jueves, 18 de junio de 2009

Diario de perplejidad

Hoy me he levantado temprano. Tengo La metafísica de los tubos de Amélie Nothomb sobre la mesa. Me gustó lo que leí pero la autora me resulta un poco repelente. Me recuerda a una estudiante de filosofía o bellas artes obsesionada por los gatos, las muñecas decimonónicas y los velos cargados de polvo. Una depredadora con encajes y rizomas de hipermodernidad. En el libro Amélie habla de la carpas (o lo hacía esta mañana). Quizá yo también hable de carpas bajo su influjo.


La mayor parte de las cosas que uno piensa son solemnes tonterías. Una porción aún más grande de lo que escribe puede ser incluida en la categoría (de "tontería", con minúscula). Eugenio D´Ors se decía enamorado de una Categoría (así, con mayúscula --- él pensaba en "lo Barroco"). ¿Se puede estar enamorado de una "tontería" de manera consciente?¿Y de una Tontería?.

Más posibilidades. ¿Se puede pedir perdón por lo que alguien pensaba de ti si ese interno pensamiento no ha provocado efecto alguno, si no ha sido dicho ni ha provocado acción? Me parece obsceno que alguien me pida perdón por
creer que yo era un tipo pusilánime. Lo que sucede " de la piel para dentro" debe ser preservado bajo pena de muerte.

¿Se puede decir a alguien:" qué mal aspecto tenías ayer cuando bajabas las escalera; X - una situación que no viene al caso - te está matando"? Aquí tenemos una doble obscenidad: una la de mostrar lo que debía haberse quedado bajo la piel: la opinión sobre el mal aspecto del otro; otra, la soberbia idiota del que pretende saber qué situación me está matando.

Filosóficamente se supone que uno debe amar a la humanidad. Es un error de quien no conoce la tradición filosófica ni se ha puesto a meditar serenamente unos minutos.

Imágenes: Claude Verlinder: L'arbre généalogique 2; Le Loup

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