miércoles, 18 de febrero de 2009

INDIFERENCIA (3): Carta de un Luzbel no nombrado a la Niña de su olvido

MIÉRCOLES:

Querida:

He soñado que me llamabas Luzbel y he expirado gozoso. Al despertar encontré bajo la almohada el mismo sobre sin nombre y que en el remite reza: “una palabra mía bastará para sanarte”.

Quiero confesarme: te siento a mi lado como sombra de lujuria y aliento de esposa. Sin embargo , a veces pienso que tus cartas son tarjetas de visita encargadas al industrial proceso con el que pretendiste anular todo lo santo y bello que de la creación se había desgranado (como sin querer, accidente de la torpe eterna niña). Así son de mecánicas y huecas tus ausencias ---- piezas abandonadas por el arcano ingeniero. Otras mañanas puedo oler como un perro en celo esa ausencia de perfume que te caracteriza.

En cualquier caso sabes que en mis sueños volverá aparecer la voz que me nombra - Luzbel - y que, como los delfines tras el salto, me hundirá de nuevo en la gloriosa oscuridad de lo al fin olvidado. Sólo espero de ti que la santa indiferencia con la que tratas a todas las criaturas me llegue algún día en el correo. Nómbrame de una vez y deja que la tierra tapone los agujeros de mi tiempo.

El Caído

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