Narraciones Bicéfalas de ayer y hoy
presentan a
Aquiles y la Tortuga
En
El enigma Zenon
presentan a
Aquiles y la Tortuga
En
El enigma Zenon
Extrarradio de Elea; 15 de agosto del 325 a.C, madrugada
Relata el filósofo la aporía pretendiendo crear en su público – dos niños y tres borrachos que se negaban a abandonar la bodega – la sensación pánico.
- Que nadie se marche a su casa. Hay más conversación que vino en las odres. Yo digo: Aquiles, el más rápido, nunca saltará por encima de la tortuga.
Habla Zenón y las cifras se quiebran promiscuas del cuatro al dos y del dos al uno, y cuando todos daban por sentado el fin de la escapada, se nos revelan el medio y el cuarto, y aún más pequeñas magnitudes desconocidas que envenenan los pasos de bailarín del más valiente de los aqueos.
- Nadie salta, no, a la vieja tortuga que recorre el camino que sólo ella revela porque nadie,de manera efectiva, la adelanta.
(Coro: Es por eso que ella, que sólo de prosa entiende, es vidente.... como los poetas).
Improvisan fuerzas y los borrachos arrojan al sabio a la calle. En el suelo, oye voces que acusan de sofisterías a sus palabras. Y de mal viaje. O de no saber beber.
- ¡Idiota! – le dicen - ¡Queremos romperte la crisma! ¡Quebrarte la carne! ¡Reducirte a átomos que para la ocasión inventaremos !(así nació el atomismo y el materialismo, productos tabernarios y populares).
Sin mirar atrás Zenón se arrastra por el suelo. Presiente la llegada de pedradas y garrotes, diferidas por su lógica en parábolas infinitas que, sin embrago, duelen ( Reflexiona: “ si las piedras no llegan realmente, sí duelen por adelantado. Debe ser cosa de la materia que, en efecto, predice la herida").
- ¡Epojé! – grita el sabio -¡Hágame el maestro siervo escéptico!. Suspendo todo el juicio y abro el espacio del alma a mi sorpresa. Sólo una conclusión más: ¡No debí levantarme de la cama hasta haber vencido la resaca parmenídea! Ahora, hágase la historia....
(Imagen: Comuneros paisinos y estatua de Napoleón, Place Vendome, Paris Mayo 1871)
1 comentario:
¡Muy bueno!
A veces creo comprender a la tortuga (bicéfala) y me siento capaz de dar volteretas y saltos en el infinito.
¡hasta el infinito y más allá!
Publicar un comentario