jueves, 18 de noviembre de 2010

CRUCE DE MIRADAS (2)

La petite danseuse de quatorze ans(Edgar Degas, 1881)

- I -

"...esa turbadora escultura llamada Joven Bailarina de 14 años, uno de los mejores ídolos del moribundo siglo XIX"(...) "Sobresale entre estas peligrosas muchachas la escultura mistérica de la niña de catorce años en la cuarta posición, idolillo más cercano a las terracotas de los arcanos etruscos que a la pederastia. En ella y en su cientos de variantes, apenas vistas en vida de Degas, hay un enigma que requiere un tiempo del que ahora carecemos. Ella desdice, desde su intangibilidad, a las bailarinas de Picasso....(...) "Última encarnación del espíritu, Picasso sitúa en su tumba genital al impasible, al inaccesible, al estrictamente ocular Edgar Degas, el artista que alcanzó a ver, quizás por última vez, a las divinidades femeninas en su monstruosa adaptación a la vida moderna"(Félix de Azúa: Degas y Picasso coinciden en el burdel, 14. noviembre. 2010)

"Les critiques ne s'y trompèrent pas : l'oeuvre fut violemment accusée de représenter la fillette de manière bestiale ; on la compara à un singe ou un aztèque ; on lui trouva un visage "où tous les vices impriment leurs détestables promesses, marque d'un caractère particulièrement vicieux".(Mentions légales © Musée d'Orsay 2006. Oui)


- II -

La fillette es Marie van Gothem y suponemos que no era ni mono ni azteca. Sin embargo, esta imagen de poco más de 95 cm de altura, algo de ambos posee (en todo caso, la primeras miradas que cayeron sobre la cosa, por rancias y cegatas que nos parezcan, ¿no poseen un indudable interés a la hora de narrar los sentidos del objeto artístico o para proceder a su desnudamiento y desvelar la literalidad del signo?). Hoy desconocemos el sentido de esos ojos entreabiertos pero no lo asociamos a los vicios de la lujuria picassiana. Hemos visto ya tantas miradas, tantos ojos se han posado en nuestros ojos, que esta extraña (y apagada) mirada que se nos cruza en la sala parece que nos viene de atrás, quizás sí de la inconsciencia animal o de la brutalidad que no pronuncia su nombre salvaje; tal vez los ojos de Marie se encaminan hacia el pasado mañana. ¡Quién sabe! ¿Y si sus retinas aún no han llegado a su destino?! Ese "caractère particulièrement vicieux" ¿será el horizonte que ahogará a nuestros hijos - a nosotros mismos - entre las piernas, como una serpiente, como el lazo vegetal de una selva de cultos oscuros?



- III -

Ídolo salvaje o matriz de todos los vicios (bajo el imaginado color impresionista del ajado tutú). Azúa nos habla de un icono del siglo XIX moribundo. ¿Del siglo XIX o de su agónica fusión con el XX? ¿Está la niña mirando un Rothko no-pintado? Por otro lado, ¿sabemos ya qué fue del siglo XIX - el siglo más estudiado de la historia; un espacio temporal en el que cabe justa distancia y caliente proximidad? ¿Cuánto hay del XIX en mi alma? ¿En qué lengua debo adorar a la petit danceuse como ídolo de mi salvajismo decimonónico? ¿Cuánto de ingenuidad y cuánto de ignorancia hay en mi ojo macerado por todos los -ismos, por el giro lingüístico y el pragmático, por la reducción fenomenológica y la fusión de horizontes hermenéutica, por la destrucción de la barrera entre la ficción y la no ficción de los post-post-post? Un ingenuo salvaje cierra la mirada, humilla el cuello ante el ídolo de la joven bailarina que, al comprender que ya no es observada, tiene a bien abrir sus ojos para contemplar el nuevo siglo. El XXI, claro.


- IV -


Una momia (futura) se nos presenta en el centro del escenario cuando su cuerpo aún está en flor. La quiebra salvaje de los miembros, la deformación de la danza anunciada, nos llaman al siglo de las mujeres y las matanzas, de las imágenes y las muchedumbres democráticas sin cara o con el rostro serigrafiado 6000 millones de veces. Ella es la tal Norma Jeane... su momia .




- V -



Tam Tam Tam. Ritmo de selva.

Ritmos salvajes fluyen y penetran en el Palacio de la Danza. ¿Qué fue de las posiciones clásicas de nuestra danceuse? La cuarta posición de la niña no es ya sumisión sino provocación, inicio del movimiento quebrado del siglo XX. La niña como Joséphine Baker.

Los africanos esperan en la retaguardia a la reina (con su tutú).

Un mono o un azteca. Niña descarada como una joven poeta poetry is not dead. Inocencia pespunteada por todos los vicios adultos - los que dejan huella en la cara; las viejas almas solitas no pueden reciclarlos y contratan jóvenes bailarinas come- corazones (como en la novela de Boris Vian). El alma de la danzante en posición cuarta composta todas las tropelías. El alma adulta no puede con toda la basura y recicla con niñas que absorben, en la inmediatez de la materia que dan los catorce años deformados por la danza, todos los pecados del siglo como un sumidero de CO2.

La postura de piernas y brazos es la convulsión de la materia cuántica, la alegría del progreso en su resaca, el salto adelante de la famélica legión.

La cuarta postura.
Ella es ella; la momia de Norma Jeane que mira a nuestro pasado mañana desde 1886 e inicia un movimiento enloquecedor como la Baker.




Josephine Baker: Danse Sauvage (Revue Nègre)



Joséephine Baker & The Thompson Jazz Orchestra: Platation (1927, Revue des revues)

No hay comentarios: