martes, 15 de junio de 2010

Sin título (Mirando hacia atrás sin ira)


"Y si yo me estrellase y perdiese, ¿qué se rompería y perdería? Un cero. Yo, individuo aislado, no soy más que un cero a la izquierda. Y ahora al traste con la pluma ¡Al traste con las ideas! Me voy al desierto con Herr Benjamenta. Quiero ver si en medio del páramo es también posible vivir, respirar, ser, desear y hacer sinceramente el bien y dormir por la noche y soñar. ¡Bah! Ahora no quiero pensar en nada más ¿Tampoco en Dios? ¡No! Dios estará conmigo. ¿Qué necesidad tengo de pensar en Él? Dios está con los que no piensan" (Robert Walser: Jakob von Guten)

Algún día podré narrar el tránsito de la perplejidad a la burla. No me faltan datos sino fuerza. Mis días en la ciudad me han agotado y me aburro en la extenuación. Mal filósofo: carezco de un mínimo de soberbia. Quizás he experimentado demasiado con mi alma y, entregada a los buitres del desapego y la crueldad, me la han devuelto esqueleto sin masa muscular. Conservo, eso sí, la dignidad ética (¡fíjate como mola!) y estética (¡qué monada sentimental!). Soy fácil objeto de burla. ¿Qué es burla? El silencio que habla para pronunciar más silencio. El cosmos como espectáculo burlesco para nuestras emociones y mi alma que refleja en su pequeña vida sentimental el macrocosmos.

Huyo al desierto con Jakob y Herr Benjamenta para comprobar si fuera de la ciudad por la que se pasean las muchachas berlinesas se puede respirar y vivir sin opio. No pienso y me entrego a los zorros de Franz Marc con ganas de suavidad salvaje. Siempre retorno a Marc. Es lo ganado en la temporada. El color es más grande que la burla.

Ahora quiero recuperar la tranquilidad y volver pronto a jugar una partida con el cosmos (la próxima vez seré menos sensible a sus burlas).

Mi vida refleja el devenir de la meditación y eso, supongo, es bueno si la filosofía es un estilo de vida. Me vuelvo a ofrecer a posibles burladores - ¡aquí mi pecho, clavad el puñal!. Pero tengo que reponerme un poquito pues es cansada la carrera. Por eso salgo al desierto y no medito. Sólo respiro.

La meditación es un camino del lenguaje que debe saberse en el riesgo de la tristeza, la crueldad y la burla de lo real-real. Ofrece modelos posibles que, como se sabe, no sólo no funcionan sino que incitan a los burladores. A pesar de todo, uno apuesta por que el cosmos se refleje en mi modesta alma. Evidentemente, ahora mi universo está en los huesos en solidaridad con ella.

(Nota: Quizás está notita pueda ser complementada con el comentario a la expresión "unión con el universo" de Russell que he dejado en el blog de Miguel Boulesis)



Imagen: Franz Marc:Zorros

1 comentario:

PÁJARO DE CHINA dijo...

Tu regreso a Marc quizá sea una señal de la potencia balsámica de los colores. ¿No es entregarse a esos zorros salvajes una forma de acompasarse al ritmo del universo y diluirse en ese ritmo, como buen cero a la izquierda?

No hemos aprendido nada en el Instituto Benjamenta. Nos queda salir al bosque peligroso e infernal de la ciudad y buscar sus islas de no-infierno, detectarlas, explorarlas,expandirlas y hacerlas durar (como en ese final de Las Ciudades Invisibles, de Calvino).

La burla debe resbalarnos como la nieve. Meditar es soltarse de sí y mezclarse con "lo otro" hasta no saber, hasta no pensar.

Porque no hay pensamiento puro, sino aplicado a prácticas sociales que nos han sido inoculadas como un veneno desde la infancia y aceptamos como el orden natural del mundo (el "habitus" del que habló Bourdieu).

Mejor lavarse, frotarse y andar desnudo, en la medida en la que nos resulte posible, todavía.

Looking back without anger es una forma de hacer correr el agua limpia sobre nuestros huesos.

Besos que son manchas de color.