lunes, 9 de abril de 2007

TOSTADAS QUEMADAS Y MICROASIGNATURAS


El que suscribe decide un sábado pasear por su ciudad de nacimiento; a primera hora recorre calles y parques. Paseante, flâneur intempestivo

Tienda de libros. Sección de filosofía. Junto a los libros “propios de la cosa” – por ejemplo, un manual de historia en el que aparece dibujado el rostro de Sartre – se destaca el libro (¿último?) de Teri Hatcher: Tostadas Quemadas y otras filosofías de vida. Entiendo que, a partir de ahora, Teri Hatcher es una colega de “la cosa filosófica”. Guay. Si la mayor parte de los libros de la sección de filosofía nos muestran “modositos” sus lomos, el libro de Teri se nos abre – así lo han colocado para escarnio de puristas - con toda la portada a la vista, ofreciendo la divertida fotografía de la actriz filósofa. Es simpática Teri Hatcher. Desde luego su rostro mola más que el del viejo Sartre.

No puedo menos que citar lo que en la Casa del Libro dicen sobre Tostadas quemadas y otras filosofías de vida. Y que nadie entienda burla.

El mensaje final del libro es que la felicidad y el éxito son opciones que nosotros mismos debemos lograr, y esto seguro que resonará en el corazón de las mujeres de todo el mundo. La famosa actriz Teri Hatcher ('Lois & Clark' y 'Mujeres Desesperadas') nos narra con extrema brillantez y utilizando la sutil metáfora de la tostada quemada, cómo la mujer que trabaja, que es esposa y madre, termina relegando todas sus ilusiones y esfuerzos en favor de su pareja y familia. ¿Quién es quien se come siempre esa tostada quemada?”.

Pienso en el oficio – el mío, no el de Teri - y en las nuevas micro asignaturas que se nos promete con la n-reforma ----– educación y (o para) la ciudadanía, ética y ciudadanía, filosofía y ciudadanía. Podríamos creer, con mala fe, que se adaptan al horizonte de problemas del libro de la señora Hatcher ( ¿Autoayuda? ¿Aprender a vivir?) y que reducen el discurso filosófico a una suerte de “ética práctico-terapéutica popular” con un nuevo vocabulario divertido ---- ¿para qué hablar de dialécticas o aporías o dilemas si podemos hablar de tostadas quemadas? . Pero no es cierto. No se trata de reflexionar sobre por qué carajo no somos felices sino sobre las normatividades de la convivencia. Sobre positividades muy bien circunscritas y circuncidadas. Y que conste que nunca me he opuesto al asunto de la educación cívico-política sino al modo reducido – e inutilizado por tanto – de plantear la propuesta.

Profesores de filosofía: ¿quién se comerá la tostada quemada de las nuevas materias filosóficas al modo jíbaro? Lo han adivinado: nosotros. Así que, o la rebelión se hace efectiva (cosa improbable) o debemos comenzar a reflexionar seriamente sobre cómo dignificar las microasignaturas. Esa es la tostada quemada y, según Teri, somos nosotros los que debemos encontrar la mermelada que nos ayuda a deglutir las toxinas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo malo del asunto es que cuanta más mermelada busques más mermelada te pedirán...!

Qué tal si nos dedicamos al sabotaje?