lunes, 28 de diciembre de 2009

CARTOGRAFÍA DEL GATITO MARRAMIAU (7) SERENIDAD

Me voy al bosque a buscar a los gatos. Marcella, Fränzis y la señorita del sombrerito azul-klein se acurrucaron en la cestita de Ernst L.K. justo cuando a éste se le amputó la mano (o un poco después) y, por eso, en pleno colapso nervioso, no estaba para atender y mimar a los gatos, atenciones y mimos que ellos (o ellas) de todas formas necesitan. Por eso huyen al bosque. Buscan la mano amputada de Ernst L.K. , la mano del pincel y de las caricias. Yo, uniformado del Reich, abandono el regimiento. Que les den a las pretensiones territoriales de los rusos y a la recuperación francesa de Verdún. Busco a las gatas para cepillar su pelo mojado ahora que todavía tengo manos.

Lo importante, lo único relevante, es que hoy es día 28 de diciembre de 1915 y mi caballo azul pisa la nieve azul. Mi caballo sabe que me quedan sesenta y ocho días - 1916 será año bisiesto - para encontrar el molino de la maravilla. Ese es su secreto: mi tiempo azul tiene cifra. Dentro de sesenta y ocho días, el 4 de marzo de 1916, el crucero auxiliar Möwe regresará a casa después de haber hundido 16 buques aliados en las aguas del Atlántico. Serán condecorado el capitán y la marinería sin pensar en los ahogados o, quizás, disfrutando con la agonía de los ahogados. Möwe es gaviota. No me gusta el blanco de las gaviotas ni las pretensiones territoriales de los rusos ni, en general, las pretensiones de nadie en este frente. Piso nieve azul con mi caballo azul y entro en el bosque buscando a los gatos. Dentro de sesenta y ocho días me sumergiré en las maravillosas aguas de un molino gracias al impacto de un misil tierra tierra que aún no han inventado los guerrilleros afganos.


Serenidad. El sol se oculta triplemente entre las ramas de los árboles, el gris plomizo de la nubes y la estela blanquecina que emana de la putrefacción de los cadáveres. ¿Quién quiere hoy ver el sol en la umbría del bosque? Busco a los gatos, a Marcella y a Fränzis, a la señorita del sombrero azul-klein.

El azul klein es el azul enemigo de mi azul caballo y azul nieve. No es viril ni espiritual. Es puñalada y yo ahora soy caricia. El sombrerito azul desaparece y deja que el pelo de la gata se moje bajo la lluvia convertida en nieve, nieve que cae lenta y azul mientras me adentro en el bosque buscando a mis tres gatos y el molino.

Habla el hinduismo de una edad en la que el hombre, cumplidos ya sus deberes de procreación y producción, opta por el retiro. Huye al bosque. Los hombre del bosque son como los prejubilados de las grandes compañías pero violentos en su vocación de abandono. No se jubilan: se hacen guerrilleros de la deserción y practican la violencia del ascetismo para alcanzar la serenidad. Con mi caballo azul piso la nieve azul y, entre las ramas, veo a los hombre del bosque como puntos negros, negros dientes, negros ojos, bilis negra, fundidos en negro por todo este bosque en el que busco a los gatos que, mimosos, echaban en falta el pincel rápido o lento de Kirchner.

Serenidad. ¿Qué es serenidad? ¿Vivir sin brújula ya, sin norte ni estrellas?¿Reírse del dolor del extravío, encontrar los colores en el desamparo? Hay que ser muy fuerte, amiga, para ese juego. Hay que tener la infinita fuerza de los débiles, aquellos que son capaces de sujetarse a la vida por un hilo de color, esos hilos con los que juega el gatito marramiau incluso en las casas de los pobres, en los solares vacíos, entre las holografías o los electroencefalogramas.

Los hombres se retiran al bosque como anacoretas barbudos y con taparrabos. El pelo revuelto los convierte en ramas y helechos - como en un poema de Maillard (¿Es Chantal Maillard una mujer en la serenidad? ¿Y la mujer que contempla los campos nevados desde su casa, y las montañas del fondo, azules también ellas? ¿Sois la serenidad? ¿Qué es la serenidad para vosotras?). Oigo el crujir de la rama y sólo una gota inicia el deshielo como si fuese una lágrima. Me quedan sesenta y ocho días para hundirme en el molino y tengo que alcanzar en este ínterin la serenidad. Recuerden la fecha. Ocho de marzo de 1916. Cuando lleguen a ella piensen en el azul de las montañas. Intenten encontrar el molino en el deshielo y vean allí el reflejo de las gatas en el agua. El gatito marramiau se acurruca en la nieve ahora blanca y se convierte en perro. Como Luna. Ladra.

¿Qué es la serenidad? La posibilidad de la alegre mutación. Asumir que uno es Marcella y Fränzis, la señorita del sombrerito azul-ya-no-klein y los helechos lujuriosos de Chantal. El ladrido de la joven Luna. Serenidad. Pájaro Chino en China. Mutación de las formas en el molino, pasada la umbría de los oscuros hombres del bosque. Sin brújula ni taxonomía zoológica.

Hen kai Pan.

Dios (sive Natura) es dilatación y contracción perpetuas.

Lograr vivir en ese caótico ritmo de formas y colores es la serenidad. Azul no klein. Amarillo perro en la nieve. Forma, colores. "Sólo el color". Soy perro.

Imágenes

Franz Marc:
Tres gatos (1913), Molino Encantado (1913); Perro descansando en la nieve (1910-1)

Vídeos: Serenade (Franz Schubert)
Serenade (Dover)



4 comentarios:

Rebeca dijo...

sErEnidad no es reírse, eso sería cinismo. Serenidad puede ser El Jinete Azul o bien puntos suspensivos por haber alcanzado una sEnEctud de espíritu, una 'inarrogancia' en las líneas de pensamiento, una quietud rElEyEndo o una calma en las letras, que hace que prefieras las marrones rojizas y ¡tErrEnas! es a las azuladas aes, las amarillas, nerviosas íes, las negras oes o las blancas cegadoras úes.

Buen post, Enhorabuena :D

Rebeca

Luis González dijo...

Querida "Rebeca dijo":

¡¿glubb?! a tu asociación de la serenidad a los puntos suspensivos de la senectud de Espíritu. ¿Senectud?

¿Cuál es el color de la e?¿Marrón rojizo?¿Amarillo?

Gracias, amiga.

Rebeca dijo...

puntos suspensivos por no plantearse explicación, no tiene cabida, no se reconsidera.
Senectud es tras la madurez, vejez, que no tiene nada de peyorativo y nada que ver tampoco con los años que el carné ponga.
Evidentemente el color de la e no puede ser amarillo.
;)
En fin, es solo un comentario

Luis González dijo...

Todo yo soy sólo un comentario. Una nota a pie de página quizás. Letra chiquita, e no amarilla(si así lo quieres)