- Comprendo la música, comprendo las películas, comprendo incluso hasta que punto los tebeos pueden revelarnos cosas, pero aquí hay profesores hechos y derechos que no leen otra cosa que los envases de cereales para el desayuno.En La pregunta por la técnica Martin Heidegger define a ésta como una estructura de emplazamiento (Gestell). La gestell - en origen: armazón, estante, armadura - es un modo de apelar a la realidad, de provocarla o emplazarla para que se nos muestre. La técnica como gestell hace posible la aparición del objeto técnico y es, así, un modo de desvelamiento por el cual la naturaleza se hace presente como posibilidad técnica(dominable). Ahora bien: no supongamos que es simplemente una actitud o talante que está a nuestra disposición o bajo nuestro dominio. La gestell (técnica) hace aparecer una cierta fuerza o voluntad impersonal que liga de un modo específico al humano y a las cosas. Así que, concluye Heidegger, no digan que no les advertí: al invocar con su civilización a fuerzas de dominio que les debordan acabarán ustedes cosificados, poseídos, vampirizados por ... "ello". Debo reconocer que al leer el ensayo heideggeriano me acordé de inmediato de Lovecraft y sus entes procedentes de dimensiones espeluznantes. Desde entonces vivo, claro, acojonado. Soy un ente meditante aterrorizado por el mago-diablo de la Selva Negra.
- Constituyen la única vanguardia con la que contamos"
(Don Delillo: Ruido de fondo)
Supongo que la filosofía no es otra cosa que una descriptora de las estructuras de emplazamiento que más se ven por ahí, quiero decir, las más comunes en eso que podemos llamar la experiencia de la humanidad. Si el arte - o la literatura - es algo distinto de la filosofía (no lo tengo claro) quiero creer que se ocupa de la serie indefinida de estructuras de emplazamiento que ya no son tan comunes a la experiencia humana sino que construyen la especificidad de cada persona o situación. Un vértigo de posibilidades.
- II -
Mi mujer del café de Viena (hablaba el otro día de ella) o la amiga que creía que la mujer estaba en Praga o yo mismo hace unas semanas, suponiendo que era una criatura japonesa more Murakami, emplazamos a la realidad para que se muestre. La mujer de Viena provoca (es una provocadora... al menos para mi y en mi ficción). Esta mujer - cuarenta y tantos, médico de moralidad cuestionable, separada recientemente de amigo y amante - invoca la nostalgia crepuscular del amor roto y trae a su cabeza la canción Girl, you´ll be a woman soon en las versión que escuchamos en la película de Tarantino. Recupera toda la escena de la sobredosis de Mia, el dilema moral de Vincent... pero lo hace de un modo ajeno a la intención de la película. Transmuta sentido a los objetos. Hace arte con su nostalgia....
El "silencio incómodo" que inicia la secuencia de Pulp Fiction tras el baile anuncia la presencia de nuevas posibilidades erótico festivas. La seducción entra en la fase del temblor. La canción subraya la tensión de toda la escena: " nena - se dice - pronto serás una mujer.... y necesitarás un hombre que quizás no te conviene pero que aquí le tienes, a la mano, como posibilidad - como el riesgo en el que habita la salvación". El baile de Mia- ¡oh, Salomé que a los hombre pierdes! - apunta al erotismo y a la embriaguez que desinhibe. Está guapa y pelín borracha (muchos hombres sueñan cada noche con esa gestell en sus cacerías nocturnas). Sin embargo lo inesperado entra en juego quebrando la escena. ¿Qué es lo no esperado? Primero el discurso de la moralidad(¿máscara del miedo?): "no seas grosero" - se dice Vincent,- "es la chica de tu jefe. Nunca olvides los valores:la Fidelidad al capo (o el miedo a la ejecución mafiosa)". El erotismo se transmuta en prueba moral por la mediación del discurso. Llamemos a esto lo inesperado débil: a pesar del discurso es muy alta la posibilidad de un encuentro sexual entre Mia y Vincent. Por eso el monólogo de Vincent nos hace gracia. Ahora bien: lo inesperado aparece también en la otra habitación. La droga que esnifa Mia rompe el trance iniciado por el baile y el silencio incómodo. Hace acto de presencia la muerte . Esto es lo inesperado fuerte. Mia termina en éxtasis como las célebres místicas del barroco. El caballo o la coca llevan a Mia al orgasmo sin necesidad de la intervención de Vincent, a lo bestia y con iguales consecuencias nefastas para éste que si se hubiese acostado con Mia (si Mia muere, el jefe mafioso matará a Vincent).
- III -
La mujer de Viena toma café y recuerda la canción y la escena de Pulp Fiction como medio para que su ex-amante se haga presente en la mejor de sus facetas. La escena dramática de la película pierde el aura religiosa y moral en el juego de la nostalgia de los amantes. Este tipo de mutaciones del sentido de las escenas de las películas, las canciones o los paisajes llenan nuestras vidas y nos ofrecen la existencia personal como una posibilidad de obra de arte, de creación de propias y peculiares gestell que nos "sustentan" la vida o nos sirven de armaduras. La canción trae a la memoria de la mujer aquella mañana de invierno en que ella se despertó a su lado y él, todavía dormido, le transmitía el calor de su aliento después de la primera noche de amor. Ella no quiere despertarlo y lo convierte, por un rato, en un Endimión. Girl, you´all be a woman soon llega como una suave ola y mi mujer de Viena se deja llevar por los acordes. Se siente como Mia - aunque tenga muchos más años - si hubiese sucedido que lo inesperado no hubiera aparecido: guapa y en brazos de Vincent. Mi mujer de Viena emplaza al destino con esperanza y sueños, los sueños en parte realizados durante un par de años pero que, hoy, en esa noche fría de Viena, muestran cristales rotos. Lo trágico se vuelve agridulce y quizás, en pocos minutos, tristeza.Imagen: Mia Wallance (Uma Thurman)
Vídeo: Pulp Fiction ( 1994). Dir: Quentin Tarantino. En escena: Uma Thurman (Mia Wallace); John Travolta (Vincent Vega) Música: Girl, You'll Be a Woman Soon (Versión de Urge Overkill) .
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