La imposibilidad de la propia autobiografía y la autobiografía como ruptura de sí, quiebra del traje (ya no tan nuevo) del emperador, conquista de la libertad por la liquidación de esa mezcla de sangre y polvo que es la propia tradición (mi vida).
“Y aún podría justificarse este empeño diciendo que lo que se intenta con este alejamiento del paradigma, kantiano es desplegar un análisis crítico del pensamiento que evite la sujeción antropológica a la que, de Kant a Heidegger, parecemos estar condenados: esa continuada repetición de lo positivo en lo trascendental, en la que la finitud aparece siempre a la vez como límite y como fundamento. Acerca de este horizonte filosófico cuya caducidad fue denunciada por Foucault en Les mots et les choses, Dreyfus y Rabinow nos dicen: «El hombre aparece: 1) como uno entre otros hechos que hay que someter al análisis empírico, a la vez que la condición trascendental de posibilidad de todo saber; 2) como un ser rodeado por todo lo que no puede explicarse claramente (lo impensado) a la vez que un cogito potencialmente lúcido; 3) como el producto de una larga historia de la que nunca podrá alcanzar el origen, a la vez que, paradójicamente, la fuente misma de esa historia».(Citado por Miguel Morey: Introducción a Tecnología del YO)
“ Yo aparezco(1) como el hecho que hay que someter al análisis de la inteligencia soportando el camino que va desde la memoria hasta la acción y, a la vez, el único que puede hacer mi autobiografía, , convirtiéndome en ficcionador de mi propio ser, negándome al silencio en Dios (hágase en mi según tu palabra), rechazando en ese primer gesto de la escritura autobiográfica la instancia del consuelo (aún anhelando, como el adicto, la dosis). Yo aparezco (2) como un ser impregnado (ser y no ser) por todo aquello por lo que yo soy un artefacto, una plataforma de escritura y de violencia, ese punto negro que – dicen – es “un cogito potencialmente lúcido”. Yo aparezco (3) como el producto de una vida imposible ya de recorrer (no vale aquí la corrupción voluntaria de lo vivido ni la casta santidad), una vida que se ha perdido y malgastado en sueños provocados por una mala digestión, frases de amor fosilizadas plagiadas de libros de fósiles, cajones cerrados y sin llave; y a la vez yo sólo soy y sólo yo puedo ser las llaves de esos cajones :
Nous sommes deux nous sommes trois
Nous sommes mille vingt et trois
Avec le temps avec la pluie
Avec le sang qui a séché
Et la douleur qui vit en nous
Qui nous transperce et qui nous cloue
(G. Moustaki)
Y a la vez, digo - y siempre todo es a la vez - yo somos la fuente de esa historia que sólo perversa e impropiamente me pertenece en autoría”
“Y aún podría justificarse este empeño diciendo que lo que se intenta con este alejamiento del paradigma, kantiano es desplegar un análisis crítico del pensamiento que evite la sujeción antropológica a la que, de Kant a Heidegger, parecemos estar condenados: esa continuada repetición de lo positivo en lo trascendental, en la que la finitud aparece siempre a la vez como límite y como fundamento. Acerca de este horizonte filosófico cuya caducidad fue denunciada por Foucault en Les mots et les choses, Dreyfus y Rabinow nos dicen: «El hombre aparece: 1) como uno entre otros hechos que hay que someter al análisis empírico, a la vez que la condición trascendental de posibilidad de todo saber; 2) como un ser rodeado por todo lo que no puede explicarse claramente (lo impensado) a la vez que un cogito potencialmente lúcido; 3) como el producto de una larga historia de la que nunca podrá alcanzar el origen, a la vez que, paradójicamente, la fuente misma de esa historia».(Citado por Miguel Morey: Introducción a Tecnología del YO)
“ Yo aparezco(1) como el hecho que hay que someter al análisis de la inteligencia soportando el camino que va desde la memoria hasta la acción y, a la vez, el único que puede hacer mi autobiografía, , convirtiéndome en ficcionador de mi propio ser, negándome al silencio en Dios (hágase en mi según tu palabra), rechazando en ese primer gesto de la escritura autobiográfica la instancia del consuelo (aún anhelando, como el adicto, la dosis). Yo aparezco (2) como un ser impregnado (ser y no ser) por todo aquello por lo que yo soy un artefacto, una plataforma de escritura y de violencia, ese punto negro que – dicen – es “un cogito potencialmente lúcido”. Yo aparezco (3) como el producto de una vida imposible ya de recorrer (no vale aquí la corrupción voluntaria de lo vivido ni la casta santidad), una vida que se ha perdido y malgastado en sueños provocados por una mala digestión, frases de amor fosilizadas plagiadas de libros de fósiles, cajones cerrados y sin llave; y a la vez yo sólo soy y sólo yo puedo ser las llaves de esos cajones :
Nous sommes deux nous sommes trois
Nous sommes mille vingt et trois
Avec le temps avec la pluie
Avec le sang qui a séché
Et la douleur qui vit en nous
Qui nous transperce et qui nous cloue
(G. Moustaki)
Y a la vez, digo - y siempre todo es a la vez - yo somos la fuente de esa historia que sólo perversa e impropiamente me pertenece en autoría”
(Citado por Bicéfala: Prólogo a Antropología zoológica, I)
Imágen: Dalí, Cabinet Antropomórfico)
2 comentarios:
Todo muy interesante... Puedo preguntarte... ¿a qué tanto interés por escribir una autobiografía?
¿A qué tanto interés por escribir una autobiografía?
Nostalgia de mi.
Saber si estoy y, si es el caso, saber si estoy disponible.
Encuentro con alguna perversión o "forma" ( o voz) realmente interesante.
Intento de comprender que es YO.
Examen de conciencia: ejercicio espiritual --- Penitente y redimido en mi por mi.
Ejercicio de escritura.
Metadona: mi experiencia no sé si es más cercana; no encuentro la experiencia común.
Juego(de verdad, de lenguaje...)
Mascarada.
Metamorfosis: soy una tortuga bicéfala que se acaba de despertar. Debo indagar.
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