar la eficacia - del sistema no puede depender de la mera suma de las materias sino que, como siempre, el todo tiene cualidades diferentes que son las atendibles y candidatas al prestigio o desprestigio. El prestigio del sistema radica en su eficacia, en cómo coloca tipos dotados de habilidades en el orden social ---- habilidades diversas, adecuadas a las diversas necesidades, sensibilidades, sentidos.... (y no quiero hablar de justicia social e igualdad de oportunidades por si me corren a gorrazos).

Por otro lado, ¿aprender a aprender es un cuento – porque no es real o posible – y un fraude –porque engaña? No entiendo: me parece una obviedad que se aprenden cosas – habilidades, ideas, párrafos del libro - pero también se aprende ( y es más importante) a saber buscar información, comentar un texto, exponer ordenadamente una opinión...

Hay en el fondo de todas estas discusiones – más allá del uso de la escuela como arma electoral o antipartidista – dos concepciones sobre lo que puede ser el bachillerato. Para algunos el bachillerato debe ser un espacio de exigencia que rompa la dinámica de la enseñanza obligatoria hacia lo alto (mínimos rigurosos, profundización de contenidos ...) de modo que necesariamente se convierte en una opción válida para alcanzar el nivel universitario con holgura curricular pero que necesariamente reduciría el número de titulados. Para otros el bachillerato es la continuación de la enseñanza obligatoria que rompe de modo más suave la dinámica de la etapa anterior y que no garantiza para todos un nivel de formación óptimo para la etapa universitaria pero que abre el espacio de la educación superior(técnica o universitaria) a un número mayor de personas. Personalmente creo en la necesidad de articular en el segundo modelo espacios para la mayor exigencia- para eso sirven las notas, por ejemplo y la orientación adecuada del profesor hacia estudios y lecturas motivadoras.

Más aún creo que hoy el modelo del bachillerato de la excelencia, en su estado más puro es impracticable y que sus defensores – la exigente casta de los antipedagógicos – lanzan brindis al sol y rodean su ego del prestigio que, supuestamente, tiene el bachillerato ultraexigente. Pero no quiero ofender...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes que nada te agradezco el enlace a la página; te invito a visitarla y a participar en los temas que allí se plantean.

Dada la crítica que encuentro a mi comentario deduzco que estamos en posiciones muy diferentes, tanto, que sospecho que el diálogo real no sea posible. Pero el trabajo que te has tomado en tu pormenorizada crítica exige de mi algo más que la callada por respuesta, así que haré algunas aclaraciones.

Comenzaré por el final de tu comentario: “Más aún creo que hoy el modelo del bachillerato de la excelencia, en su estado más puro es impracticable” en esto coincido plenamente contigo, ni en mis más optimistas sueños aspiro a “la excelencia pura”, mis aspiraciones son mucho más modestas, no es este el lugar para fijar objetivos mínimos, pero no estaría mal que por ejemplo un alumno (aunque sólo fuesen los de “letras”) tuviese noticias de literatura contemporánea, que la escritura y lectura no fuese en algunos casos equivalente a la de un flojito 3º de ESO, poco más o menos respecto de las maneras.... De todo lo anterior se sigue que no tiene para mi mucho sentido es doble ideal de bachillerato, una rupturista y otra gradualista, no veo la necesidad de experiencias traumáticas, así que no tengo inconveniente en adherirme a la segunda, con tal que realmente sea una mejora con respecto a la etapa anterior. Nada sé de “brindis al sol, egos rodeados de luz y ultraexigencias”.

Tampoco sé nada –ni me interesan- “las guerras de maestros y profesores” mis críticas iban dirigidas al pedagogismo proveniente de la LOGSE; efectivamente se encuentra más en el papel que en una práctica coherente, pero no por ello deja de sembrar confusión y servir a una “cultura del paripé” donde pierde lo único que realmente vale: el saber y el deseo de saber, que no se encuentra en otra parte que en las materias concretas, productos del esfuerzo de siglos de hombres. Y sí, en eso, aciertas no me interesan nada “las comisiones pedagógicas”. Prefiero, por ejemplo, la Ética a Nicómaco.

Por otra parte respecto de “las nuevas necesidades” y lo “bachilleratos míticos,” no sé muy bien a qué te refieres, pero ningún tiempo es tan novedoso como se proclama, hay más de repetición que de diferencia. No conozco ni como docente ni como alumno ese bachillerato mítico, elitista del que hablas. Mi experiencia se remonta al BUP y al COU que poco tenían de exclusivos o míticos, pero en líneas generales, en los institutos del BUP, se respiraba un nivel de cordura que ahora es inexistente.

Sobre el supuesto “integrismo del bachillerato” de los defensores del manifiesto contra “el bachiller por tramos”, no hay tal integrismo, ni defensa del propio feudo ni de “mi nota”. Es algo muy sencillo, pero parece que no hay forma de que se repare en ello. Se trata de: ¿qué conocimientos tiene un alumno al que le quedan cuatro asignaturas? ¿Realmente crees que puede cursar asignaturas de 2º con provecho?, ¿el resto de las asignaturas que ha aprobado, las aprueba con solvencia?, en fin, es otra cuestión,que se trata en otros foros, por ejemplo en Antes de las cenizas. Otra cosa distinta es la Universidad o un Bachiller nocturno para gente más madura y que trabaja, ahí sí tienen sentido los tramos..

Por supuesto, cada uno tiene sus ambientes más propicios, donde cree que puede desarrollarse mejor, y de eso se trata; de vivir mejor dentro de lo humanamente posible.

Un saludo.

Luis González dijo...

1.- Tengo la impresión - subjetiva - de que mi BUP y mi COU no eran demasiado distintos a este bachillerato. No veo grandes diferencias en mi experiencia subjetiva. Más aún considero - y fuera modestias - que los temarios que yo debo dar hoy son incomparablemente mayores que los que recibí.

2.- Por otro lado, no veo en mi centro de trabajo ni caos ni anarquía. Nos lo hemos ganado, sin duda. Sí veo el problema de los chavales que han renunciado al estudio y que por imperativo legal están en su silla. Veo la falta de coordinación pedagógica real (imprecindible, creo, para dos cosas básicas: aprender a leer y escribir). Veo alumnos que hoy son pretendientes a esa mera cultura del paripé y mañana encauzan su esfuerzo hacia el estudio.Para facilitar ese tránsito a más alumnos es por lo que no niego valor a ciertos cambios - en el fondo reivindido la cantidad de titulados .

3.- Mi crítica, en fin, quiere vindicar lo que tantas veces se niega: la superación de la asignatura-estado. Crear enemigos -el pedagogismo malvado y la perversa lOgsE - libera conciencias. Pero, más allá del gustito sádico, yo creo que debemos fustigarnos más lo profes por todo lo que no hacemos. Y sigo pensando: la Logse no existe, es un mito, no ha funcionado realmente, desde el primer día fue condenada al ostracismo del papel. Falla la escuela, no la Logse, ni la Loe, ni la Loce. Y falla porque hoy hay otras funciones - socializar, no sólo formar- y porque enseñar a leer y escribir exige un trabajo más coordinado, una actitud distinta.

Salud y librepensamiento

Anónimo dijo...

Estimado Luis,

Sin duda la reflexión pedagógica y la formación pedagógica de los docentes es muy escasa y nada tiene que ver con el texto de la LOGSE o cualquier otra ley.
La pedagogía nace hace miles de años y procura ser una reflexión sobre la educación y sus finalidades, sobre la naturaleza de los conocimientos que debe contribuir a transmitir y sobre los métodos que debe utilizar. ¿Qué tendrá eso que ver con una ley?
Esta es otra de “las plagas” que nos ha traído la LOGSE: nuestros colegas antipedagógicos asimilan la pedagogía a las propuestas de la LOGSE y su rechazo inicial a la reforma educativa se ha extendido fatalmente a cualquier razonamiento o propuesta pedagógica. De ser “antirreforma” han pasado, en pocos cursos, a ser “antipedadogía”. Gracias a la LOGSE han dejado de ignorar la pedagogía para rechazarla. Qué lástima, porqué nos perdemos nuevamente en un debate estéril en vez de reflexionar juntos – Serenus incluido… - precisamente sobre qué pedagogía nos conviene!

Un saludo fraterno,

Boris