martes, 30 de marzo de 2010

DEPREDACIÓN DE SÍ. TAKESHI MURAKAMI, LA MÁSCARA Y LA PHYSIS

Bajo el píxel atómico de los tiempos se esconde la máscara fosilizada de nuestras idolatrías y la physis rugiente, temblor de nuestra estupidez, es decir, de la esperanza. Creo que podemos considerar que así sintetizamos la marca que la reflexión filosófica y artística han dejado en el espectro del tiempo bélico, acelerador de partículas de la historia universal. Luego los nombre cambian: Dios, naturaleza, nada, fuerza, espíritu, figura, amor, verdad, belleza, concepto, tierra, agua, fuego, aire, pigmento, espectro de luz, materia... No hay acuerdos sobre si todos estos sombrajos son guerreros bajo bandera de la máscara o de la physis, si han sido capturados muertos o vivos. Tampoco podemos asegurar que, inmersos en algún tipo de código de guerra cósmico, las palabras citadas y sus destellos combatan siempre en el mismo campo (¿Es la belleza cursi etiqueta de la máscara o fluorescencia fantasmal y agria de la physis?). Algunos dicen que la máscara es la sonrisa de la physis; otros que la physis es el flujo seminal de la gran máscara pétrea(o su humo).

Juego con las palabras supongo que porque no sé pintar flores. Ella ya no pinta flores - prefiere, tal vez, fumárselas y dejar trazos de experiencia en la cara. Es triste pero tampoco sé qué significa la tristeza en ese caso. En ocasiones, vocacionalmente, dejamos que el amor fluya en la tristeza y nos quedamos tan panchos creyendo que hemos pintado flores pixeladas sobre fondo de tinta orientalizante, suponiendo que eso es algo así como el sosiego y la serenidad, el contacto y la sintonía. Si el amor fluyera en la tristeza construyendo una máscara fosilizada de amistad o encuentro o confianza o "es divertido" o "bien", entonces no experimentaría la alteración de las flores con caritas sonrientes y el negro rencor del fondo oscuro. La hipercrítica de mi, la autodepredación no me deja disfrutar de los placeres sencillos (porque no los veo tan sencillos).

Juego con palabras y creo que los que jugamos con palabras - sepamos o no pintar flores - notamos vibraciones secretas. Algunos - los maestros - pueden llegar a matizar en physis o máscara fósil ese sonido de ruido-música. Crean poema o tesis, dicen haber salido afuera. Les llamamos grandes y nos dejamos meter mano por su genialidad, permitimos pasivos-activos que nos travistan en princesa Sailor Moon, que nos transfiguren el pan en carne o, meramente, muten en compañeros de viaje. Los grandes con sus juegos de imágenes y sus maletas llenas de cachivaches de explorador o fontanero nos guían por la ruta transiberiana... hasta que, finalmente, nos defraudan.

Juego con palabras, en plan amateur, y termino en la decepción. La alteración de las flores dura poco y, al rato, amiga, sospecho que retorna la bidimensionalidad (el superflat), la ausencia de puntos de fuga, de horizontes, de futuro sin pecado.

El viajero solitario, dicen, finalmente se sintió tremendamente decepcionado por su sombra. Miró a lo lejos y las flores se diluyeron en mil píxeles de neo-depredacionismo artístico ©Murakami .


Takashi Murakami Iniciar la velocidad de la sinapsis cerebral a voluntad(Initiate the speed of cerebral synapse at free will )2008

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