
Decía ayer: Porque, como es sabido, mi alma sólo es soportable cuando está en los huesos.
Y llevé el alma a la pudridera para que la despojara el cuervo de toda la carne y sus redes nerviosas, de la experiencia y su doble, de la memoria y su sombra. Esta maniobra, inaceptable en lo público, se torna legitimable en el mundo de la privacidad más estricta, la que a nadie importa ni decirse puede que moleste a la Justicia ni a las vecinas o compañeros del tajo que, como todo el mundo sabe, se imponen a grandes saltos en la historia.
Se pelan los huesos y, en las alturas del Tibet o en la cercanía del Ganges -Mississippi, mujeres de atributos tradicionales (no confundir con la Venus de Willendorf) muelen tibia y omoplato, cráneo y coxis, y mezclan la polvareda harinosa con aguas de divertida procedencia, creando una papilla que mastican en múltiplo de siete hasta el amanecer del sexto dia. Y el séptimo descansan y se dan al baile, abandonándome como esputo cerca del campo de las fresas.
Soy su papilla - ya sé que no me entienden - y el sol me seca hasta reconvertirme en huesos del alma, alma roja que inhala el perfume de la fresa, su color y textura en la lengua ----- la lengua de la mujer el día de fiesta con aguardiante en las papilas, ganas de burla al macho y un organillo de charanga en la lejanía. Fresas que convierten el alma en impresión fugaz de color (y sólo sería eso si se mantuviera sabia el alma en el campo de las fresas, si no se dejara conducir por el deseo y su esclava, la palabra; si todo quedara arrumbado en el haz de las impresiones inconexas del que hablaba Hume).Huesos de fresa, me reconstruyo como Golem entre las raíces; me prometo ser sólo osamenta para no volver a caer en la seducción de los ojos de las que bailan y hacen música con las piedras del suelo. Pero todo es inútil. El alma se levanta en esta verbena y se cubre de novísimo tejido nervioso color labios-fresa como el que redacta un poema transvanguardista. Nace en la broma la carne cuando los huesos vibran en un escote, debajo del remolino de la falda, con aguardiente y chiste y burla del macho sin hueso en su serpiente que ya tiembla (confundido el cimbreo con el movimiento del alma).
Cha-cha
..... Y la rueda me llevará a desear, de nuevo, el pudridero porque..., como es sabido, mi alma sólo es soportable cuando está en los huesos.
Imagen: Venus de Willendorf;






















