miércoles, 9 de diciembre de 2009

CARTOGRAFÍA DE LAS COSAS PEQUEÑAS ( y 5, posiblemente final)

Es triste y cruel que se pregunte de qué se está hablando cuando se pierde el hilo de la conversación. Peor aún es no saber qué se está diciendo ni hacia dónde van las palabras que uno elige en razón de su sonido o su contundencia, buscando heridas o escalofríos (mascarada del afán de aplauso y de besitos sin lengua). La tristeza destapa el simulacro. Cualquier idiota sabe que la palabra sólo es dura y temible si la lleva inscrita el guerrero en su escudo y el asesino en sus brazos. Fuera del cuerpo del violento, del que se atreve a robar beso, virgo o imperio, es la escritura susurro de su propio vacío, cáscara pretenciosa. Lo debes tener claro: si quieres escribir primero tienes que ser macarra.

Cruel y triste es que nada sea lo bastante cruel y triste en este negocio, que rara vez las palabras maten o hagan que las princesa caigan rendidas a los pies del ogro, la bestia o el asesino en serie. Ni siquiera producen verdaderos orgasmos. Ni estigmas. Nada de nada. No hay terapia de las palabras porque las palabras no cortan brazos por mucho que nos empeñemos ni permiten que el indio sioux arranque la cabellera al general Custer. La escritura, mi escritura, la escriben muñequitas y la reflexión sobre las cosas pequeñas, sobre lo chiquito es ejemplo de este amaneramiento, de esta sangre de horchata o de remolacha que me persigue desde niño --- oh, yo sí soy chiquito

La escritura, mi escritura, se hunde en la categoría de lo mono, de lo precioso, lo bonito... muñequita, pretty. Reflexioné sobre lo pequeño para justificar la posibilidad de un disfrute civilizado de las pequeñas cosas y las palabras. Sin mayores complicaciones. Conversar sin que el afán de Obra abriera la espita del Deseo o el Amor o la Muerte o la arquitectura o la alta ingeniería de sentimientos y simulaciones. Disfrutar de lo pequeño para no tener que terminar en largas confesiones ridículas.

Palabritas de viejo ridículo:

muñequita,niñita
la escritura es cosas de
señoritas


(¿De dónde sale esta voz? ¿Qué extraño genio o demonio me posee y desgarra mi virtud, mi buen rollo, mi simpatía de diminutivo ( luis-in-luis-ito- tortu-guita) y me lleva a destrozar las sanas intenciones? ¿Por qué me dice esa voz que una mañana la Tortuga Bicéfala se despertó convertida en una linda muñequita? ¡¡¡Oh, hermanos!!!, ¿quién así me abre la letra y quiere que se infecte de rabia, de ira, de odio?¿Por qué me incita a la mentira, al fraude, a la manipulación? ¿Por qué seguir mordiendo el labio? ¡Ah, el sabor de la sangre, el sabor de la crueldad que me destruye y de la depresión que me concentra en una sombra espesa de agonía gozosa .... Dice la voz: ¡Perra, eres adicta a mis golpes!).


Medito, intento aclarar la situación a mi estómago y a mi garganta que exigen explicaciones racionales y civilizadas a su fracaso, a la ulceraciones. Y voy y digo a mis vísceras: "Niego las grandes palabras. Oh,no, nunca más. No pasarás por eso. Pequeñas cosas, pequeñas cosas, disfrutar de las pequeñas cosas, niñita, muñequita, pretty doll".

(Idiota, me grita la voz, ¿pretendes cruzar al otro lado sin sangre, sin pagar tributo de fuego y pasión, de uñas que arrancan la carne, la carne real, la carne de carne y hueso, la que suda, la que se muerde y sangra?¿Pretedes hablar y a la par castrarte?¿Pretendes toda la vida ser una muñequita de las pequeñas cositas?)

Heridas finitas para las muñequitas.... ¿Por qué te metiste en este embrollo, en esta reflexión ridícula que conduce a un pozo, el pozo de Poe, el pozo de la oca, el pozo de The Ring, el pozo donde echaron al lobo con la tripa llena de piedras? ¿Por qué? ¿No te ha quedado claro que no hay cartografía para las pequeñas cosas, que sólo tienen sitio los equilibrios de fuerzas que gestionan los ingenieros, los mastines con sus dientes de cobra, el violento impidiendo el paso de la hordas, el impositivo, el guerrero, el tigre que domina a la yegua y finalmente la desangra?

Cierro la meditación como la empecé. Borrando. Que le den a la meditación y al zen. Quiero algo salvaje. Me voy a hacer punk. Me voy a desestabilizar un poco para evitar la muerte y el debilitamiento.




IMÁGENES:

Tonner Doll Company, Inc.
(1) Classic Dots Betsy McCall®-Brunette
y
Classic Dots Dru; (2) 8" Betsy's Birthday Party

My Doll: The Cycle Begins



6 comentarios:

Rebeca dijo...

Me gusta.
Rebeca D.

PÁJARO DE CHINA dijo...

Sí creo que la palabra liquida y excita, más que un puñal o una verga enhiesta.

El pozo de Poe es terrible porque se come las pretty dolls. Nada más negro que el secuestro de las cosas chiquitas. Petty, petty things.

Podemos pensar que lo Grande es un simulacro, una ficción, una prótesis. Que lo único verdadero y lo único que nos salva es lo chiquito.

Lo más importante en un hospital fue, para mí, una mariposa de papel que custodiaba mis sueños. Era como si su figura diminuta y frágil lleva inscripto todo lo que soy. Todo lo que no soy, también.

Para escribir hay que ponerse en pelotas y saltar sin red. El resto es artificio e impostura.

Volvemos al punk porque es la sensación primaria y visceral. La experiencia sensorial extrema. Pega en el cuerpo y lo desencadena y lo prende fuego.

El punk es un género menor. Un generito. Pero que me digan qué otro puede agitarte la sangre de ese modo y regresarte al estado tribal, permitiéndote simultáneamente la soledad más absoluta.

Te abrazo con mis alitas.

(lo tuyo es una mezcla de ternura y perversión innegable, di que sí, con esas nenas de plástico y bucles iridiscentes).

Luis González dijo...

Gracias, misteriosa Rebeca D.

Luis González dijo...

Pájaro, qué bellos comentarios siempre. ¿Realmente podemos hacer algo con las pequeñas cosas que nos saque del solipsismo, de la soledad extremada, de las relaciones que no pueden avanzar a ninguna parte? ¿Puede construirse una conversación o un puente -interpersonal - basado sólo en las cositas, en las petty things? No veo que lo chiquito me lleve a más de dos centímetros de mi piel. Es, a lo sumo, un cierto modo de meditación como apuntaba el pájaro el otro día. ¿Necesito meditación?

El Pájaro cree en la escritura tanto como en los líderes de cara india. Es bonito; es bello. ¿Puedo yo mantener esa esperanza (en el indio y en la escritura)?

Muy atinada su reflexión sobre el punk: tribalismo y soledad, todo en lo oscuro, en estructura proteiforme constantemente derruida o en el chirrido estridente de la carcajada loquita.

Las muñequitas se merecen el pozo. Se me hace raro reflejarme o ver mi imagen en las muñequitas. Pero así son (hoy) las cosas.

No soy tan perversito, amiga. De veras. Son palabras. Ni puñal ni verga.

Un beso y un guiño siniestro de ojito de muñeca

PÁJARO DE CHINA dijo...

¿Y qué es lo que nos vincula profundamente a vos y a mí sino un gesto chiquito como el de sentarse a escribir en un espacio que uno se inventó, como quien abre la puerta para ir a jugar?

¿Quién recordará un espacio virtual concebido al amparo de una tortuga bicéfala y otro desplegado bajo las alas de un pájaro de China?

¿Qué empuja nuestra mano sino los ojos que miran las cosas chiquitas, madres anónimas de todas las grandes cosas?

¿Y qué es esto sino una meditación compartida?

Claro que se puede creer en esta escritura, tanto como en el hombre indígena que despertaba llorando de sus sueños pero, durante la vigilia, siempre andaba alegre.

Te alcanzo mi cuenco de meditación poblado de mínimas cosas.

Luis González dijo...

Fui quizás duro en la entrada y pago los efectos del posado. El Pájaro y la Tortuga creen en el juego de la escritura, seguro. Y en las pequeñas cosas. La tortuguita, incluso, se ve tentada de añadir una nueva nota de rectificación, una fe de errores, un anexo melancólico a la cartografía de las cosas pequeñas. Se emociona a la 6:20 a.m.

¡Amo las pequeñas cosas!

La tortuga, sin enbargo, siempre vive con una extraña certeza de que la traición hará su entrada y el ángel mostrará su faz de tipo capullo (incluido el indio).

La tortuga no cree que las pequeñas cosas sean madres anónimas de las grandes cosas. Las veo más como universos paralelos, dobles vidas, amantes del señor notario.

Las pequeñas cosas pueden llevarnos a la meditación pero mi duda es sí esa meditación puede ser en verdad compartida (o sólo es simulacro). No sabe la tortuguita si la creación de espacios compartidos precisa siempre de la gran cosa: carne y sangre, violencia (macro o micro política). Por eso a veces la escritura hace su simulación del acto violento.

La tortuga es paranoica además de depresiva. Lo sabe el pájaro. Considera que lo de de las cositas pequeñas es huella o espuma del "alma bella" (ya sabe, esa luminosidad tenue en la que se siente la identificación de lo bello y lo bueno, del deber y la felicidad). Y cree que el alma bella es objeto de risa por parte de los tipos de nariz picuda y pólvora en las manos que marcan límites, invaden ciudades y sodimizan almas bellas. Los tipos que aparecen en el cuadro de Brueghel que narré el otro día. Huyo de la ciudadela de las pequeñas cosas por miedo y me dirijo al desierto.Un refugiado del alma.

En fin, pajarito hermoso, confieso mis miedos e impotencias aunque intento mantener la mirada de las cosas chiquitas. No las abandono. Pero una cierta lógica me llevó al rasgado, al crujido descoyuntador del espasmo punk. Todo tiene sus extrañas razones. Largo e inútil intentar narrarlas ahora.

Me mola su sintonía, pajarito. Y sé que nuestro espacio común puede disolverse con un pum o schass. Soplo con fuerza para que no suceda. Estoy dispuesto a creer en Dios o en su Revolución Indígena o en los Papeles Posmarxistas.

De veras ( o simulando).