lunes, 2 de febrero de 2009

BICEFALIA (II). Confesiones de los seres vacíos

Las frases se acumulan en el papel. Las ideas de varios días se corren por la pantalla (en la pantalla)

gesto perplejo de tortuga bicéfala.
Rescato fragmentos para impedir el naufragio de mi espíritu ( Inicialmente escribí “mente” en lugar de “espíritu”. Luego lo taché; mi problema no es mental sino espiritual. Es un problema de signos y cifras).


la más sensata de las actitudes – el carcajada ontológica – me está vedada o velada (novelada)

¿Es malo asumir la deriva de la escuela y tratar de pensar ya sólo en la relación del profesor y su discípulo, sustituyendo la pedagogía por la erótica o la micropolítica?

levantar la vista y sentir la hermosura de sus discípulos, la increíble belleza de lo que está in nuce, aquello que es promesa de inteligencia clara y cuerpo espeso, duro, vibrante (luego viene la corrección de exámenes)

gozando de la tentación de una mirada que estriba todo su peso (que es levedad) en las palabras para no perderse entre las fuerzas y la belleza de


la distancia pedagógica amor formulado fórmula amorosa ---- tantos versos, frases, rincones, sintagmas, ecuaciones, manos manchadas


a las jóvenes generaciones – tan serias leyendo a poetas suicidas y filósofos rumanos - no puedo por menos que recomendarles la


de igual modo podría incitar al crimen sentado o desde la impotencia jainista para matar moscas. Se hace a diario.


quiero decirles que bajo el hielo no sigue corriendo la sangre pero sí el malestar. No hay opio que nuble completamente la memoria ni bourbon que no termine por convertirse en blues.

Confío en la carcajada por su ausencia en “la seriedad de la cópula” y en “la celebración del sacrificio”. Ni el fornicador ni el brahmán se ríen. La carcajada les frenaría la erección (la elección - del altar, se entiende)

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