LAS CARTAS DE LOS MUERTOS
Leemos las cartas de los muertos como dioses indefensos
pero, al fin y al cabo, dioses, ya que conocemos la continuación.
Sabemos qué deudas no se pagaron.
Con quiénes se precipitaron a casarse las viudas.
Pobres muertos, muertos cegados,
engañados, falibles, previsores en vano.
Vemos muecas y guiños a sus espaldas.
Al oído nos llega el rasgar de testamentos rotos.
Ridículos, como sentados en tostadas de mantequilla,
echan a correr en pos de sombreros al viento.
Su mal gusto, Napoleón, el vapor y la electricidad,
sus curas mortíferas a enfermedades curables,
su bobo Apocalipsis según San Juan,
su falso paraíso terrenal según Jean-Jacques...
En silencio contemplamos sus peones en el tablero de ajedrez.
pero cuando ya han avanzado tres casillas.
Cuanto habían previsto sucedió diferente,
o un poco diferente, es decir, absolutamente diferente.
Los más vehementes nos miran confiados a los ojos
para por fin ver, según sus cálculos, la perfección.
Wislawa Szymborska (Acaso, 1972)
Praemeditatio malorum: Meditación que anticipa la pobreza, el sufrimiento y la muerte.
Tarea: Dejar de escribir en la blog. Conversión en Viernes de Dolores
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