jueves, 2 de julio de 2009

RECONSTRUCCIÓN DE UN CIERTO ESPEJO NEGRO (III)


La noche del cazador llega finalmente. Se intentó una vez y otra quedó frustrada por un incierto sabor ocre en los oídos. Pero hoy es la ocasión, el momento alcanza su masa crítica de sumandos. Todo será suave y encantador y, para ello, repasa la línea de los labios, se recorta las uñas de manos y pies buscando la parábola perfecta que evite el arañazo, la sensación de garra que quiere evitar porque no se imagina él sacrificio sino entrega, encuentro de almas que finalmente definen su puridad, la maravilla buscada.

Por eso no importa que la noche depredadora sea tarde soleada, ni que al otro lado de las cortinas alguien ría un chiste. El calor canta su melodía de mes de julio y él tiene preparada la parusía estética, el final de la imagen y el relato con el que ha ido envolviendo los mohines y las preguntas perplejas de su amiga. Y allí está ella dispuesta a una nueva aventura, embebida del humo del gusano opiómano. La ropa caída como en sueño o elevada por un curioso sistema de poleas invisibles, como en cuadro de Balthus. La mujercita que simula el sueño – él así se lo ha pedido - sonríe cuando suena una canción de Shakira. Finalmente, pues, el relato no va ser concluido (será reescrito para otros, ocultando claves y purificando las pasiones en la gramática).

Acaricia su pelo y deja que la pulcritud se torne olor a cerveza, mucosidad de diverso pelaje y la sensación de que un tranvía nos atraviesa la carne. La mano gentilmente blindada por la fuerza animal cancela la boca para la palabra y el beso. El cobre se despertó clarín y óxido. La niña no puede imaginar otra cosa que un paseo por el parque de los tilos.

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La niña llora. La sombra del horror se ha posado entre sus labios, su pecho, sus piernas. Humedecida por la viscosidad de un mal olor desea, al borde de la inconsciencia, una llamarada abrasadora que la exilie.


La estética enreda a la ética en el juego de la lógica implacable del depredador.

Imagen: el silencio de los corderos

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