lunes, 10 de agosto de 2009

(micro) POLITIKA (gestión de catástrofes personales)


No beses,
no des la mano,

di hola.


Es este sabio consejo de prevención de la gripe.
Es también texto-cartel en el Colegio de Médicos de Madrid.

Es un haiku castrado (¿faltan sílabas?¿dejaron hueco para la alusión al maravilloso mundo de la naturaleza-macro?)

Lo de castrado no intenta ofender.

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El haiku es imperativo hipotético para tiempos de crisis sanitaria. Nos dice:

Si quieres ser un enemigo del pueblo y de la humanidad, si deseas que tu huella egoísta de muerte perdure en la memoria de los hijos de los hijos, sal a la calle y besa y da la mano”.

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Al final de la Guerra Civil un cartel comercial decía: “Los rojos no usaban sombrero” . Hoy, en este Apocalipsis que no acaba de arrancar (signo de los tiempos que Bicéfala asume y respeta), se nos dice que los malos besan y dan la mano. Los hombres de bien dicen, simplemente, ¡Hola!.


(Los fascistas no daban la mano sino que la alzaban. Los comunistas levantaban el puño. El muro de Berlín se derrumbó después del beso entre Gorvachov y Honecker. La historia nos muestra el peligro de tanto beso en las recepciones).

(Desde luego, no aludo al beso de Judas pues el asunto está aún en manos de los expertos. Quizás aquí estuviéramos ante una excepción: el beso de Judas fue necesario y positivo pues sin él no se habría producido el sacrificio del Cristo para la salvación de los hombres. Pero insisto en que el asunto puede admitir otras lecturas --- al fin y al cabo el beso abrió la espita de la tortura para el tal Jesús).

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Nunca me ha gustado la ceremonia de los besos y las manos. Educación clásica, ya saben, represiva, con mala conciencia después de cada contacto. Siempre he sospechado que tanto besucón era un peligro para la humanidad. La clínica lo confirma.

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Sociológicamente dividamos la sociedad en tres tercios. Aquellos a los que besas, aquellos a los simplemente das la mano, esos otros que reciben tu sonriente ¡hola!. Imaginemos, a efectos experimentales, que somos miembros del grupo Viva la gente y que en el con junto H de la humanidad no existe ningún hx al que no saludemos con beso, asistimiento de mano o saludo oral (hola). El haiku castrado nos recomienda que trasvasemos a la gente desde el espacio de los besos y los achuchones de mano al espacio del hola. Nos piden que abandonemos el reino de los cuerpos para convertirnos en seres de lenguaje, puros seres espirituales comunicados en la red hola-hola. Quieren que seamos adictos a una red de blog´s, esa que nada contagia salvo locuras. No caigamos en la tentación reproductiva ni en la saliva ni en el sudor.

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Veo el mundo sin besos ni abrazos y me acuerdo de Norman Rockwell y sus momentos felices. Creo que mañana hablaré de Rockwell y, mientras tanto, haré caso a los consejeros clínicos para mayor gloria de la humanidad.

9 comentarios:

@SusVersiva dijo...

Buenísimo!
A mí me impresionó tanto como a ti (creo) la pancarta del Colegio de Médicos. Lo que pasa es que a ti te sirve para escaquearte apoyado por una supuesta ciencia, y para mí es un suplicio someterme a la fría indiferencia del "hola", cuando me encanta besar a mis amigos y en cambio me caen fatal las revistas del corazón.

La comparación con el haiku no tiene precio! Fantástica!

Eeemmm, ¿besos o sólo "adiós"?

Luis González dijo...

Protegidos como estamos en el reino espiritual de la blog-sfera, indiferente es beso, hola, mano o arrumacos gatunos. Sea, pues, lo que desees.

El texto - los textos - que nacen de la noticia los planteo en el "con- texto" de la micropolítica, algo así como la gestión de nuestro poder de amar y dañar en las relaciones habituales. La salud pública - macropolítica - a veces supone alteraciones importantes en las relaciones con nuestros cercanos. La salud pública y la responsabilidad castran nuestro poder como decía que el lema del caso es un haiku castrado. Y es esta tiranía (médica) sin escapatoria pues, ¿seguimos besando o dando la mano si nos advierten del riesgo de contraer la enfermedad X o sembrar el caos sanitario?.

En fin, el texto, los textos, queden planteados para subrayar una vez más el profundo contraste bicefalino entre la ciudadanía ilustrada, racional y responsable que corta nuestras alas y un ímpetu poético que nos convertiría en monstruos si lo dejásemos llevar al orden de lo político. No consigo salir de la contradicción y, para no enloquecer o abrir vías en vena, escribo. Cobardía, amiga, y pido perdón a tu fortaleza por ello.

Diagnosticas bien a Bicéfala en tus comentarios cuando censuras su escapismo. Pero así es esta jodida tortuga que me arrastra.

¡Salud y librepensamiento, Susana!

@SusVersiva dijo...

Apreciado LUG, cómo me gustaría poder confirmarte que tengo una gran fortaleza, una tremenda valentía y cero escapismos. No es el caso, ni por asomo, vamos. Quizás mi escapismo a mi habitual y a veces fastidiosa soledad doméstica se deriva hacia besuquear, abrazar, tomarles las manos y todas esas cosas que cargan a personas mentalmente sanas como tú.

(Y eso es sólo el principio).
Pero bueno, que tire la primera piedra el que se salve. Y nosotros orgullosos y aun así los más mejores.

En breve, la Sanidad Pública macropolítica es muy posible que nos informe de que decir 'hola' a una determinada distancia ofrece casi los mismos riesgos, y que lo peor es moverse en transportes públicos, ir a grandes almacenes atestados de gente y, sobre todo, acercarse a los hospitales o los centros de atención primaria. ¿Qué hacer con todo ello? Por ahora, y mientras no se declare un estado de emergencia que nos mantenga aislados los unos de los otros, yo pienso que lo mejor es seguir haciendo lo que nos manden los instintos.

¡Me quedo con los arrumacos gatunos! ;o)

NS dijo...

Impresionante la imagen del beso entre Gorbachov y Honecker. No podía haber elegido una imagen mejor para ilustrar el beso de Judas. Yo he escrito algo sobre ello (bueno, Dahrendorf lo ha escrito) en:

http://nonsolascripta.blogspot.com

Buenas reflexiones.

PÁJARO DE CHINA dijo...

Acá el invierno llegó primero y la paranoia también. La micropolítica es elocuente hasta la obscenidad. Reproduce y retroalimenta los haikus castrados (esto es Bicefalina en estado puro) del poder de turno, no para no contagiar, sino por temor a ser contagiado. La gente agotaba los barbijos y los comerciantes cuadruplicaban su precio. La gente se sacaba de las manos el alcohol en gel para limpiarse las ídem, como víctimas de un trastorno obsesivo compulsivo. Nada hace tan bien el humano como cuidar su propio culete.

"Este Apocalipsis que no acaba de arrancar ...". Chapeau! Siempre a punto de irnos a la mierda, pero sin irnos a la mierda, del todo. Siempre al borde. Una pseudo-penetración molesta. La puntita. Nunca el falo enhiesto por completo (perdón que hoy no ando muy fina).

Certero disparo sobre la peligrosidad del beso. El beso es letal. Y si es con lengua ni le cuento. Derrumba muros, envenena corazones, puede poner en movimiento la máquina de la tortura (no solo para Cristo) y dejar un sabor amargo en la boca que dure para siempre, a uno sí y a otro no, porque los besos rara vez son simétricos y proporcionales.

¿No es esta pandemia acaso el climax de la era virtual, como bien dice Bicefalina? Nada de tactos ni contactos corporales, domesticación del miedo con asepsia en los modos, una sociedad plural y democrática de "holas" sin apretujones ni movilizaciones masivas.

Ahora todos los "otros" son una amenaza, como siempre lo han sido, pero esta vez la amenaza se declara y se componen haikus en su honor.

Mejor quedarse en casa y tocarse solo para tener niños, que coman ricas tortas en tiernas escenas familiares ilustradas por Rockwell.

Siga gatillando, Bicéfala. Bienvenidas sean sus balas.

Stalker dijo...

Por suerte, como haiku es malísimo... y como probable acicate para la "segregación" que se nos avecina, bastante preocupante...

Cuando supe del mensaje me asaltó la indignación. ¿Qué queréis que os diga? Prefiero ser el primer contagiado, quiero contagiarme ya. Que me besen por la calle, que me inunden alientos ajenos. Mejor que me corten las manos a dejar de abrazar.

Aunque se tratara de la peste: es mejor morir que aceptar la indigna tutela de los expertos, el mezquino imperativo categórico de la geostrategia político-farmacéutica. Ya basta de patrañas.

Tu texto es deslumbrante, bicéfalo, aunque sorprende eso de que los blogs sólo contagian "locura". Entiendo que lo dices en sorna o con media sonrisa.

Aunque sí, quizá tengas razón: contagian locura, en efecto. Locura que dinamita catedrales e incluso la propia estructura del lenguaje. Propician una experiencia de intensidad e imantación poco común en el mundo contemporáneo: un regalo, una sorpresa inesperada. Te lo dice alguien que nunca pensó en tener un blog y que cree muy poco en Internet, y si me apuras en el género humano, pero aquí he conocido gente tan excepcional y generosa que se le saltan las lágrimas a uno a poco que lo piense.

¡Salud y anarquía, Ser Bifronte!

PÁJARO DE CHINA dijo...

Coincido con el búfalo Stalker. Yo no sabía ni qué era un facebook (un féisbuc, digamos) y me resistía a la experiencia del blog porque me parecía que era un "hola" ministerial, lejos del beso. Pero este extraño dispositivo me ha mezclado con gente tan increíble que es sencillamente lo mejor que me ha pasado en los últimos tiempos. Porque yo me siento mezclada con ustedes. Entremezclada. Claro que no dependía del "blog", sino de quiénes y para qué lo mantuvieran, como todo, sospecho. Besos conmovidos.

Luis González dijo...

Oh, dios, cuánta belleza en la apología del beso y del abrazo, del instinto que debe seguirse (Susana), de la muerte que me llegue si fuere el caso (Stalker), del beso conmovido marielino en el invierno austral. Todo por tocar al otro, por sorber sus miedos y anhelos bajo la forma de baba o saliva o moco. Toquen, amigos, besen y den la mano. Reciban mis arrumacos gatunos ( me reservo la saliva para aclarar la garganta y las teclas, sorry). Yo me lavo higiénicamente las manos - oh, Pilatos - si entre tanta muestra de amor la Seguridad de Estado les acusa de enemigos del pueblo (y con "razón"). No digan que no les avisé. Como San Pedro les negaré tres veces o como Winston Smith manifestaré su poco amor al Gran Hermano. SE lo mercen por besucones

Mariel, jo, el apocalipsis no llega y digamos que eso debe significar "suerte". Tenemos la inmensa fortuna de vivir en este paraíso que nos mete la puntita apocalíptica, sólo un poquito para dar miedo o gustirrinín, qué se yo, tal vez para animar las rebajas o para enfriar la tendencia juvenil al alcoholismo y la drogadicción. Desde la "destrucción mutua asegurada" de la guerra fría me llevan metiendo apocalipsis por los orificios tubulares, antes bajo la forma de misil geoestratégico, ahora tamiflú. Da miedito tanto apocalipsis.

Coincido con el inmenso placer que genera el trabajo bloggg cuando se crea una red de complicidades. Virtualmente, besos de agradecimiento.

Luis González dijo...
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