miércoles, 9 de septiembre de 2009

BORRAR, BORRAR, BORRAR, BORRAR


La cotidianidad se come la escritura o convierte su fuerza en eficacia burocrática.

La eficacia burocrática tapona lo último que escribí aquí y todo lo que de siniestro latía allí.

Todo lo siniestro que latía allí me mira con carita de niñitino.

La carita del niñitino es la repugnancia del condenado al comerse su vómito.

La repugnancia del condenado al comerse su vómito redacta un acta, firma un cheque, crea un horario, genera protocolos.

La redacción de un acta, la firma de un cheque, la creación de un horario, la generación de un protocolo me hace tan feliz que a punto estaría del climax existencial si no fuera porque el demonio tiene la cola muy larga y me golpea en los muslos. No sé por qué la desolación no puede conmigo.

- Joder - dice él - no soporto que me salgan hematomas en los muslos porque me gano la vida con mi cuerpo en este maldito tugurio de carretera en el que me travisto todas la noches y con el nombre de La Rabia entretengo lo ocios de los marinos y las sirenitas.

el día ha sido feliz y quien no lo entienda es que confunde todo



Imagen:
Roger van der Weyden El descendimiento (detalle)
Vídeo : Lou Reed, Perfect Day

(Nota: El ángel de Weyden ayuda en el descendimiento del hombre muerto. Pareciera que nada sabe de los planes de resurreción. Mira abajo, como todos. En realidad, ninguno mira a nada o todos miran a la nada - o todos la mirarían si supiesen donde se ubica. Parece que han olvidado en algún rincón de estas jornadas de tortura la necesidad de conservar un poco de esperanza. Al fin y al cabo, el Gran Hombre está frío como un pajarito. Y parece que no sopla viento de la historia porque si Él muere ¿tiene sentido hablar de historia? Si Él muere no hay un antes ni un después. Sólo el abajo, el dolor sentido y el presentido, el del olvido que llegará mañana cuando ellos, María y Juan, Nicodemo y José de Arimatea, vuelvan a comer y dormir, orinen y recuerden al difunto. Quizás retornen al judaísmo. El Loco del Padre celestial se guarda la jugada. Ni el ángel lo sabe. Viernes de silencio. Vacío. Y sólo porque La Rabia sigue con el espectáculo, preguntando a los marineros "¿cómo te encuentras, morenazo?" alguna sonrisa nos llega en eco desde el gran abajo profundo. Si esa sonrisa te llega, compañera, puedes decir que el día ha sido finalmente feliz).

( Y sobre otro ángel, el Pájaro de China nos habla en temblor no escrito y origina, al menos al 50%, esta entrada)

3 comentarios:

PÁJARO DE CHINA dijo...

Ya, antes de empezar a leer, te digo: quiero que suene esta canción en mi funeral. Tengo la garganta cansada de tanto cantarla.

Ya, antes de empezar a leer, digo también: van der Weyden es uno de mis pintores-faro.

Ahora, leo.

PÁJARO DE CHINA dijo...

No es el demonio el que te golpea los muslos. Es tu lucidez. Podrías alcanzar el clímax existencial si no te hicieras preguntas y caminaras con los ojos vendados.

Quisiera que el Angel fuera La Rabia y la rabia. El Angel mira hacia abajo. Abajo es donde estamos. Abajo es donde duele. Y abajo no hay otros ángeles que los que sepamos inventarnos.

No sé cómo lográs cruzar e intersectar con precisión quirúrgica todo esto. Quizá vos tampoco lo sepas. Confieso al Sr. Doctor que soy una adicta a tu escritura.

Sí, el día ha sido feliz y el que no lo entienda es que no entiende nada. Destellos, ráfagas. Olvidarse de sí mismo y sentirse alguien nuevo, alguien mejor. Pesquisar la belleza y extender la mano para tocarla. Sentir su disparo. Leerte.

Si el Gran Hombre muere, no tiene sentido hablar de historia. Para que la historia tenga algún sentido no habría que pensar en su muerte, sino en su ira en el templo de los fariseos. Pensar en esa ira mientras meamos, por ejemplo.

Me emociona que cites al otro ángel, al que arrastra hacia el futuro el viento de la catástrofe, pero este ángel es todo tuyo y cala hasta el hueso.

Yo diría que más que borrar, borrar, borrar, filtrás, filtrás, filtrás, hasta que queda el uppercut (el comerse el vómito o afirmar que el día ha sido feliz, perfecto, diría yo, aun con vómito incluido).

Rendida a tus pies.

Luis González dijo...

¡Inventarnos ángeles! (¿Son estos ángeles las situaciones de no-infierno a las que aludías en tu texto, Mariel?). ¡Ay dios, ay dios! pero ¿no eran ellos, los ángeles, los que debían inventarnos, construirnos, tutelarnos - "cuatro angelitos tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan"? ¡Cómo cambian las cosas! Subrayo el signo de los tiempos: ahora toca crearse custodios (la mayoría nos saldrán muy pop, advierto)

No sé si el demonio que golpea es la lucidez, lo que sí que parece es que es muy viciosillo porque siempre golpea cuando uno está más tranquilo, cuando parecía que iba a llegar a ese sitio - cualquier sitio - y se iba a encontrar el perfect day.

No sé cómo logro las intersecciones de precisión quirúrgica - si lo fueren. Escribo lento, borro, reconstruyo el texto, me dejo arrastrar por lo que surge y abandono cuando estoy ya cansado y lo que sale "me suena" (me suena a perplejidad o a lucidez con grandes vetas de ininteligibilidad ácida).

Respecto al gran hombre del descendimiento dices que le prefieres en la ira del templo. Bueno, si el muchacho tiene que ser nuestro Che o cartelera de nuestros posters, claro. Pero me produce más piedad el muerto y los que le rodean. Quizás sea masoquismo pero nunca me gustó el domingo de resurrección y sí, en cambio, el jueves y el viernes santo. No por la tortura sino por la finísima capa de ternura y cuidado del otro que aparece en la desolación, cuando todo parece perdido. No llego a más (y llego en precario)

En todo caso, el ángel benjaminiano de tu reflexión es un ángel más propio del judaismo. Y tu texto brillantísimo tiene una elaboración de alcance. Mis notas sobre el ángel de van der Weyden son apostillas de un ateísmo católico. Y nace todo mi texto por un deseo de borrar lo que escribí el día anterior y en un momento en el que tenía pocas ganas de escribir. La búsqueda de la imagen me fue inspirada por tu ángel y la contmplación del cuadro - sublime- de van der Weyden llevó a cerrar el círculo (o así) del texto.

Mucha ternura para el día que perfecto para tí no sé si empieza o acaba. Dure, en todo caso, el calor de la bicefalina.