jueves, 5 de marzo de 2009

FILOSOFÍA Y BOLONIA

Vía Phiblógsofo se invita a la reflexión sobre Bolonia (el proceso) y la filosofía. Realmente el tema es lo suficientemente complejo como para ser sabio el silencio pero ¡quién quiere ser sabio si se puede ser diletante!. En todo caso por lo que sé y por lo que supongo, por lo que parece y por lo que se teme, por esperanzas y frustraciones, por las visiones especulativas, me cabe decir:


1.- Me parece razonable lo que dijo hace un par de días Miguel “Boulesis” Santa Olalla en su blog y que en nota al pie pedí refrendar.


2.- Parto del supuesto de que las normativas y estructuras institucionales, con ser condicionantes ( y hasta trascendentales) en la constitución de la historia y la existencia finalmente deben apoyarse en el “hombre que trabaja y juega” que decía Xenius y esta pobre criatura se ve afectada por múltiples factores, incluida su santa voluntad. Así, para no ir más lejos, me parece que las décadas de psicopedagogía more logse( o como quiera llamarse) no han conseguido implantar un modo de enseñanza de tal tono en las enseñanzas medias (para bien o para mal). Pues lo mismo con el affaire boloñés. Todos los andamios normativos funcionarán de un modo u otro dependiendo del personal que lo sustenta: los profesores y los alumnos. Por eso, cualquier cambio de interés exigiría un paralelo cambio de espíritu de los tiempos. Respecto a este cambio de actitud espiritual soy escéptico ( salvo catástrofe) y me da la impresión de que, como siempre, se cambia algo para que todo siga igual (endogamia universitaria, profesores que sólo atienden a su clan y a su tema, donde el quién importa más que el qué (se dice) y el afán de magisterio arruina la humildad – no exenta de soberbia – que debe funcionar en el conocer. Pero, quién sabe .


3.- No me parece mal que se armonicen los sistemas educativos de Europa, que aparezca el grado de cuatro años o que se plantee un postgrado. No me parece mal que la (grosera) rentabilidad sea un criterio – pues todos pagamos la cosa – aunque no sea necesariamente ni el único ni el principal ( o sí, quién sabe). No me parece mal que el sector privado aporte dinero para mejorar ciertos estudios y que exija lo que necesita (si es que lo sabe, claro, pues quizás una de las tareas de la universidad sea abrir los ojos al mundo de la rentabilidad y el negocio, en ocasiones tan ciego como las propias instituciones educativas). Me parece, por tanto, bien que la escuela superior y los negocios se entrelacen y hasta, como dice el lapsus del presidente, forniquen para ver si se hace a la gente feliz y libre. Y que la gente, no tan feliz y bastante más esclava, los quinientoseuristas y los jóvenes, se metan en la cama de esta orgía de las élites con su látigo de reivindicación, superando la pasividad del sodomizado como en sueños. El trabajo en las alturas del sistema no tiene por qué entorpecer el trabajo del subsuelo (antes bien: el trabajo de zapa democrática, la participación y la lucha reivindicativa no puede institucionalizarse, debe fluir como fuerza de realidad).


4.- No me parece mal que se pregunte a la filosofía(en la universidad y los estudios medios) por su catálogo de servicios y sus compromisos de calidad. No cabe esperar que las gentes apuesten por financiar el negocio especulativo si no tiene claro que es un nec-otium y no sólo un mero otium que, bien pensado, debería costear el usuario de los placeres. La pregunta utilitarista está justificada en la mayor parte de las actividades humanas. ¿Por qué no pedir informes sobre aquel que ponemos al servicio del público?



4.1. Corolario: Desde luego, la filosofía existirá siempre con Bolonias y sin ellas, con escuelas y sin facultades. Pero eso no es el tema.


5.- Creo que cabe ofrecer argumentos sobre el papel de la filosofía en el sistema educativo. Creo que formar para la abstracción, la competencia especulativa, es un trabajo de interés para los señores de los negocios y para la sociedad. Por lo demás, todas las filosofías de... (y muy especialmente, en el orden jurídico-político, la ética práctica y la teoría política) son precisas como instrumentos de autoevaluación del sistema desde criterios pragmáticos y ético-políticos (Coda: ¿no es esto de la filosofía evaluadora del orden del saber algo ya superado? No sé pero o la filosofía es evaluadora o la evaluación es filosófica).

La filosofía, como el esclavo de los generales romanos, recuerda por interés en la eficacia, que todo constructo es mortal y tiene sus horizontes de construcción y destrucción. Por eso no es tontuna que la filosofía debe tener un poder de otear futuros (para hacer realistas a los constructores de pragmatismos). ¡Creemos ese poder, que para eso contamos con un amplia tradición!


6.- La polémica de la filosofía, en este contexto, creo que se incluye en la problemática más amplia de la situación de las humanidades. En verdad creo que ya va siendo hora de fundir en nuestro interés toda la saga de la humanidades: la reflexión filosófica y la literatura, la ficción y la historia, liberando incluso a las ciencias sociales de la “trampa” científica que sólo ha servido para incrementar su complejo. ¡Siéntete orgulloso de las letras y de la actividad del lenguaje, letras útiles porque leen el futuro, ordenan y fortalecen el carácter, transforman, nos hacen más clarificadores!. Un negocio, vamos; un chollo que hasta un pueblo de demonios-hombres de negocios, si son inteligentes, aceptarán.


7.- ¿Y el master para las futuros profesores de enseñanzas medias? Si las cosas se hacen bien, ¿por qué no? Cuando yo llegué a la escuela, después de mi paso por la Universidad, olía a desvarío especulativo. Tuve que aprender por ensayo y error a actuar ante mi público. Sirva el master como ensayo, para tocar tierra y mirar al público, para dejar claro que la enseñanza trata con niños-adolescentes y que a ellos nos debemos.

7.1. Otra cosa: ¿Frustrará las expectativas especulativas de los estudiantes los sólo cuatro años de carrera? No tiene por qué pues la biblioteca alejandrina es infinita. Necesitamos sapientes filósofos paridores de conceptos y captadores de matices. Pero cada cosa en su sitio: Un buen profesor de filosofía seguramente es mejor que sea un pensador apañado pero me parece claro que un gran filósofo no será un gran profesor si no cae en la cuenta de su público. Desde luego: ¡Pedagogía, idiotas, pedagogía!. Pero, ¿qué pedagogía? Ahí está la lucha.

7.2. Por cierto: creo que las facultades de filosofía deben cuidar-nos más a los profesores de medias. Somos su público natural.

1 comentario:

Luna Miguel dijo...

sintomasagotadoyhacialasegundaedicion
peroluchoporlabicefalialucho