miércoles, 26 de agosto de 2009
CALMA TOTAL V
¿Cómo te encuentras? – dice la voz que sale del rostro como el primer día que se vieron y ella le susurró al oído cómo te encuentras. Dios preguntó a Eva lo mismo después del acto creador (secundario, dicen, pero es soberbia pretender conocer la intencionalidad del Señor) y nació por empuje divino la sarta de signos bien formada que encontraría su sentido impreso en los abismos del mineral, el calor de las serpientes que se arrastran por el suelo y de los lobos que subieron veloces a la cima de la colina para gritar cómo te encuentras al universo, al orden y al caos que origina. Y a la luna, cifra y símbolo de todo ello.
Eva trasladó a Adán el interrogante iniciando una cadena de sorpresas y cuidados que en nada eran ajenos al cosmos sino su continuación. Eva creó un hueco en la matriz de su boca y el flatus vocis reverberó haciendo que el tiempo escaso marcado para los hombres fuese imaginado eterno por la gracia y santidad del calor, la humedad y el volumen de esas pocas palabras.
Pero él, nuestro mísero protagonista, está incapacitado para comprender esto.
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- ¿Cómo te encuentras? – repite su voz, la voz de ella, esa que le ha dejado y se ha quedado con casa y coche, niños y proyectos.
Está despierto y ve su cara sin sentir que su alma se estremece. Bien; signo de recuperación. Allí dónde está el peligro está lo que nos salva. No ha sido inútil la caída. Todo esto lo piensa, lo retuerce en la cabeza y sólo tenemos noticias de esta información interpretando la sonrisa que aparece sinuosa en el careto.
- Mi estómago – dice él – se ha reducido al tamaño de un guisante o de una perla, todo se andará. Por lo demás, creo que sigo siendo el mismo idiota al que echaste de casa hace unas semanas.
- Sí, se ve que la insolación no ha bloqueado tu agudo sentido del humor. Pero ya sabes que siempre me gustó más tu cuerpo que tu gracia.
- ¿Por qué has venido? ¿Te llamó la vieja, no?
- Me llamaron en sueños tus fantasmas. Me dijeron que necesitan el exilio o la muerte. Están hasta los huevos de esa conversación que te traes con ellos y que nunca acaba en nada. Agotas a tus demonios. Pero ya te dije que tus demonios son cosa tuya. Yo sólo vengo a preguntar qué tal estás.
Ella, hace menos de cinco años, era la punkita más hermosa de la ciudad. Y él ya era un hombre mayor que buscaba el gélido aliento de las mujeres más frías. Él siempre ha buscado mujeres hieráticas, ajenas al calor de la piedad. El objeto de su deseo no es otro que el de estar presente cuando el hielo cruje y nace de la aparente indiferencia las primeras gotas de calor, de ternura, de amor. Nunca lo ha conseguido del todo. Quiero decir: la mutación se ha producido en ellas pero él ha sido insensible al proceso. Es difícil estar presente. Por eso reitera la jugada.
La noche en que se conocieron ella le miraba con desprecio cuando se acercaba sonriente anunciando su intención seductora. Desde el fondo oscuro de su oscura vestimenta la niña punk odiaba todo lo que se moviera con apariencia de estar vivo, hombre, ratón o araña. Odiaba sin violencia, con ese hartazgo que sólo encontramos en los adolescentes. Así que él tuvo que desmayarse en un callejón de madrugada para que ella viese algo digno en su rostro pálido y lo intuyera medio muerto o al menos mortal. Y allí, en medio de la luz sucia, el hombre mayor fue interrogado por la niña punk – cómo te encuentras – iniciándose un rápido romance de calle desierta que nos conduce, en el devenir de esta narración, hasta un catre en el que un óvulo fue fecundado proyectando una estela de colores en forma de leche materna, llantos en la noche y cientos de babas y mocos que recorrían el apartamento como el río Ganges crea, desde las faldas del Himalaya, el universo, el bosque y los claros del sacrificio. La niña punk se convirtió en madre y sus hijos se anexaron a lo más oscuro de su traje como topos de colores rosados. Ella era una y tres, como Dios. Y era amor para sus hijos. ¿Qué había pasado con la frialdad de la Reina de la Noche? ¡Misterio! Le resultaba ininteligible la mutación de la más hermosa de las niñas punk y extraño que su sombra de ojos comenzara a producir ese ligamento pegajoso que llena los hogares. Él no comprende la entrega ni el sentido del cuidado ni de la piedad. Por eso no pudo encuadrarse en este panteón familiar o no supo abrirse paso en la jungla de los afectos.
Ella, desde luego, no tenía demasiadas ganas de proponer un seminario para tarados emocionales. Lo dejó bien claro cuando, con el niño en brazos, le dirigió una mirada de reproche o incomprensión o indiferencia (indiferencia ahora circunvalada por la profunda pasión hacia el hijo). ¿Justifica eso que él se alejara del Paraíso? No, pero el exilio se convirtió en hecho y en estado vital. Él seguía sin encontrar la palabra y mudo para el hogar retornó a los viejos lugares donde las niñitas punk más hermosas de la noche le ofrecían desprecio, la infinita insensibilidad que él había buscado siempre. El frío, la calma total que precede a una tormenta que nunca llega.
- Ya ves – dijo él – vuelvo al hogar materno y el río de la vida me regurgita en el primer recodo del cauce.
Ella mira a la madre. Las profundas diferencias que separan a las dos mujeres encuentran un nodo de conexión y simpatía en el común desprecio amoroso hacia el pelele que ahora yace en la cama. Pero el desprecio femenino que se expande por el universo no es cosa fácil de digerir por el alma de este hombre postrado porque es un frío desdén que no está exento de piedad y él sabe (aunque no comprende) que, en todas sus frustradas experiencias, al final va a encontrar una manta que le cobije y le pregunte cómo te encuentras.
- Bueno, creo que voy marcharme. Está claro que de ésta sale.
De ésta salgo. Salgo de todas y el secreto del cosmos sigue siendo oscuro.
Imagen: Emily Strange, Rob Reger Vídeo: Las Vulpess: Me gusta ser una zorra (Hacia 1983). Nota: Nunca me interesaron la Vulpess. Ellas y yo podemos estar tranquilos en nuestra indiferencia.
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5 comentarios:
Este sentido del humor tuyo me desarma completamente. Me encanta esa fuerza narrativa, ese discurso que se interrumpe y sigue luego incorporando nuevos datos. Te he leido poco para hacerme todavía un idea. Reincidiremos y entonces te diré. Y desde luego esas Vulpess me han llevado a mi juventud, qué recuerdos entre sus gritos y sus gallos. Un horror, claro, pero será conciencia de edad, el caso es que las prefiero mil veces antes que a los horribles del reguetón o a los más horribles de los versitos cutres del rap.
Fantástica esta escena con su flashback que nos trae lo que teníamos de punkis salvajes (bellos o no) en aquellas épocas, y que se conservará ya para siempre en forma de reconocimiento en escenas como ésta, deliciosa, o de su B.S.O.
"Él siempre ha buscado mujeres hieráticas, ajenas al calor de la piedad. El objeto de su deseo no es otro que el de estar presente cuando el hielo cruje y nace de la aparente indiferencia las primeras gotas de calor, de ternura, de amor." Este fragmento merece estar en una antología. Explica magníficamente eso que nos lleva a caer como moscas en amores que se anuncian improductivos desde su parto.
Fantástico el cambio de ella (los topos de su traje negro; una y tres, como dios).
Me ha encantado, de verdad. Tiene muchísima fuerza, como dice Ramon.
Un abrazo.
Ella cambia, sí, y de ser la bruja que se queda con los niños y la casa se convierte en la niña punk que una mañana se despierta convertida en una fuerza cósmica mientras contempla que, a su lado, él (su otro) se ha transformado en el monstruoso insecto. Y lo hecha de casa (además él ya estaba a la caza y captura de nuevas niñas punk. Él es ridículo e infiel). Su ropaje teórico - eso de buscar el hielo que cruje etc - no justifica ni engaña. En este caso la teorización es vacía. Flatus vocis.
Como ya dije en el "capítulo" (sic) primero de esta serie - que se ha ido fraguando sin plan, día a día (esto es una blog) - el objetivo era la autohumillación de él ( y de mi en él). Necesitaba, en el fin del verano, esta terapia. Inicialmente me "ponía" la ridiculización; después surgió la fuerza cósmica del "¿cómo te encuentras?" y todo queda más tierno y, quizás, patético. En fin. Creo hasta los tarados sociales y emocionales, si tienen un poco de inteligencia, deben responder a la pregunta ¿cómo te encuentras? sintiendo el amor o la amistad ( Hay, que tontorrón me pongo. Ya lo decía Neil Young: Only love can break your heart).
Estoy sintiendo la potencia del viraje. Coincido con Susú en que la unión se anunciaba improductiva ya desde el inicio.
Todo, todo me hace quererle más a El. Y no es por piedad, es por empatía emocional derivada de la forma en que lo estás narrando.
De verdad es extraordinaria la fusión natural entre "alta" cultura y "baja" cultura, por ponerles un nombre, de tus textos, Bicefalina. Atravesada, como dice Ramón, por un sentido del humor que desarma (no encuentro otro verbo mejor).
La elección de Emily y Las Vulpess es perfecta para imaginarse a la niña punkie (que "odia sin violencia", con "hartazgo"). La transformación de esa niña en madre es totalmente verosímil (pasar de la transgresión módica al reino de los mandatos). Es esa transformación lo que resulta patético (lo que se vive como el ingreso a un "panteón" o una "jungla") y no EL.
Que todo este capítulo se desencadene con un "¿cómo te encuentras?" que se remonta a los orígenes de la creación es lo que hace que la historia sea tan singular: es tu forma de contar lo que la hace única, aunque todos podamos reconocernos en lo contado.
Y lo contado duele, también, porque EL es "insensible al proceso de transformación" que busca (porque "es difícil estar presente"), pero vuelve a apostar.
Leyéndote es como si leyera a alguien que pasó por la carrera de Letras pero se hartó y se fue a otro lado, o alguien entrenado en la matemática o una ciencia "dura" que se larga a escribir. No hay imposturas, no hay "vicios", no hay fórmulas gastadas, es como si vos pudieras ver la foto completa mientras escribís. Por eso lo escrito es fresco y tan desestabilizante. Incómodo (me muevo en la silla mientras te leo).
Muchas veces pienso en la literatura desde el blog y desde las posibilidades que el blog permite, como ponerle música e imágenes a lo escrito creando intersecciones y cruces inesperados. Pienso que si lo escrito se llevara al soporte "libro" debería incluir las imágenes y un cd con los videos "sugeridos" para atravesar la lectura.
Bueno, es que veo "Calma total" como una nouvelle (o las historias de cromos y postales como relatos) y me las imagino editadas, como un "libro-artefacto" con el que se pueda jugar.
Sigo leyendo.
En la bicefalía está el peligro y la salvación, sospecho.
Visto desde el final, la niña punk convertida en fuerza cósmica me resulta digna de devoción: agacho cabeza y espalda, culo en pompa, y beso sus pies. Es real. Él siempre está como desvanecido, en el margen de la ficción-ficción. Pero, a pesar de él, me gusta su voz (no en vano es máscara y avatar de la voz que- ¿suponemos? - constituye mi yo, ese yo trans-escritura que dicen es mi yo auténtico (¿Osho?) y en el que cada vez creo menos porque no consigo verlo (¡Normal que los místicos lo identifiquen con Dios! ¡El yo real y auténtico es más esquivo que el Dios de la teología negativa!).
Respecto a la génesis de mi escritura pues curiosa tu hipótesis de alguien que "pasó por la carrera de Letras pero se hartó y se fue a otro lado, o alguien entrenado en la matemática o una ciencia "dura" que se larga a escribir". No hay nada tan drástico. Pero me sonroja que me supongas tan valiente y fuerte. Mi escritura nace de (1) la necesidad terapéutica y la exigencia de soportar la soledad que busco; (b) Una deficiencia curricular: ¡no tengo tantas referencias como aparenta a veces el estilo! No soy experto en nada pero, en diversos periodos, he navegado por diversas lagunas y, sí, en ocasiones las humanidades me han parecido imposturas y las geometría impotente. Pero eso ya lo dijo Descartes y por eso hacía meditaciones metafísica. Yo hago algo parecido pero con muchas líneas de la cultura pop y una carencia patológica de fuerza. Me gusta fundirme en la teorización y la ficción para eskapar de la realidad (que, por cierto, me parece el sueño de otro: ¿el borracho shakespereano?).
En fin, el artefacto blog me tiene enganchado. El formato libro está ahí fuera, donde hay lobos devorados por caperucitas. En los últimos tres o cuato años no tengo más que agradecimiento para el formato blog. Mi estilo se ha construido en su sintaxis. Asumo, pues, sus límites y doy gracias a los dioses que me han dado mi blog para conocer voces tan intensas como las que por aquí se dejan caer.
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